
Concluye México en cuarto lugar en Panamericanos Junior Asunción 2025
Espresso ComPol
Las personas involucradas en política (se olvida) son eso, precisamente: seres humanos. Esta generación de gobernantes y liderazgos políticos es la más criticada, atacada y observada de la historia, lo que lleva a hacer la pregunta: ¿cómo es la salud mental de nuestros líderes políticos y gobernantes?
Una pregunta que nadie hace o quiere hacer.
Siempre ha sido, pero ahora es omnipresente: la política se convierte en un campo de batalla permanente desde lo más público hasta lo más privado. Los líderazgos políticos enfrentan una crisis silenciosa que amenaza no solo su bienestar, sino también la salud de nuestras democracias. La fundación Better Politics con sede Berlín, Alemania ha publicado un reciente estudio que revela que los políticos en funciones tienen un bienestar mental inferior al de los empleados de servicios de emergencia, con un 41% de los encuestados reportando bienestar mental bajo o muy bajo. Esta cifra es alarmante, especialmente cuando se compara con otras profesiones de alto estrés, como la policía o el personal de ambulancias.
La mayoría de las personas olvidan que el alcalde, gobernadora, legislador o presidenta simplemente son máquinas políticas o de poder, sin sentimientos ni pizca de humanidad, pero son personas como todas las demás. El estrés de ocupar un cargo público no solo afecta la salud mental de las y los políticos, sino que también tiene un impacto directo en la toma de decisiones. Las decisiones que toman nuestros líderes tienen repercusiones profundas en la sociedad. Abordar cuestiones como la inseguridad, desigualdad o los conflictos requiere creatividad, resolución de problemas y visión a largo plazo. Sin embargo, estudios han demostrado que todos estos elementos clave se ven reducidos por un bienestar mental bajo. Necesitamos que quienes lideran nuestras democracias estén en plenitud de sus capacidades para responder a las necesidades de sus comunidades.
La violencia y el acoso son factores que disuaden a los líderes emergentes y alejan a los políticos existentes. Entre septiembre de 2020 y mayo de 2021, murieron 88 candidatos en México y más de 50 en lo que va del 2025; en Filipinas, unos 945 funcionarios electos fueron asesinados en 15 años, y en Ecuador, tres políticos fueron asesinados en el transcurso de un mes, sin olvidar el caso de Miguel Uribe Turbay en Colombia. El acoso en línea es un problema grande y creciente. Los políticos existentes, especialmente aquellos que pertenecen a grupos subrepresentados en el liderazgo político, están siendo silenciados o deciden abandonar sus cargos. Los aspirantes a líderes optan por no postularse, lo que repercute negativamente en la democracia y en los ciudadanos.
Las barreras financieras también juegan un papel crucial en la crisis del bienestar mental de los políticos. Contrario a lo que muchas personas piensan, algunos políticos, especialmente en contextos de Estados Unidos, reciben salarios bajos o incluso nulos.
Los salarios varían considerablemente: los ministros de Singapur ganan un salario de referencia de aproximadamente 690,000 dólares americanos, mientras que los legisladores estatales en el estado de Nuevo México, Estados Unidos; no reciben remuneración alguna.
Un político estatal estadounidense relató que tuvo que acudir a un banco de alimentos para subsistir. Otros entrevistados señalaron que solo podían desempeñar el trabajo porque vivían con sus padres. Muchos tienen un segundo empleo. El estrés financiero y la inseguridad económica disminuyen el bienestar mental y reducen el número de personas que pueden permitirse ejercer cargos públicos.
Estamos desaprovechando el potencial del desarrollo del liderazgo político.
La mayoría de los políticos del mundo parecen tener poco o ningún acceso al apoyo formal al bienestar mental a través de los partidos o las legislaturas. Mientras tanto, el mercado global de bienestar corporativo alcanzó los 61,800 millones de dólares en 2022.
Una búsqueda en Google de "terapia para directores ejecutivos" arroja una larga lista de resultados relevantes, mientras que una búsqueda de "terapia para políticos" solo arroja uno. Estas discrepancias entre el sector político y el privado nos hacen preguntarnos: «¿Cómo sería la política si dedicáramos, aunque fuera un porcentaje de los fondos y la atención que se dedican al desarrollo empresarial a la formación y el apoyo de los políticos?»
Es hora de una actualización para el siglo XXI, no solo de más programas de bienestar individual. Hemos desarrollado un marco que describe las influencias culturales, institucionales e individuales -positivas y negativas- en el bienestar mental de un político. Las iniciativas para apoyar el bienestar mental de los políticos deben abordar todos estos niveles. No puede ser tarea de cada político velar por su bienestar, especialmente en el caso de los líderes de grupos subrepresentados en el poder. Se necesitan cambios estructurales y normativos en el rol.
Los programas de mentoring, de formación y las redes de iguales son las principales prioridades de los políticos. La mayoría de los políticos encuestados desean tener acceso a más recursos o programas de apoyo a su bienestar mental para poder servir mejor a los ciudadanos. Los cinco tipos de apoyo más solicitados por los encuestados son el apoyo entre iguales, el mentoring, la formación, el coaching y la terapia.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer en este ámbito: la mayoría de los encuestados está de acuerdo o muy de acuerdo en que existe un estigma en torno a los políticos que hablan y buscan ayuda para su bienestar mental. La deshumanización y el estigma afectan mucho a los políticos.
A pesar de los desafíos, los políticos siguen cumpliendo con sus responsabilidades. Los políticos que fueron encuestados y entrevistados por la Better Politics Foundation demostraron que seguían asistiendo a las votaciones, comunicándose con sus electores y con los medios de comunicación, y cumpliendo sus mandatos políticos a pesar de las dificultades de su trabajo y de sus puntuaciones relativamente bajas en bienestar mental.
Esto sugiere que, en general, los políticos son un grupo resiliente y altamente funcional, apasionado por su trabajo.
A pesar de los retos, los políticos consideran que servir a su comunidad es un privilegio. Los y las líderes políticos ejercen un gran poder, a menudo provienen de entornos privilegiados y muchos ganan buenos salarios. Casi todos las y los políticos que fueron entrevistados dejaron claro que, a pesar de los retos, consideraban que servir a su comunidad es un «privilegio», a pesar de todo. La salud mental de quienes ejercen el liderazgo político es, sin duda alguna, un tema del que nadie quiere hablar, pero es fundamental: entre más sanos estén las personas que ejercen el liderazgo político, tomarán mejores decisiones y eso impactará positivamente en la democracia global.
ESPRESSO COMPOL
La satisfacción de servir constituye uno de los factores positivos que influyen en el bienestar mental en el cargo, y representa una oportunidad. Si conseguimos reforzar estos elementos positivos, aumentarán las posibilidades de atraer y retener a líderes políticos con vocación de servicio, motivación intrínseca y procedentes de diversos orígenes. La sociedad le dice adiós, paulatinamente, a esa generación de políticos que comunicaban un liderazgo de piedra; rígido, casi perfecto y totalmente deshumanizado.