
¿Y la salud mental de gobernantes y políticos?
La X en la frente
Moisés Molina*
El pasado viernes estuvo en Oaxaca el Dr. Juan Jesús Garza Onofre, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Lo invitó la Escuela Judicial de nuestro Poder Judicial oaxaqueño a presentar su libro “La Constitución Desconocida” escrito en coautoría con Javier Martín Reyes.
Ahí estuve para hacer los comentarios a la obra y a la vez para celebrar con las y los graduados de las especialidades en distintas áreas del derecho que en el mismo acto recibieron sus diplomas.
La Constitución Desconocida es una obra que ha dado de qué hablar y ha merecido los comentarios de personalidades del gremio jurídico, como Gerardo Laveaga, quien recientemente publicó una reseña.
Es un texto jurídico publicado por una editorial – de esas masivas- que no edita libros jurídicos. Eso de entrada ya dice mucho.
Y es que ¿quién dice que lo jurídico debe ser solo para los abogados?
Ese estereotipo ha sido el origen de nuestra gran tragedia pública y social, creer que la Constitución y las leyes son solo asunto de los abogados y de gente que trabaja y se mueve en juzgados y tribunales.
Por eso el libro se llama así; porque desconocemos nuestra Constitución.
Porque si todos los mexicanos fuéramos conscientes de todos nuestros derechos y de todas las obligaciones que la Constitución impone sí o sí a quienes nos gobiernan o nos representan, este país sería distinto.
No podemos exigir con fuerza y convicción lo que no conocemos, lo que ignoramos.
El libro gura entorno a la urgencia de hacer “cultura constitucional” en México a partir del “diálogo constitucional”.
Debemos adentrarnos al entendimiento de nuestra Constitución desde la primera infancia y desde los hogares, porque la Constitución no es solo norma jurídica (a norma suprema) sino la hoja de ruta que define también los valores, las aspiraciones y las notas distintivas de nuestra vida en común.
Por eso se dice que la Constitución es un pacto y un crisol de aspiraciones cuyo mas grande defecto es que no ha sido posible hacerla una realidad.
Y de eso trata el libro. Nos explica brevemente, en un lenguaje claro y sin rodeos nuestras paradojas que nacen de lo que la Constitución dice y lo que realmente sucede en la realidad.
Así la Constitución se rebela como un catálogo de promesas incumplidas y como una moneda de una sola cara.
Corresponde a los ciudadanos acuñar la cara que sigue haciéndonos falta.
Porque ¿Cómo es posible que la Constitución diga que la igualdad es un derecho de todos los mexicanos, mientras casi la mitad de nosotros viven en algún grado de pobreza?
¿Cómo se puede entender que afirme a la presunción de inocencia como otro de los grandes derechos, mientras seguimos ampliando en el artículo 19 los supuestos para meter a la gente a la cárcel sin sentencia?
¿Cómo entender que fue nuestra Constitución, la primera (antes que la alemana y la rusa) en reconocer los derechos sociales a la educación , la tierra y el trabajo y nuestras realidades en esos rubros son dramáticas?
¿En qué momento cupo en nuestra cabeza que todo se resuelve metiéndolo en la Constitución?
Casi todo lo que nuestra Constitución dice, está bien.
El problema es que los responsables de hacerlo realidad somos fanáticos de la ficción o de la simulación.
La Constitución Desconocida es un libro breve y claro que debe ser leído por todo aquel que quiera entender como usar toda la fuerza que esconde nuestra Constitución en lo que dice.
*Magistrado Presidente de la Sala Constitucional del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca.
La publicación de la columna no tiene ninguna relación con el Tribunal Superior de Justicia