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Oaxaca, Oax., 30 de abril 2011 (Quadratín).- María del Carmen Espinoza Torres, directora del Centro de Apoyo al Niño de la Calle de Oaxaca (CANICA) y ahora integrante del Comité Municipal para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, aseguró que Para muchos grupos (los niños) son ciudadanos de segunda, porque no votan y no generan recursos económicos; Lo que buscan normalmente es la foto y acciones electoreras, y así nunca vamos a romper el círculo de la pobreza y el trabajo infantil, sostuvo la nueva funcionaria, al tiempo que propone acciones concretas para salvaguardar los derechos de la infancia.
Espinoza Torres es Licenciada en Derecho por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, y desde enero de 2007 a la fecha, es directora general del Centro de Apoyo al Niño de la Calle de Oaxaca A.C (CANICA), una organización lleva 19 años trabajando con niños y adolescentes trabajadores de calle. Es Maestra en Acción Política y Participación Ciudadana, y tiene un Diplomado en Inteligencia Emocional Aplicada a la Educación. Desde hoy, forma parte del
Comité Municipal para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que se instaló en el marco del Día del Niño, y que tiene como finalidad el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño.
La legislación general establece una larga lista de derechos para las niñas y niños, entre ellos, el derecho a la educación, a la salud, la alimentación, a una vida en familia, al juego, a una genuina participación infantil; el derecho a la libre expresión, a la libertad de tránsito, y muchos más.
Hablar de niños en situación de vulnerabilidad es hablar de violencia social, institucional y también intrafamiliar, que es un tema muy grave que cada día afecta a más familias. Es también hablar de niños con discapacidad o sin acceso a la educación, que es el derecho más sensible en los niños que viven en la pobreza extrema.
Si se hace un repaso de la historia de la legislación, se concluye que en Oaxaca es mucho el retraso. La primera ley internacional que habla de los derechos de los niños es la Declaración por parte de Naciones Unidas en 1959. Después vino la Convención de los Derechos del Niño, establecida en 1989. Once años después, México genera su propia Ley Federal, en el año 2000. Deberán pasar 6 años para el establecimiento de la Ley estatal, que prevé la instalación de los Comités municipales. Cuatro años después, en abril del año pasado, se constituyó el Consejo Estatal. Hoy, 5 años después, se acaba de gestar el primero de los que tendrían que ser los 570 Comités Municipales de Oaxaca, para salvaguardar los derechos de los niños. Para Espinoza Torres Este es un primer paso importante, ya que el municipio de Oaxaca es el primero en establecer este tipo de Comité.
Espinoza Torres sostiene que es necesario dar a conocer los derechos de los niños. El reto en la ciudad es muy grande. En términos generales, a nivel nacional, somos ignorantes de los derechos de la infancia. Hoy está de moda hablar de los derechos humanos. El problema es que reducimos los derechos de la infancia a la protección por parte de los adultos, y esto lacera la auténtica dignidad de los niños. Lo que tendríamos que plantear es que nuestros niños son sujetos de derecho, y esa es una visión que cambia diametralmente cómo vemos el tema desde el mundo adulto. Se plantea el problema de que como las y los niños no son ciudadanos, en el marco legal, entonces para muchos grupos políticos son ciudadanos de segunda, porque no votan y no generan recursos económicos, y ahí comienza la desestimación. El reto es que desde el Comité municipal logremos impulsar un cambio de mentalidad a través de acciones coordinadas y campañas de información, sostuvo Espinoza.
Niños trabajadores
A nivel estatal, los niños y adolescentes menores de 18 años suman el 38 por ciento de la población. De acuerdo a la última encuesta del INEGI, del año pasado, existen en todo el estado de Oaxaca cerca de 156.000 trabajadores de calle entre los 5 y los 17 años. En la ciudad, tampoco hay conteos de los niños trabajadores, pero la organización CANICA, sin recursos para realizar estudios objetivos, ha contabilizado cientos de niños y niñas solamente en sus registros.
Espinoza Torres sostiene que el trabajo infantil está arraigado culturalmente y no puede decirse que sea malo. Considera que lo importante es que el trabajo no vulnere y no excluya a los niños de la vigencia de sus derechos. En muchas sociedades y culturas del mundo, no sólo en México, puede ser bien visto un trabajo infantil de acompañar, de apoyar a la familia. En muchas de nuestras comunidades rurales está generalizado el trabajo de los niños. Pero cuando una niña o niño no va a la escuela porque tiene que trabajar, ahí estamos vulnerando sus derechos; cuando es expuesto a la violencia social como el narcotráfico, el crimen organizado, la drogadicción o el alcoholismo, porque tiene que estar trabajando en el centro histórico de la ciudad, ese trabajo no es digno y vulnera sus derechos, explicó Espinoza Torres, quien agregó que la apuesta es la erradicación de este tipo de trabajo infantil.
La primera causa del trabajo infantil es la pobreza. Muchos niños tienen que apoyar a su núcleo familiar para solventar gastos básicos, como la alimentación. Mucha gente acalla conciencias bajo el argumento de que todo los niños y niñas que trabajan son explotados laboralmente y que atrás hay un adulto que se enriquece porque pone a un niño a vender artesanías, chicles o a mendigar en la ciudad. Esto es una mentira. Nosotros hemos podido constatar que la primera causa del trabajo infantil es la pobreza extrema; claro que existe la explotación laboral, incluso la sexual, pero no es en la mayoría de los casos, asegura Espinoza. La segunda causa es la desintegración familiar y la tercera, la violencia.
La educación primero
Desafortunadamente, no existen cifras oficiales de aquellos niños que no asisten a la escuela. Esa es una primera tarea que las instancias de gobierno tendrían que actualizar, para conocer cuál es la realidad en números, y saber el verdadero tamaño del reto, opina Espinoza, quien considera que el primer derecho que hay que salvaguardar es el derecho a la educación: este círculo de pobreza, de exclusión, de vulnerabilidad, lo vamos a romper a través de la educación, que todos los niños del municipio puedan ir a la escuela.
Soluciones de fondo
La funcionaria considera fundamental revisar las causas para aportar soluciones de fondo y no acciones populistas de fotografía, que son solo una curita; me refiero a las políticas de muchos gobiernos, y que el gobierno ha tenido durante muchos años, de acciones asistencialistas. Eso no resuelve ningún problema de fondo, dice Espinoza. También plantea la necesidad de tener un enfoque sistémico familiar: para poder resolver la problemática de un niño trabajador de calle, tenemos que mirar su núcleo familiar. De nada sirve que a un niño trabajador se lo escolarice, se le dé desayuno caliente, útiles escolares, uniforme, si ese niño tiene un contexto familiar de un padre, madre o hermanos, que pueden ser alcohólicos, adictos o que viven con altos niveles de violencia. Lo que debe hacerse es trabajar de un modo integral con las familias.
Espinoza Torres apunta al fortalecimiento de los ámbitos comunitarios naturales, a través de procesos de formación. Estos núcleos comunitarios de la población son las familias, las escuelas y, a nivel municipal, los Convives, organizaciones, grupos de iglesias, etc. Solamente a través de metodologías educativas vamos a poder transformar la mentalidad. Debemos generar procesos educativos que no se queden en campañas muy vistosas y sensibles, pero que no llegaran a toda la población y que no tienen un impacto permanente, propone Espinoza, quien además, considera que cada quien tiene que hacer lo que le toca: el gobierno y las organizaciones, pero también el sector privado empresarial, generando empleos y garantizando los derechos de la clase trabajadora, para poder combatir a fondo la pobreza extrema. Es un asunto de corresponsabilidad, todos somos parte de la solución; no se trata de echarle siempre toda la culpa al gobierno, pero sí de exigirles políticas publicas integrales, inteligentes, con visión e impacto a largo plazo, porque lo que buscar normalmente es la foto y acciones electoreras, y asi nunca vamos a romper el círculo de la pobreza y el trabajo infantil.
Foto: Jorge Luis Martínez