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OAXACA, Oax. 3 de enero de 2014 (Territorio Score).-Es controversial por sus posturas, algunos lo tachan de radical, otros incluso de oportunista, él mismo se considera que fue un mediano jugador, pero que siempre ha estudiado no sólo las necesidades y carencias del deporte, sino que las ha vivido en carne propia es Antonio Jara Mejía, que si de una cosa se le puede acusar es su congruencia ideológica.
Alejado, pero no ajeno de la vida deportiva opina sobre ese fenómeno llamado Niños triquis los llamados “Gigantes descalzos de la montaña”
Hay varias vertientes, apunta Jara Mejía, y una de las principales es la situación mediática en la que están envueltos, porque habría que vivir o habría que conocer las condiciones en que la etnia triqui vive –sobre todos los niños y niñas–, en su región, en donde carecen de todo.
Por eso la principal vertiente es la situación mediática, es una forma de decirle al mundo que existen, en donde se le dice como sobreviven, de una manera infrahumana, es una forma de llamar la atención, eso es lo mediático.
La otra vertiente, que para mí, es la visión que uno tenga de las condiciones geográficas económicas, de las condiciones de vida que esa gente tiene, entonces tenemos que alabar lo que esos niños han llegado a desarrollar.
No es fácil romper una barrera, no es fácil que han tenido que desarrollarse en ese medio, pasar a otros espacios, irse a otras comunidades, regiones, estados y más, viajar al extranjero entonces se rompen muchos moldes atávicos, ese es el gran merito de las personas que han preparado a esos niños, que a pesar de las dificultades en las que crecen son iguales a ti a mí a todo mundo.
Eso es excelente, se ha elevado su autoestima, posiblemente no serán jugadores de NBA, incluso no podrán esta en el máximo nivel de basquetbol nacional, pero su visión ya es otra, han roto con ese molde en cual se les había etiquetado.
Son ya personas con una clara conciencia social, eso hay que destacarlo, porque ya son triunfadores, eso lo reflejarán en su vida profesional y que al ser conscientes de su realidad ellos van a luchar por sacar de las precarias condiciones a sus comunidades.
¿Conoces al profesor Sergio Zúñiga?
No, no he tenido la oportunidad de charlar con él, me gustaría conocerlo, platicar con él porque ese trabajo que realiza puede transmitir muchas experiencias en todas las regiones del Estado, cada una tiene sus peculiaridades, pero hay situaciones comunes, como es la pobreza, la marginación, en suma es el rezago social que se traduce en problemas de salud, de educación, falta de vivienda, no tener los servicios básicos.
No hay políticas adecuadas en cuanto a deporte, cultura, recreación, en fin son condiciones parecidas, por lo que él puede darnos un más amplio panorama por el trabajo que ha realizado.
Y es que la forma en que ellos práctica un deporte, en este caso el basquetbol, es parte de lo que llamo comunalidad, en un equipo de una población difícilmente puedes distinguir al más sobresaliente de los jugadores, lógico habrá quien tenga mejores condiciones técnicas, pero generalmente se desarrollan al parejo.
Y basan más su juego en trabajo en equipo, que en personalismo, para empezar las mismas condiciones físicas (estatura, peso) no permiten que puedan sobresalir individualmente. Entonces la labor de equipo es básica.
Muchas voces en específico del basquetbol inmediatamente han señalado que el equipo de niños es una falacia, que niños como ellos los hay por cientos en las comunidades, que el jugar descalzo no es nuevo, entonces porqué hasta ahora, que alguien se arriesga a hacer el trabajo, en vez de sumar lo único que hacen es criticar.
Es el famoso síndrome del cangrejo, subraya Toño Jara, todo aquel que sobresale hay que bajarlo, hay que opacarlo porque nos evidencia, hay que bajarlo porque nos señala indirectamente que aún nosotros teniendo recursos, aún a veces ocupando un puesto público o dentro del deporte.
Y es que quien realiza un trabajo fuera de esa esfera señala la ineptitud, la falta de conocimiento, y los deseos de trabajar. La sociedad -sobre todo la occidentalizada- se caracteriza por el individualismo.
Cuando hay gente que hace crítica destructiva -porque también la hay constructiva-, es que se desconoce que existe un deporte que es competitivo y uno que es recreativo, a cierta edad así tiene que ser, porque se habla de formación, precisamente, para evitar en caer en esos individualismos.
Si a los niños de ocho a 10 años los formó en esa idea del trabajo en equipo, ellos van a ser unos triunfadores, ¿por qué? Porque lo que hacen la cancha lo van a reflejar en su vida diaria, el ámbito profesional y el más importante en casa con su familia.
El problema radicaría si al niño se le inculca que el deporte tiene que ser competitivo en cualquier nivel, ese niño puede ser que se forme con la idea del individualismo y de llegar a tener ciertos logros, aquí la idea es que basquetbol sea recreativo-formativo, que sea conjunta.
Y una vez que les diste los elementos técnicos, que se hayan desarrollado físicamente y que tengan una estabilidad emocional, entonces ahora si decirles, aquí terminó lo recreativo, ahora viene lo competitivo, ese fue el plan que se trazo Argentina, de esa manera lograron el campeonato del mundo y la medalla de oro olímpica.
El proyecto argentino se cimenta y nacer con las nuevas generaciones de niños de educación básica para formarlos.
¿Ya los viste jugar? Sabes quienes no los han visto jugar son los más feroces críticos, son quienes tanto proclaman esa frase en Oaxaca existe la iglesia, la escuela y la cancha de basquetbol, pero son quienes no se dan el tiempo de irlos a ver, y dicho sea de paso esos niños lograron unir a la gente de este deporte que por años ha estado en disputa por el poder.
Son egoísmo, es desdeñar para no aceptar sus errores y limitaciones, insisto los niños tienen un gran merito. No juegan descalzos para llamar la atención, ellos juegan así porque así juegan en su tierra.
Por ejemplo hace muchos años me invitaron a apoyar a una comunidad de la Mixteca, Juan Escutia Cuquila, era un torneo escolar en donde se congregaron seis comunidades con dos equipos (varonil y femenil) en la categoría infantil, tengo los registros que mucho de ellos juegan con huaraches, descalzos y los menos con unos tenis ya rotos, esas son las condiciones en las que viven no es POSE no es una forma de llamar atención.
Sí, la forma en que ellos provocaron que los medios informativos los voltearan a ver, fue la adecuada, entonces es un síntoma de egoísmo no reconocer esos logros.
Pero está la otra cara de la moneda, la feroz crítica, pero están los que se cuelgan de los logros
-¡Son los peores!
No te explicas que estás situaciones han existido por generaciones y hoy funcionarios, directivos, se tomen la foto diciendo “aquí está el apoyo”.
-¡Es el vil oportunismo!
¡Actuar de esa manera es bastante grave!
-Sí, es totalmente deshonesta. Deshonesta, porque con qué autoridad moral, con qué fuerza me presentó ante ellos, si no he hecho nada por ellos y ha estado dentro de mis posibilidades respaldar, eso es clásico en México, el colgarse de las medallas, de los triunfos, de los trofeos que muchos logran por esfuerzos propios, los triunfos del deporte en México son por la perseverancia individual, no son producto de una política educativa, en la cual está el deporte, con fines y objetivos claros.
Tras un año de éxito constante quienes creyeron en este proyecto fue el Sistema DIF Oaxaca, de ahí en fuera pocos voltearon a ver a los niños triquis de la Academia de Basquetbol Indígena de México (ABIM), quienes están al frente del basquetbol denostaron, o brillaron por su ausencia, quienes están al frente de las políticas deportivas rara vez asomaron la cabeza.
La indiferencia, eso fue lo que ocurrió en Oaxaca con los niños triquis mientras que en todo México, en el extranjero quieren ese modelo de trabajo que fundó Sergio Zúñiga y que ahora es toda una revolución una revolución que por arma tiene un balón, así lo ha manifestado Antonio Jara Mejía.