Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
Oaxaca, Oax. 12 de febrero de 2013 (Quadratín).- Las coincidencias en el tiempo permiten ver con claridad las diferencias de personajes involucrados en la política. Es un privilegio retirarse a tiempo y pocos son quienes toman y asumen decisiones como ésa.
El Papa Benedicto XVI dio el testimonio de sabiduría con su renuncia a su cargo y anticipa que se dedicará a la plegaria.
En la antípodas, el ex presidente de México, Vicente Fox Quesada, da testimonio de su incontinencia verbal y aunque su tiempo político expiró hace más de un sexenio, sigue tratando de tener presencia mediática y hasta política.
En un ejercicio futurista es improbable (casi imposible) ver al cardenal Ratzinger con opiniones partidistas o respecto a la situación de la iglesia católica, así le pongan micrófonos enfrente los medios de comunicación. Pero en México hay políticos desde siempre imposibilitados de romper su adicción a los medios. Ven un micrófono, una grabadora o un periodista de los antiguos de pluma y libreta de apuntes y van a ellos atraídos por un poderoso imán. Así es el comportamiento del ex presidente Fox, a quien ha resultado imposible aceptar y reconocer que su tiempo ya fue, ya pasó.
Ahora aseguró que la dirigencia del PAN está llevando al partido por una ruta equivocada al intentar realizar una alianza oportunista electorera con el PRD, en gobiernos de al menos tres estados. Para Fox el agua y el aceite no se pueden juntar.
Cuestionado en torno a su salida del partido, Fox aseguró que aunque prácticamente los panistas lo han retirado, estar ahí es una filosofía de vida y esa no se la quita nadie.
Las antípodas es la carta de renuncia del Papa Benedicto XVI:
… por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice…. y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Es poco probable que Ratzinger acepte, como ocurrió con Fox que metió las manos en la elección de su sucesor a quien primero tuvo que apoyar y posteriormente criticó y desconoció.
Por supuesto Fox, muy devoto siempre, podría argumentar que es diferente a la política vaticana porque los objetivos son distintos. Una ofrece el reino espiritual y este los intereses personales, familiares y de grupo o partidistas.
Evidentemente los intereses del Papa saliente y de Fox son distintos. El ex presidente apoyó sus gestiones personales ante el Vaticano respaldado por los Legionarios de Cristo, orden a la que hubo de depurar de raíz por los abusos de su fundador, Marcial Maciel.
Sin duda, dos hombres diferentes. Uno que se retira sigilosamente a dedicar su vida a la plegaria y el otro que, con toda seguridad sueña en un paraíso donde abunden micrófonos y grabadoras a las cuales querrá dirigirse por toda la eternidad.
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