La Constitución de 1854 y la crisis de México
Oaxaca, Oax. 28 de mayo de 2013 (Quadratín).- Si se acepta la arbitraria división entre políticos y científicos (como en el Porfiriato) o entre financieros y políticos en la actualidad, los indicadores económicos de baja en el crecimiento presupuestado para el país, más inflación y carestía son muy malas noticias para la estabilidad y la armonía social.
Cuando la economía va bien, la política va mejor, pero cuando va mal todo, absolutamente todo se complica, empezando por el conflicto que se produce entre políticos y financieros acerca de quién debe asumir la responsabilidad, o las culpas, según quiera vérsele.
Algunos sectores gubernamentales están seriamente preocupados porque el tema de la (in) seguridad sigue dominando la agenda del país. Los indicadores reales indican que lejos de avanzarse en ese rubro, en el gobierno no se progresa a la velocidad que se esperaba y que se necesita.
Pero como un añadido, los primeros indicadores de la economía, por razones internas o externas, preocupan a los políticos porque mayor tensión social o violencia es un lujo que no puede darse el país.
Sin embargo, los datos son muy claros:
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que en abril del 2013 la tasa de desempleo del país registró un repunte para situarse en 5.04 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), mientras el nivel de informalidad disminuyó.
Después de dos meses consecutivos de descensos, la tasa de desocupación en el país mostró un repunte de 18 puntos porcentuales, respecto al 4.86 por ciento que se reportó en abril del año pasado.
El nivel de 5.04 por ciento fue superior a lo estimado por los analistas, quienes previeron una tasa de desempleo de 4.67 por ciento para el mes de abril.
La tasa de informalidad laboral se ubicó en 59.59 por ciento de la población ocupada en abril de este año, luego que un año antes fue de 59.91 por ciento.
Por otra parte, se registra una caída del 10% las remesas procedentes del extranjero que fue de cuatro mil 847 millones de dólares, informó el Banco de México (Banxico). En el reporte de la balanza de pagos en los primeros tres meses de 2013, el instituto central precisa que dichos ingresos se originaron de 16.5 millones de transferencias, con un valor promedio por remesa de 294 dólares.
Destaca que las remesas son el principal rubro de la cuenta de transferencias que mostró un superávit de cuatro mil 906 millones de dólares en el primer trimestre. La cuenta corriente de la balanza de pagos presentó un déficit de cinco mil 532 millones de dólares en el primer trimestre del año. Dicho saldo es la combinación de déficits en la balanza de bienes y servicios de tres mil 433 millones de dólares y en la de renta de siete mil 005 millones de dólares, y del superávit en la balanza de transferencias de cuatro mil 906 millones de dólares. Se registró también una disminución en el superávit de productos petroleros, que pasó de cuatro mil 227 millones de dólares a dos mil 309 millones de dólares en el mismo lapso de referencia.
Bajo control, sin duda, la economía y las finanzas requieren cuidado para que sus vaivenes no se conviertan en problemas políticos y sociales. Lo inmediato es que se transformen en un platillo apetitoso para la oposición, especialmente en los 14 estados donde habrá procesos electorales este año.
Menospreciar o maquillar la realidad es una estrategia que no funciona.