
El Legado de Francisco
Oaxaca, Oax., 8 de octubre de 2011 (Quadratín).- En el PRI pudiera estar ocurriendo ese fenómeno de desmoronamiento que termina por derrumbar hasta a la construcción más sólida.
El PRD, por su parte, con un presidente ausente y sus dos principales protagonistas, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, en la ejecución de una melodía donde los instrumentos se complementan, se acompañan, para crear la idea de viabilidad política, resulte uno u otro quien se haga de la candidatura a la Presidencia de la República, de una izquierda que se reagrupa.
El PAN, atónito entre asumir la obediencia a su natural líder moral, el presidente Calderón, o seguir sus principios de respeto a la militancia, más que a la cúpula, honrar a sus fundadores y tener congruencia entre la promesa y la realidad.
Como testigo, un árbitro, el Instituto Federal Electoral en la peor crisis de su historia, perdida la brújula del ser ciudadano, mocho, con un desprestigio creciente y un futuro de pérdida de credibilidad y certeza, su razón de ser.
La población toda, por su lado, espectadora de la violencia aterradora, que recuerda esa escena de Naranja Mecánica, la gran película de Kubrick, en la que el protagonista es obligado a ver, oír y sentir escenas de horror, para regenerarlo.
Quizá este sea el método por el que se pretenda educar a los mexicanos en la democracia.
Los miembros del Consejo Político del PRI se reunirán hoy con el grave riesgo de cometer una precipitación más, que acelere su desmoronamiento.
Con el dirigente Humberto Moreira, desacreditado al exterior, pero más al interior, desesperado por encontrar acompañamiento, aunque en él se acrecienten riesgos, abriendo flancos de ataque todos los días. El PRI ha entrado en una etapa de autoaniquilamiento.
Moreira no cae, ante el riesgo de que Enrique Peña Nieto, el precandidato presidencial puntero, pueda ser arrastrado, pero el desgaste del dirigente coahuilense ya ha colocado a su candidato en una ruta de desgaste.
El senador Francisco Labastida, en una muestra más de carácter, congruencia, inteligencia y valentía advirtió el riesgo de la división si hoy se decide que el procedimiento de selección del candidato sea por consulta abierta.
Tanto a moreristas (afines a Moreira) como a algunos peñistas, las semanas por venir podrían volverse eternas y los minutos parecerles años.
Algunos, no pocos por cierto, ya se acabaron las uñas por la desesperación De ungir a Peña como candidato. Han presionado al equipo del ex gobernador mexiquense para que, a su vez, presione al CEN del PRI para adelantar, precipitar, dicen algunos, los tiempos y procedimiento de la unción del candidato tricolor.
El senador Labastida aclaró que su oposición no es a las campañas internas, sino al método de selección de candidato abierto, como ocurrió en el 2000, lo que resultó muy costoso al partido.
Aunque el registro de aspirantes a la candidatura presidencial del PRI está programada para el 12 de diciembre, este sábado se reunirán más de mil 200 militantes para decidir el método interno de selección. Labastida se declara en contra del proceso abierto por su experiencia como candidato presidencial en el año 2000, cuando se enfrentó a Roberto Madrazo, Manuel Bartlett y Humberto Roque Villanueva.
Recordó que al PRI, que no tuvo spots desde diciembre de 1999 hasta la primera quincena de marzo, le fue muy costoso ese procedimiento.
En aquel entonces, se organizaron 68 mil casillas y cada una tuvo un presidente, un secretario, un escrutador y toda la estructura, y que se convirtió de partido en un órgano electoral, como si fuera un IFE.
El PRI utilizó a 200 mil personas. La erogación de recursos para la contienda interna mermó a la constitucional.
Labastida Ochoa está en pro de campañas internas. No vamos a meter a nuestros candidatos a una caja fuerte, la discusión es por el método que de mejores resultados menos riesgo.
El PRI está en riesgo y el PAN, junto con el presidente Calderón lo saben.
Enfrente, en la llamada izquierda, Ebrard y López Obrador dan la impresión de interpretar una misma partitura. Se aprecian coordinados, propositivos, constructivos, uno pone el cemento y el otro el ladrillo.
Son ya tiempos electorales. El IFE se declara en proceso aunque la mala fama lo persigue, el descredito lo acecha y al interior el desorden, la ausencia de orden y concierto llevan a prever que llegará a las elecciones en condiciones de suma fragilidad.
Pero el espectáculo de la violencia domina la escena y ya hace prever que, incluso, pusiera en riesgo a la democracia en su conjunto. Por eso, sostienen los pesimistas, es mejor pensar que los mexicanos también de esta etapa, saldrán adelante.