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El ultimátum y el colapso
México, DF. 25 de abril del 2012 (Quadratín).- Una lectura superficial diría que a los franceses, nada les gusta. Un periodo van a la derecha y al siguiente votan por la izquierda, sin más. Aparte, se observa que aunque la diferencia en la votación sea reducida entre los punteros, no hay las descalificaciones que se ven en México.
En España, hace menos de un año ocurrió lo contrario: José Luis Rodríguez Zapatero, gobernó mal, según la mayoría de los españoles, y pagó las consecuencias, regresó la derecha al gobierno con Mariano Rajoy a la cabeza.
Nicolas Sarkozy fue derrotado el domingo por el candidato de la izquierda, Francois Gèrard Georges Nicolas Hollande, triunfo que puede cimbrar las estructuras de Europa, pues es sabido el eje que formaron Francia y Alemania para afrontar la crisis económica y política que todavía amenaza al continente.
Algunos, con ingenuidad, podrían creer que en México una democracia madura está por dar ejemplo al mundo. Al contrario. Se acepta que cada vez más mexicanos saben que es votar, pero las campañas políticas de los partidos, junto con el Instituto Federal Electoral, la autoridad en la materia, se han encargado de abonar el retraso y el desaliento. Se sabe mucho de la forma y casi nada del fondo.
Los candidatos son ofertados por su imagen, más que por su contenido. Se sospecha que, por su formación y actividad académica, Gabriel Quadri podría ser el mas intelectual y mejor formado de los cuatro aspirantes. Pero eso será un enigma para los ciudadanos a quienes se piensa retrasados mentales por el tono y el contenido de los spots que se les atiborran de día y de noche por todos los medios.
Ayer, en la Universidad Iberoamericana, la audiencia que escuchó al candidato perredista, Andrés Manuel López Obrador, quizá afrancesados por la moda, le gritaron ¡Presidente!, ¡Presidente! Las redes sociales lo elevaron hasta las alturas, pero las encuestas se mantendrán incólumes.
El proceso electoral mexicano se ha vuelto cada vez más reflejo del retraso y la pobreza mexicana. Mucho ruido, pocas nueces, lo cual es una lástima que se acerca a la tragedia.
Si en los países avanzados, ricos y civilizados o culturizados la participación electoral ciudadana ha ido en declive por el desprestigio de la política, en México el problema se agravará.
Aunque por hoy, especialmente quienes ven a Francia como un modelo a seguir, se despierte el entusiasmo de que el cambio si es posible. La oferta de los candidatos presidenciales mexicanos está orientada al cambio, incluida la de la panista, Josefina Vázquez Mota, quien es obligada a apostar por más de lo mismo.
Pero hacen falta muchos ingredientes para que los mexicanos dejen de ser solo habitantes y se conviertan en ciudadanos. Por eso también en las redes, circulan versiones en video de cómo otros países, como Finlandia, primero la educación y de ahí todo lo demás. Aquí falta tiempo para entender esa simple ecuación. Primero dijeron que lo más importante era la economía y nos equivocamos. Después que era la democracia y nos volvimos a equivocar.
Luego, que la seguridad y murieron 65 mil mexicanos, incluido el general Acosta Chaparro, y parece que volvimos a errar. Ojalá alguno piense que es por la educación, a ver si le atinamos.
Por lo pronto, el triunfo izquierdista francés, motivó palpitaciones en muchos corazones mexicanos, solo que acá la política y la democracia se cuecen aparte. Por más que digan, la derecha y la izquierda, así como también los demás que están amontonados en el centro, fueron hechos y formados en los mismos moldes culturales y hay quienes afirman que da lo mismo Chana que Juana, porque en cuanto se hacen del poder, se igualan.
Por lo menos, eso es lo que han mostrado los hechos y, los mexicanos, no son franceses.