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Reforma de maíz transgénico: ¿camino a soberanía alimentaria de México?
México, D.F., 28 de julio del 2011(Quadratín).- Hace seis años el país se escandalizó porque Andrés Manuel López Obrador se refirió al entonces presidente Vicente Fox con el ¡ya cállate chachalaca!.
¡Sea anatema! gritó la clase gobernante a López Obrador por atentar contra la institución presidencial, tan disminuida, desprestigiada y desacreditada de varias décadas para acá.
La prudencia, el buen juicio o la inteligencia brillante fueron siempre ajenos a Vicente Fox, quien alcanzó la Presidencia de la República más por el hartazgo ciudadano hacia el PRI que por sus cualidades para ejercer el cargo con pretensiones de estadista.
Desde el primero hasta el último día, Fox ejerció el gobierno más como mercadólogo eficiente que como jefe y símbolo de las instituciones nacionales.
Tiene una cualidad indiscutible: la congruencia, siempre dice lo que piensa, aunque de él podría decirse que no siempre piensa lo que dice.
Pero esa personalidad lo ha llevado al éxito en la política, sustentada hoy más en la mercadotecnia que en los resultados de gobierno.
Fox jugó con buenos dividendos el papel de provocador.
El hoy, hoy, hoy propio de la necedad más que de la inteligencia y la estrategia, resultó útil y fructífero.
La misma palabra hoy le sigue dando resultado, aunque con su conducta y actitud siga siendo un desestabilizador, más que un ex presidente de quien pueda hablarse de prudente y sabio.
Tampoco le ha preocupado ser o parecerlo. Su pragmatismo lo convierte en virtud.
Tanto que solo hay que oírlo:
Hay una nueva generación de priístas cuyos miembros crecieron en un ambiente democrático. Enrique Peña Nieto pertenece a esa generación.
Y él se ve a sí mismo:
Hay muchos panistas que dicen que ya se calle ese pinche Fox, que todo el día dice pendejadas, pero para mí es fundamental el tema de la libertad.
Y pasa a la autocrítica:
No es un problema de candidatos, sino de partido. Mi juicio es que el PAN no ha hecho su tarea. Un partido político tiene que estar activo cuando hay elecciones y más activo aún cuando no las hay. Al PAN se le ha hecho tarde y ahora se asocia con quien no debe asociarse: con el PRD, representante de una izquierda desdibujada, sin sentido, sin norte.
Finalmente, exhibe sus convicciones y principios:
¿Coca Cola o Pepsi Cola?… a estas alturas de mi vida, lo mismo me da, Coca o Pepsi, igual que PRI o PAN, lo importante es que sirva.
El grito de López Obrador se percibe en el ambiente, especialmente, en el edificio del PAN y en los Pinos: ya cállate….