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¿Lealtad a quién?
Oaxaca, Oax., 18 de octubre de 2011 (Quadratín).- Las verdaderas noticias, son los hechos, más que las opiniones. Los hechos más relevantes en las últimas 48 horas, son las medallas obtenidas por deportistas mexicanos en los juegos panamericanos en Guadalajara y la muerte del periodista y abogado Miguel Ángel Granados Chapa. En la política, las descalificaciones continúan, la guerra contra el crimen organizado y el narco se mantiene en el mismo grado de intensidad solo se advierte un recrudecimiento en las hostilidades entre los partidos políticos.
Una de las virtudes profesionales de Miguel Ángel Granados Chapa fue la oportunidad. Al rigor jurídico de sus textos acompañaba siempre la vigencia del tema y la profundidad técnica.
Siempre se le intentó echar en cara su inexperiencia reporteril, es decir, que en su larga y fructífera carrera, nunca se vio impelido u obligado a perseguir la nota. Sin embargo, sus análisis editoriales siempre iluminaban o aclaraban, por eso él mismo despertó opiniones apasionadas y críticas.
Sin embargo nadie puede atreverse a poner en duda la intensidad y calidad de su trabajo, siempre intenso, fecundo y productivo. Su muerte deja un hueco no sólo en el espacio que ocupó en el periódico Reforma desde su fundación en 1993; también el que ocupó en Proceso en su ya larga historia de varias décadas; también el que cubría en Radio Universidad en donde durante décadas tuvo una hora diaria de 8:30 a 9:30 de la mañana. Llegaba siempre en el límite del horario, por lo que la periodista Guadalupe Irizar, la responsable de la información, debía hacer milagros para que la prisa pasara desapercibida.
Granados Chapa fue un periodista que participó activamente en muchos de los principales acontecimientos de la prensa en general en los últimos 50 años. Desde la dirección general de Julio Scherer García, al frente de Excélsior, en el que a pesar o con la crítica de muchos influyó notoriamente, hasta directamente la formación empresarial de distintos medios como Proceso, Unomásuno, La Jornada y el Reforma, por citar sólo unos cuantos.
En Radio Universidad, Granados Chapa ofreció todos los días lo que ningún otro programa informativo: análisis sereno, tranquilo, sin estridencias o pretensiones inquisitoriales. Dio además, siempre, peso específico a temas de cultura, especialmente de música de la que fue conocedor y frecuente espectador.
El cáncer no le impidió ser testigo de la última temporada de la orquesta Sinfónica de Minería, cuya sinfonía número 9, congregó un coro de 600 voces y 300 músicos. Miguel Ángel se emocionaba hasta el éxtasis con ello.
Su deceso mostro simpatías y antipatías que nublan el equilibrio. Algunos medios dejaron traslucir su desdén a quien siempre fue un duro competidor. El periodista y escritor Humberto Musacchio, escribió una bien investigada y mejor escrita de Granados Chapa, que se convirtió en el más objetivo y mejor repaso, hasta ahora, de los acontecimientos que involucran a la prensa.
Granados Chapa es uno de los periodistas consistentes y destacados de los últimos 40 años, su muerte deja un hueco que nadie ocupará por sus características y desempeño profesional. Su despedida fue el mejor ejemplo de la oportunidad. Trabajó hasta el último minuto que pudo, por eso dijo: Con esa convicción digo adiós.
No obstante será un hasta luego, porque la realidad es que para allá vamos todos. Si no, al tiempo. Simpatizantes y antipáticos serán testigos de que se le hará justicia a un periodista que siempre, sin estridencias o protagonismos, desmenuzó la realidad cotidiana. Su testamento, en su última Plaza Pública no puede echarse por la borda: Es deseable que el espíritu impulse a la música y otras artes y ciencias y otras formas de hacer que renazca la vida, permitan a nuestro país escapar de la pudrición que no es destino inexorable. Sé que es un deseo pueril pero en el creo, pues he visto que esa mutación se concrete.