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Periodistas del New York Times podrán utilizar IA de forma legal
Oaxaca, Oax., 15 de noviembre de 2011 (Quadratín).- Se descubre muy rápido la verdadera intención de quien (o quienes) a sabiendas de que el resultado arrojará más pronto o más tarde la verdad, se apresuran a festejar un triunfo no acreditado.
Al término de cada proceso electoral se ha vuelto cada vez más frecuente que los dirigentes de los partidos políticos se adelanten y con golpes mediáticos lograr los votos que no pudieron obtener en las urnas. La respuesta de estos políticos mentirosos es muy simple y obvia:
Es que yo creí, es que me lo dijo la encuesta de salida o exit pool, es que yo tenía esos datos. No solo triste, sino lamentable y mentiroso espectáculo ofrecen los políticos que se prestan a esas histéricas expresiones de júbilo, cuando el conteo de los votos apenas se ha iniciado.
Esta es una de las múltiples pruebas de falta de urbanidad y decencia políticas, que tanto daño hacen a la gobernabilidad. Es grotesco, por decir lo menos, que algunos periódicos hayan tenido que colocar en su primera plana a los tres principales contendientes al gobierno de Michoacán, festejando su respectivo triunfo.
Esto equivale a falta de respeto, por parte de los contendientes o aspirantes, a la autoridad electoral a la que creen, seguramente, atenta o pegada a los medios de comunicación para determinar al ganador de un proceso electoral, sin tomar en cuenta a los ciudadanos.
Las elecciones michoacanas revelaron que el sistema político mexicano, en especial el reciente proceso electoral en esa entidad, lejos de sanearse se ha descompuesto aún más en los últimos años. No solo se ha perdido la vergüenza, sino también las mínimas cortesías o formas de urbanidad.
Hasta los boxeadores, que provienen de las escalas económico-culturales más bajas de la sociedad deben esperar en sus respectivas esquinas a que la autoridad, haiga sido como haiga sido, dé a conocer su veredicto.
Pero esas elementales maneras son cosa del pasado. Hoy, en los procesos pre y electorales privan la agresión, la acusación, el agandalle, el golpe abajo del cinturón.
Michoacán mostró, con toda su crudeza, una realidad actual. Hasta este momento los tres principales adversarios por la gubernatura se dicen ganadores, hasta que la autoridad electoral termine de contar los votos y, aún después, se lleven a cabo las denuncias de triquiñuelas, irregularidades y abusos, que desacreditarán aún más a una clase política que quiere el triunfo electoral, aunque no incluya el mejoramiento de la sociedad.
Eso requiere urbanidad y educación, las que, hoy por hoy, son iguales a la carabina de Ambrosio.