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Oaxaca, Oax. 16 de septiembre de 2011 (Quadratín).- El ex gobernador Enrique Peña Nieto, el precandidato con mayores posibilidades (en este riguroso momento) de ganar la Presidencia de la República, enfrentará a partir de hoy la realidad y la rudeza de la actividad electoral.
No tendrá a un Arturo Montiel que le protegiera y cuidara hasta el más mínimo detalle, como le ocurrió cuando contendió por la gubernatura que hoy satisfactoriamente cumplió.
Fue el candidato oficial, ahora no lo es. Tenía la estructura político-administrativa del estado de México apoyándolo, hasta haber logrado ser uno de los precandidatos a la Presidencia más sólidos que se recuerde.
Su ventaja respecto de su más cercano correligionario, Manlio Fabio Beltrones, es amplia, rotunda. También lo es en relación a los precandidatos de los otros dos partidos, el PAN y el PRD.
Peña Nieto ha tenido a los medios más influyentes de su lado; propietarios de medios, líderes de opinión, conductores afamados de gran influencia social lo apapachan, simpatizan con él, reconocen que va muy adelante.
Pero no hay duda de que todavía falta mucho tiempo y hay muchos acontecimientos por ver antes de que Peña Nieto cumpliera con su ahora confesa y manifiesta decisión de ser el jefe del Estado y del gobierno mexicano.
Su carrera es meteórica y su juventud es la mejor demostración de que ha escalado a grandes zancadas la escalera del poder político.
Adentro y afuera del PRI, el ex gobernador mexiquense es el precandidato a vencer. Lo saben todos los precandidatos presidenciales, quienes están conscientes que después de las guerras internas (nada que ver o relacionar con la gran guerra contra el narco y el crimen organizado) les espera la gran batalla en la que casi todos (dentro y fuera) apuestan que estará EPN.
A partir de este domingo el ex gobernador y su equipo enfrentarán la prueba del acido: trabajar sin el manto protector de la burocracia, arropado si en la larga fila de gobernadores, senadores, diputados que querrán ser los primeros en ser visitados por el ex gobernador y que no extrañe el baño de pueblo que ha vivido prácticamente todos los días de su sexenio.
La verdadera condición humana se mostrará como es y Peña Nieto la vivirá así mismo. Mantendrá muchos amigos que vean al futuro, pero también perderá a los que siempre han sido, serán y son amigos del gobernador.
Esta (pre) campaña que hoy arranca formalmente será, sin duda, diferente a la que protagonizó hace siete años, cuando se le preservaron las mejores condiciones y atenciones para lograr un gobierno exitoso. El hoy ex gobernador lo sabe y entre sus cualidades está la de que sabe ser agradecido y cumple sus compromisos.
Hoy está rodeado de muchos, pero conoce y vive la crudeza de la soledad del poder, esa que no admite compañía y que se bebe toda por sí misma.
Le queda esa sabia sentencia de que, sin duda, lo mejor está por venir como sea que fuere.