
Elección judicial: Entre la degradación y la plenitud democrática
Oaxaca, Oax., 31 de diciembre de 2011 (Quadratín).-En bares, cantinas y restaurantes es de sobra conocida la frase que titula esta última colaboración del 2011, un año cargado de acontecimientos que permiten prever un 2012 beligerante, intenso y con graves riesgos para el país y los mexicanos.
El año por iniciar es fundamentalmente electoral. La clase gobernante, especialmente los políticos y los funcionarios de gobierno, acompañados por las cúpulas religiosas, empresariales, líderes sociales y comunicadores centran su atención en el proceso electoral. Todo lo demás pasa a otro lugar, lejano, distante. Lo que no sea electoral, partidista, puede esperar.
Pero cada vez más con mayores riesgos, pues los partidos y los políticos han recrudecido las batallas y les tiene sin cuidado que sus ambiciones, disputas o querellas, impliquen la violencia o la tensión cada vez más grave en la sociedad.
Lo que es previsible es la judicialización de los procesos electorales, lo que en nada beneficia a la democracia porque se deja el fallo definitivo de procesos costosos a unas cuantas personas, los funcionarios del Tribunal Federal Electoral, cuya neutralidad siempre será cuestionada. El ejemplo más inmediato es la anulación de las elecciones para elegir presidente municipal de Morelia. Es de esperar que, inclusive, se intente anular todo el proceso electoral michoacano, decisión a cargo del tribunal correspondiente.
El combate a la delincuencia organizada y el narcotráfico se trasladará también a las urnas, según advertencia del propio presidente Felipe Calderón, quien no podrá evitar inmiscuirse en los procesos partidistas, aunque con ello ponga en riesgo su responsabilidad como jefe de Estado. Prácticamente ningún mandatario ha podido mantenerse alejado de ayudar al partido que lo llevó al mandato presidencial, sea priista o panista. Si acaso el único que asumió su alejamiento del PRI, fue el presidente Ernesto Zedillo y, por supuesto, el PRI perdió las elecciones presidenciales.
Sin embargo, el presidente Calderón no es Zedillo ni, aparentemente, está dispuesto a elevarse a la estatura de jefe de Estado y dejar que gane el partido que obtenga la voluntad mayoritaria. Ya ha sido acusado de tener su candidato por el PAN, Ernesto Cordero, a quien pretende apoyar no obstante la evidente ventaja que le lleva la precandidata Josefina Vázquez Mota.
Otro factor que influirá definitivamente en este año es el desempeño del gobierno calderonista. Hay secretarios de despacho que transitaron todo el quinquenio sin pena ni gloria, inclusive sin que se sepa, a estas alturas, si están aún como funcionarios o si las dependencias sobreviven.
A las elecciones, hay que sumar los problemas derivados de la sequía que afecta a decenas de estados, pero que se ha convertido en catástrofe para algunos como Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí por mencionar solo algunos que están urgidos del auxilio federal.
El de la sequía se insertará en la problemática económica nacional o internacional, cuyas previsiones tampoco son promisorias, todo lo contrario, anticipan profundización de la crisis en las regiones más estables tradicionalmente.
Con todo esto, suena a contrasentido expresar deseos de felicidad en el año nuevo. Sin embargo los primeros meses por venir tienen también la esperanza como característica para superar la coyuntura y desear que todas las personas y familias encuentren, en medio de esta realidad, salud, alegría y bienestar.
Por eso, como en una celebración, esta es la última del 2011 y vámonos a iniciar el 2012 con ánimo renovado, decisión de trabajar y deseo de que a los mexicanos nos vaya mejor, aunque no hayamos hecho mucho, para lograrlo.
Foto:Archivo