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¿Lealtad a quién?
Oaxaca, Oax. 24 de marzo del 2012 (Quadratín).- El imán de Juan Pablo II cautivó a los mexicanos que se desbordaban y volcaban a las calles para darle la bienvenida. Era un pueblo con carencias, con grandes necesidades pero que conservaba la alegría y la esperanza.
Desde la última visita del representante de Dios en la Tierra a este día ha corrido mucha sangre, en una guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico que ha producido 65 mil muertos. Aparte deben contabilizarse los decesos ocurridos por la miseria, la desnutrición y la enfermedad que mantienen a grandes porcentajes de la población.
Benedicto XVI visita al mismo México de siempre pero con una población entristecida, desesperada y rasgada por la violencia. Hace ya 20 años del establecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano. El mundo también cambió aunque el papel de la iglesia católica y del Papa es diferente al que jugó su predecesor, cuyo carisma y luminosidad son inaccesibles para Benedicto XVI.
A punto de iniciar las campañas electorales, el nuncio, Christophe Pierre, ha reiterado que Benedicto XVI no viene a incidir en el periodo electoral y se trata de una visita pastoral, aunque dada su condición de jefe del Estado mantendrá un encuentro oficial con el presidente Calderón el sábado.
Los candidatos presidenciales -Enrique Peña Nieto, del PRI; Josefina Vázquez Mota (PAN) y Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD)- tan sólo asistirán como invitados a la misa multitudinaria del domingo donde también estará presente la cúpula del empresariado mexicano.
Sin embargo, el secretario de Estado vaticano, Tarsicio Bertone, ha declarado que Ratzinger viene con un mensaje en defensa de la familia, la vida y las libertades fundamentales, valores no negociables, y justamente la libertad religiosa es lo que se debate en el Senado con las reformas de los artículos 40 y 24 de la Constitución. En el primero se quiere añadir la palabra laico en la definición de la República mexicana. El segundo se pretende corregir para permitir la celebración del culto en espacios públicos sin permiso gubernativo previo.
La llamada izquierda ve en este cambio la entrada de la Iglesia católica en la enseñanza pública y en la propiedad de medios de comunicación. El antropólogo Roger Bartra opina que la visita papal confinada al territorio de la derecha se produce en un mal momento por las proximidad de las elecciones y considera sintomático que no vaya al DF, donde está permitido el aborto y el matrimonio homosexual. El Vaticano ha atribuido esta decisión a la salud del pontífice, pues la altitud de la capital (2.300 metros) no es conveniente para un enfermo de 85 años.
El Papa Ratzinger no adoptó la forma y estilo de Juan Pablo II que llevó el mensaje católico a todo el mundo y eso explica también que durante los siete años de su reinado tan solo ha visitado América Latina en una ocasión, Brasil en 2007.
La Iglesia católica latinoamericana ha sufrido la constante disminución de fieles en los últimos años ante la pujanza de las sectas evangélicas. Me consta que desde que murió Juan Pablo II los gobiernos mexicanos han presionado para que el nuevo Papa viniera. La clase política de este país se ha acostumbrado a entregar ese regalo al pueblo. No tiene nada que ver con las elecciones, afirma el historiador Jean Meyer. Además, Benedicto XVI, no goza entre los mexicanos de la popularidad de Wojtyla, que visitó el país cinco veces.
Acontecimiento político y mediático, esta visita modificará poco la conducta, el rol o la dinámica de los mexicanos. La clase gobernante la ve como el instrumento para dar al pueblo un mensaje de esperanza, con lo que adquiere un tinte mediatizador de las tensiones políticas, sociales y económicas.
La fuerza del tema de la violencia atrapará como lo ha hecho con el país toda la estancia de Benedicto XVI, quien en el trayecto aéreo instó a desenmascarar la estafa que representa el narcotráfico en México y llamó a hacer todo lo posible contra ese mal destructivo.
Debemos hacer lo posible contra este mal destructivo para la sociedad y para nuestra juventud, diría que la primera acción es anunciar a Dios. La tarea de la Iglesia es educar las conciencias a la responsabilidad moral, desenmascarar la idolatría del dinero que esclaviza a los hombres, desenmascarar el mal y las falsas promesas, desenmascarar la mentira y la estafa que están detrás de la droga.
El Papa estará solo el fin de semana en México, tiempo insuficiente para modificar el pensamiento de los políticos o de los empresarios, en general de los líderes de un país dominado por una oligarquía ciega, sorda e insensible a todo, más todavía cuando el mensaje hable de equidad, justicia, reivindicación de los más débiles.
Juan Pablo II se despidió en sus múltiples visitas con su frase de México Siempre Fiel, que siendo un elogio se convierte en condena si esa fidelidad está atrapada en la injusticia, la manipulación, el engaño, la mentira y el abuso de la buena voluntad de un pueblo incapaz de emanciparse, de exigir sus derechos, de hacer que sus gobernantes cumplan con sus obligaciones. No nada más para parecer buenos y piadosos, por un fin de semana.
Foto: Archivo