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Oaxaca, Oax., 27 de enero de 2012 (Quadratín).-Hace muchos meses la amenaza de la división pesaba sobre el PRI como el inevitable destino que lo llevaría a quedarse en el camino de regreso a los Pinos. Hoy ese riesgo está presente y lo saben el presidente del partido, Pedro Joaquín Coldwell, pero especialmente el candidato a la presidencia, Enrique Peña Nieto, quien ya tomó cartas en el asunto.
El PRI no puede darse el lujo de perder Morelos y Tabasco, solamente por los caprichos y necedades de quienes creen que la candidatura a la gubernatura es de ellos y nadie, ni los priistas y menos los ciudadanos, tienen porque quitárselas. Primero están dispuestos a incendiar el estado que a ceder en sus desmedidas e incontroladas ambiciones.
Unidad es una palabra de origen latín unitas, nombra a la propiedad de todo ser que implica que éste no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere.
El candidato Peña Nieto tuvo que distraerse en su viaje a Davos para darse cuenta que el ex presidente municipal de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós, decidió rebelarse al consenso priista de que Amado Orihuela, haya resultado el candidato a gobernador de Morelos con la venia del candidato y del comité ejecutivo nacional del PRI.
En el primer círculo de Peña Nieto se comentó la facilidad con que Martínez Garrigós enseñó el cobre. Que bueno que la decisión fue acertada porque el ex alcalde perdió el piso. Saben que en su exabrupto divisionista el canto de las sirenas de otros partidos ya tocó los oídos de Martínez Garrigós.
Así, se dijo en el PRI no actúan los amigos, de la que presumió y utilizó tanto el hoy precandidato cuernavaquense perdedor.
La unidad también es singularidad en número o calidad y hace referencia a la unión o conformidad. En el ámbito militar, se trata de una fracción, constitutiva o independiente, de una fuerza militar.
Otro estado conflictuado y dividido es Tabasco en donde Alí de la Torre es impugnado por otros aspirantes. Esa es una entidad también importante para el priismo si es que, en serio va por la recuperación de la Presidencia.Se iniciaron procedimientos jurídicos porque el ex alcalde del Centro, la capital tabasqueña alega violaciones a los reglamentos del PRI.
En el caso de Morelos el grupo de Manuel Martínez Garrigós prefiere actuar al margen de la ley y optan por la vía de los hechos, al sabotear actos de rivales. En primer lugar tomaron el edificio del PRI y se inició una persecución con protestas contra aquellos que manifiestan disciplina a la decisión de la cúpula nacional, en favor de Amado Orihuela.
Los correligionarios del ex edil de Cuernavaca, continuaron sus acciones para boicotear eventos de la estructura priista. Dicen que lo de Orihuela es un dedazo, lo que el equipo de Martínez buscó y no consiguió desde que tomo posesión como alcalde.
El dirigente Pedro Joaquín Coldwell y el candidato Peña Nieto saben que estas divisiones pueden ser el cáncer que, más pronto de lo que imaginan, cunda en otros estados de la República. Saben bien que el mal ejemplo arrastra y que el sacrificio de Manlio Fabio Beltrones o el que han hecho verdaderos políticos con historia, trayectoria, valores y auténticos principios no puede arriesgarse solo por la ambición desbocada.
Ni en Morelos ni en Tabasco es poco lo que está en juego, por eso ambos estados están siendo observados con lupa. Queriendo o no, los rebeldes ya pusieron a prueba la hechura de Joaquín Coldwell y de Peña Nieto, especialmente si ceden frente a las presiones de afuera, pero especialmente a los chantajes de adentro.
Foto:Archivo