Economía en sentido contrario: Banamex
Café para todos
MÉXICO, DF, 12 de agosto de 2015.- Seguramente el presidente Enrique Peña Nieto tuvo varias cartas sobre la mesa cuando se le planteó el relevo del presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), César Camacho, ex gobernador del Estado de México, quien forma parte del Grupo Atlacomulco y de su círculo muy cercano.
En algún momento, se mencionó como un seguro sustituto a Aurelio Nuño Mayer, un aliado y compañero que como jefe de la Oficina de la Presidencia hubiera sido el más natural reemplazante en el cargo, pues tendría la ventaja de que gozaría de todas las confianzas de Peña Nieto y se establecería una comunicación muy fluida.
Pero el Presidente se ha revelado como un hombre que no siempre mira el árbol, sino también el bosque, y en vez de colocar a alguien cercano, se decantó por la experiencia antes que por la confianza absoluta.
Quizá en algún momento se hayan presentado algunos desencuentros entre el mandatario y Beltrones -sobre todo a la hora de elegir a los candidatos a las gubernaturas y diputaciones antes de los comicios intermedios del 7 de junio-, pero como el ex gobernador de Sonora confirmó que es un hombre que goza de apoyos, cuenta con un equipo muy sólido y ha forjado muy buenas alianzas entre los grupos internos del PRI, a Peña Nieto quizá se le disiparon las dudas de que para este momento elegirlo como sustituto de Camacho le podría ahorrar muchos dolores de cabeza.
Algunos lo consideran “el político más completo de México”, otros lo llaman despectivamente “Don Beltrone”, en abierta referencia a las mafias políticas. Seguramente cuenta con tantos detractores como partidarios, pero lo que nadie puede negar es que es un hombre del sistema; un personaje de los que desgraciadamente ya existen pocos y que aún sabe honrar compromisos.
Aurelio Nuño en cambio es un joven de gabinete, un operador de gobierno, que todavía debe foguearse más en las movedizas arenas políticas. De todos modos, al perder, Nuño salió ganando, porque por primera vez se le menciona como un hombre “de grandes ligas”, como una figura con capacidad para incluso ser mencionado como precandidato a suceder a Peña Nieto.
Nuño logró figurar como miembro del círculo privilegiado que rodea a Peña, en el que figuran personajes como los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y de Hacienda, Luis Videgaray, pero tiene la ventaja de ser todavía más joven que sus 2 compañeros de gabinete, pues actualmente tiene 38 años.
Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Iberoamericana, con un posgrado en Ciencias Sociales Latinoamericanas en el St. Anthony’s College de la Universidad de Oxford, llegó al equipo de Peña de la mano de Luis Videgaray, pero está claro que brilla con luz propia.
Nuño fue presidente de la Sociedad de Alumnos de Ciencias Políticas y Administración Pública y se hizo miembro del PRI cuando éste se hallaba en la oposición.
Se desempeñó primero como vicecoordinador de Planeación Estratégica de la banca del PRI en el Senado, en la 58 y la 59 legislaturas, entre 2000 y 2006, con Enrique Jackson como líder de los senadores.
En noviembre de 2005, Aurelio Nuño formó parte de la Agrupación Social Democrática, encabezada por el ex diputado federal Jesús Ramírez Stabros, en la cual fue el secretario estatal de Capacitación Política en el Distrito Federal.
Hace cosa de 4 o 5 años -cuando Peña era aún precandidato presidencial y Beltrones una figura de primera fila en el escenario nacional-, Nuño se iniciaba en los menesteres de la alta política, pero ya destacaba entre el equipo de asistentes que nutría con tarjetas informativas al entonces gobernador mexiquense, función que luego intensificó como coordinador de Difusión y Mercadotecnia de la campaña presidencial.
Luego pasó a la coordinación de Educación en el equipo de transición del presidente electo y desde el 1 de diciembre de 2012 -tras la asunción del mandatario-, se le asignó una oficina ubicada a sólo 50 metros del despacho presidencial, en cuya puerta hay un rótulo que lo identifica como jefe de la Oficina de la Presidencia, que como se sabe es equiparable a una secretaría de Estado, pero con la ventaja de estar todo los días laborando codo a codo con Peña Nieto.
Para quienes lo conocen de cerca, Nuño es una de las mentes brillantes que le ayudó a Peña a desplegar una buena estrategia para ganar las elecciones presidenciales.
Se dice también que ‘Mover a México’ fue idea suya, además de que se reveló como un buen negociador con los grupos que pujaban por ganar influencia en la actual administración y supo también hacer atinados análisis prospectivos que le permitieron a Peña sacar adelante las reformas estructurales.
De hecho, Aurelio Nuño fue parte del equipo técnico del Pacto por México, cuando se buscaba negociar un acuerdo con los principales partidos antes de la toma de posesión.
En cuanto a Manlio Fabio Beltrones, está perfectamente claro que si alguien puede en este momento garantizar que los prolegómenos de la sucesión presidencial transiten en un sendero aterciopelado -para decirlo de alguna manera-, es él, ya que es una figura conciliatoria y con el mando suficiente para establecer un verdadero diálogo con las distintas facciones que pujan en el complejo mosaico de la élite priísta.
Y es que el grado de consenso que alcanza entre bandos acostumbrados a disputarse el poder sin misericordia es tal que apenas se supo que era el candidato prácticamente único la militancia casi en pleno se volcó en su favor, al igual que sus simpatizantes.
Apenas el 16 de mayo pasado –cuando se le preguntó si el liderazgo en el PRI le pavimentaría el camino hacia Los Pinos–, Manlio Fabio Beltrones respondió con un dicho popular:
“En mi pueblo dicen que cuando a los becerros se les monta tiernitos, se pandean”.
Para evitar que desde ahora lo vean como el enemigo a vencer, el sonorense de una vez pintó su raya y dijo en esa misma oportunidad que “los estatutos no me inhabilitan, pero la lógica indica que el presidente del partido, quien es el que modera y el que organiza las elecciones, debe ser un árbitro imparcial, no un jugador”.
Además, hizo notar que faltan todavía tres años para que ocurran las elecciones por lo que hizo notar su deseo de no entrar en un juego interminable de desgaste, que lo único que provocaría que se quemara políticamente a grado tal que ni siquiera sería capaz de ser el operador de la sucesión.
Otra de las garantías sobre el ex diputado es que es un hombre de lealtades claras, que conoce perfectamente sus márgenes de maniobra y se mueve con holgura dentro de ellos.
Hay que recordar que también desempeñó un papel crucial en el Pacto por México y que sus contrapartes de los otros partidos lo respetan por ser un hombre de palabra, con el cual se puede negociar sin dobleces ni trampas.
De más está decir que es el hombre justo que requiere el PRI en esta segunda mitad de mandato, si se quiere que mantenga el poder por otros 6 años, sobre todo, considerando que las próximas elecciones presidenciales serán todavía más disputadas que las de junio pasado.
Granos de café
Amigos, compañeros y familiares del periodista y escritor Marco Aurelio Carballo, se dieron cita este martes en la Iglesia de la Santa Cruz del Pedregal para acompañar a su viuda, Patricia Zama y sus hijos Mario y Bruno, en una ceremonia en la que se depositaron las cenizas del literato chiapaneco, fallecido el pasado 1 de agosto, después de una larga batalla contra el cáncer.
Carballo, nació en Tapachula, Chiapas, el 20 de septiembre de 1942. Estudió economía en la UNAM carrera que abandonó para dedicarse al periodismo, profesión a la que se dedicó hasta su fallecimiento.
Entre otros cargos -el periodista que por casi 2 décadas publicó sus colaboraciones en la revista Gentesur-, fue jefe de redacción de Siempre!; cofundador y jefe de información de Unomásuno; subdirector de Época y director de información de El Nacional.
Su trabajo mereció numerosos reconocimientos entre los que destacan el Premio Chiapas de Literatura Rosario Castellanos en 1994; el Premio Nacional de Periodismo y de Información en el género de Entrevista 1997-1998, el Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 1998 en el género de Crónica y el Premio Nacional de Novela Luis Arturo Ramos en 2010… Sus comentarios envíelos al correo [email protected]