
¿Prohibido prohibir?
Alberto Alonso Criollo / Quadratín
Oaxaca, Oax. 1 de junio de 2009 (Quadratín).- Sin imaginación política; sin estrategia; sin conciencia de los cambios sociales que se han operado en la en el mundo y en Oaxaca en los últimos 10 años y sin una evaluación seria de las condiciones que prevalecen en la actual coyuntura política, los maestros oaxaqueños se lanzaron a las calles en la semana pasada, implementando sus acciones de siempre: movilizaciones, marchas y bloqueos, sin ton ni son.
En una confusión tremenda, los profesores movilizados por la errática dirección sindical, pensaron que implementaban acciones contra el gobierno, cuando en realidad bloquearon las actividades productivas y la vida cotidiana de la población que ya tiene bastante con la lucha diaria por lograr el sustento, en una economía mal dirigida y pobre en extremo.
Y, lo grave, es que en ese yerro derivado de la falta de concepto estratégico, las acciones magisteriales en lugar de fortalecer al gremio, operan en sentido contrario. Las acciones que paralizan la economía del estado, en una situación de por si vulnerable, no afectan la fortaleza del gobierno y si alejan las simpatías populares.
El problema con la dirigencia magisterial es que no analiza en perspectiva integral y estratégica, las implicaciones que generan sus movilizaciones. Y esto es así, simple y sencillamente porque la inteligencia magisterial se ha revelado como incapaz de influir, de forma sustantiva, en la definición del rumbo, reactivo, cortoplacista y efectista, que está prevaleciendo en la dirección gremial.
La apasionada dirección magisterial solo quiere una demostración de fuerza que dé cuenta de la disciplina y unidad de mando en torno de la dirección sindical. El mensaje al gobierno es que hay capacidad de convocatoria y hay decisión de radicalizar la propuesta si no se les reconoce como interlocutores válidos. No importa que las acciones abran más la zanja de diferencias con la población.
Al final el gran problema de la dirección es que no comprende que el gobierno no está interesado en detener los bloqueos, marchas y plantones y demás excesos en contra de la población, porque sabe que eso resta poder al magisterio y quita votos a la oposición. La dirección magisterial no reconoce que la gran virtud del actual gobierno oaxaqueño es que gobierna todo el tiempo para ganar elecciones al precio que sea.
No es intención de este trabajo, hacer recomendaciones de ningún tipo a la dirección magisterial. Sin embargo harían bien en atender por lo menos a tres aspectos relevantes para encauzar la lucha.
Uno, se refiere a la naturaleza comunicacional de la nueva sociedad, lo cual supone que los hechos son relevantes y tienen sentido, si solo si logran ventilarse en la comunicación colectiva que en este caso tiene a los medios de comunicación masiva como actores poderosísimos. En ese ámbito, las luchas magisteriales están crecientemente perdidas porque en la mentalidad magisterial domina el concepto decimonónico de lucha cuerpo a cuerpo y no el concepto de lucha comunicacional.
Dos, se refiere a la urgencia de definir estrategias atendiendo a metodologías técnicas y no solo al voluntarismo de las decisiones de asamblea. Las asambleas son realidades de niveles superpuestos que crean sus propias dinámicas de decisión que no siempre concuerdan con las exigencias de lo real y por tanto son espacios poco idóneos para la hechura de estrategias.
El recurso de encuestas, comunicación política en general; de escenarios prospectivos; mapa de actores, etcétera, son recursos imprescindibles ya, para construir el éxito de las organizaciones políticas. Ahí se obtiene la información valiosa que constituirá el insumo del diseño prospectivo. Menos subjetividad y más crédito a la inteligencia política; menos voluntarismo y más objetividad.
Tres, el que se refiere al concepto de lucha política y democracia. La sociedad oaxaqueña, escenario de lucha magisterial, es el producto de dinámicas nacionales y estatales en donde se construye un espacio sui géneris. En ese espacio no hay más que plantear alternativas de cambio realista que no puede ser otro que el de la aspiración a un modelo de democracia participativa o de estado de bienestar. Nada de planteamientos maximalistas de modelos de viejo cuño, otra vez decimonónicos, como el de proyecto revolucionario.
Sin embargo esa bandera no tiene más alternativa que plantearse por la vía del rediseño institucional y la vía electoral, del cual el abstencionismo es exactamente su contracara. No hay más que aspirar a un modelo de democracia que contemple a un estado responsable del bienestar social erradicando en lucha permanente, los resabios oligárquicos que permanentemente acechan al desarrollo de la democracia.
Hay que tener claro el objetivo macro o el de largo plazo; pero es extraordinariamente importante entender que la lucha política orientada con sentido estratégico requiere la acción en el aquí y ahora. Por lo pronto, resulta imprescindible reconocer que la construcción del proyecto democrático pasa por la lucha por la alternancia, la inclusión, el pluralismo, la transparencia, la rendición de cuentas y sobre todo el empoderamiento social.
Los bloqueos y movilizaciones como el de la semana pasada puede ser que confirmen la fortaleza magisterial en sentido gremial; pero no hablaron nada bien de la vocación de solidaridad magisterial con los grandes problemas de la gente. En el fondo, para la gente esa jornada de lucha les resulta completamente ajena e incluso hostil. Basta ver las encuestas en la materia.