
De la misma manada
Santa María del Mar, Oax. 21 de octubre de 2011 (Quadratín).-Sobre la arenosa y polvorienta calle doña Onoria López Martínez camina abatida de regreso a casa con las manos vacías, y angustiada porque no encontró ni un grano de maíz en la tienda comunitaria Diconsa, exclamó: ¡Esto no es vida, es un martirio!. Lo dijo con tanta fuerza que ni el ruidoso viento apagó su voz.
Para Onoria López, como para los 600 indígenas ikoots, que viven en este poblado que pertenece al municipio zapoteca de Juchitán, su vida ha estado marcada en los últimos dos años por vejaciones e injusticias. Desde el 18 de octubre de octubre de 2009 la gente de San Mateo del Mar nos cerró el único camino terrestre que tenemos, añadió.
Durante 24 largos meses, los pobladores huaves han arriesgado sus vidas al viajar en lanchas cruzando la Laguna Superior, en un viaje de 30 minutos que se prolonga casi una hora en días de vientos, para salir de esta comunidad e ir a Juchitán a malbaratar las escasa producción de camarones o pescados y comprar lo indispensable.
El bloqueo del camino desde San Mateo del Mar, al poniente de este poblado, ya causó estragos entre los ikoots. Toda le mercancía que traemos de Juchitán aquí se vende muy caro y lo poco que vendemos casi sale regalado. Un kilo de camarón que antes vendíamos a 50 pesos en Salina Cruz, ahora lo vendemos a 15 pesos a la poca gente que arriesga su vida y viene acá por lancha, explicó Noé Mateo Martínez, uno de los 130 pescadores de la cooperativa Fuerza del Pueblo.
La tienda comunitaria Diconsa se quedó sin maíz desde hace dos meses. La gente consigue el maíz, pero paga hasta ocho pesos el litro y aquí el kilo se vendía a cuatro pesos antes de que cerraran el paso, dijo el encargado Severo Jiménez. Todo está caro porque gastamos como tres mil pesos nomás para transportar la mercancía, agregó ensimismado.
Con pesar, el agente municipal Eustasio Martínez reveló que las personas enfermas, los niños y las personas de la tercera edad son los que más sufren al viajar en las lanchas que se sacuden ante el violento oleaje con el inicio de la temporada de nortes que terminará hasta marzo de 2012. Los médicos y las enfermeras dejaron de venir. No quieren arriesgar su vida en el mar, indicó.
Durante la semana pasada se suspendió la semana nacional de vacunación, primero porque no hay médicos y segundo porque la gente de San Mateo del Mar cortó los cables de la electricidad y todas las vacunas que estaban en el refrigerador se echaron a perder porque estuvimos siete días sin luz, comentó molesto el regidor de Salud, Aureliano Mateo.
Un día me agarró un dolor en la vesícula, eso fue de noche y como no hay doctores, de urgencia me llevó mi esposo que pagó un viaje especial de lancha que costó 400 pesos y del embarcadero de San Dionisio del Mar pagamos otros 200 pesos de taxi para llegar al hospital de Juchitán. Fue mi martirio y hasta ahorita debemos el dinero que pedimos prestado, recordó doña Onoria López.
Desde que esta comunidad se quedó sin camino terrestre, entre las 180 mujeres beneficiarias del programa Oportunidades pagan mil 800 pesos al personal de Sedesol para que lleguen al pueblo a través del mar. ¿No es chistoso? En vez que el gobierno nos apoye, nosotros pagamos la lancha y después tenemos que juntar la comida para darles de comer a los de Oportunidades, dijo asombrada doña Onoria.
Ajenos al conflicto agrario entre San Mateo del Mar y esta comunidad, grupos de niños patean balones y corren en la explanada cercana a la iglesia católica y alrededor se levantan muros de bloques de cemento y chozas de palma, donde las mujeres acarrean el agua de los pozos artesianos que en la época de lluvias se cubren de insectos.
Desde hace cinco años, explicó Noé Mateo, cada familia abrió sus propios pozos porque la tubería de agua que venía de San Mateo del Mar, fue destruida a machetazos y nos quedamos sin agua. Y desde entonces bebemos agua de los pozos y eso hace que los niños se enfermen a cada rato de diarrea y les duele la pancita.
La población está molesta, sienten que están secuestrados o encarcelados en su propia tierra. Desde que se recrudeció el conflicto agrario, en octubre de 2009, han vivido en medio del miedo y la incertidumbre. Si el gobierno no actúa, aquí va suceder una desgracia a muerte, sentenció el pescador Noé Mateos.
El seis de diciembre de ese año, doña Margarita Guerra, una anciana de 75 años de edad, se salvó de morir quemada cuando algunos muchachos de San Mateo llegaron al rancho y quemaron todas mis cosas. ¡Hay que echar a esta vieja a la lumbre! ¿No a eso venimos, pues?, decían. Le robaron sus vacas, gallinas, dinero y destruyeron sus potreros.
La historia de vejaciones es larga. En esa misma fecha del seis de diciembre de 2009, la población vio impotente cómo unas mil hectáreas de pastizales del pueblo fueron consumidas por el fuego. A mí apenas hace tres meses me pegaron tres hombres de San Mateo, me amarraron las manos y los pies y me dejaron tirado, todo golpeado en el monte y se llevaron dos vacas, reveló angustiado don Rosendo López.
Para el catequista de la parroquia de Santa María, Aquilino Jiménez, la situación que vivimos es injusta. ¿Por qué arriesgar la vida cruzando el mar si tenemos camino?, ¿por qué el gobierno no resuelve el problema? ¿Dónde están los derechos de nosotros, de las mujeres y de los niños?
Los hombres y mujeres ikoots, dispersos en la fe y en sus creencias religiosas desde los templos de variados nombres como Palabra de Vida, Pentecostés, Nazareno, Monte Sión, Sagrada Familia y la iglesia católica en honor a la Virgen de la Purísima Concepción, optaron por unirse ante la adversidad vivida en los dos últimos años y unidos comenzaron el lunes una protesta, bloqueando la carretera Panamericana en Juchitán, para exigirle al gobierno que les abra un camino alterno.
Con un campamento de denuncia instalado en Juchitán, los mareños exigen además la libertad de siete de sus mujeres que cansadas de vivir como presas en la propia tierra decidieron salir a buscar algo de dinero arriesgándose con la venta de huevos de tortuga y fueron detenidas por la policía estatal.
Mis hijas y nadie de las mujeres detenidas vende huevos de tortuga. Lo hicieron ahora porque en el pueblo no hay dinero, no hay paso, no hay buena pesca, no hay médicos, no hay trabajo y no hay tranquilidad. Ellas salieron a buscar su vida, son inocentes y exijo que las liberen, enfatizó enérgica doña Lucila Martínez Reyes.
El conflicto agrario con San Mateo del Mar tiene más de 100 años. San Mateo reclama mil 093 hectáreas de las tres mil 700 con las que cuenta esta comunidad, según la resolución presidencial de 1984. Las mil 93 hectáreas que San Mateo invadió en octubre de 2009, está en un polígono que los comuneros rentaron a la española Preneal para producir 100 megawatts de electricidad a través del viento.
A causa del conflicto agrario y social, la construcción del parque eólico Mareña Renovable presenta un atraso, pero creemos que la obra comenzará a fines de diciembre y si no hay paso, van a meter los aerogeneradores por mar. Nosotros confiamos que la resolución que dicte el Tribual Unitario Agrario de Tuxtepec, será a nuestro favor, dijo el dirigente comunal, Demetrio Martínez, quien urgió al gobierno de Oaxaca para que resuelva el problema.