Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
Juchitán, Oax. 16 de marzo 2011 (Quadratín).-Frente al nuevo gobierno que se instaló en Oaxaca desde el primero de diciembre pasado, pareciera que no hay partidos políticos ni liderazgos partidistas y en cambio saltan y surgen los conflictos agrarios, religiosos, políticos y sociales.
¿Dónde están los partidos PAN, PRD, PT y Convergencia y sus líderes que se coaligaron para derrotar al PRI? ¿Dónde está la llamada fuerza del priísmo oaxaqueño y sus liderazgos? ¿No saben acaso esos dirigentes que el gobernador aliancista Gabino Cué, la transición democrática y Oaxaca les reclama una participación más activa en esta hora de definiciones que marcarán el futuro de los oaxaqueño?
Pues esos partidos y esos líderes no están presentes. Más bien andan ausentes. Están, eso sí, en lo suyo, en la grilla, la politiquería, en el disfrute de las prerrogativas y en la vista fija en todos los escenarios posibles del 2012. Pero en Oaxaca, donde más se les necesita, no aparecen, no dan muestras de vida, salvo en contadas y oportunistas circunstancias.
Tras 80 años de gobiernos priistas, Oaxaca le dio cabida a la alternancia a punta de votos. No puede, sin embargo, quedarse en el umbral de la transición. En todos los rincones de la entidad hay reclamos de todo signo. Desde el combate a la impunidad pasando por la transparencia hasta el mejoramiento de las condiciones de vida agobiada hoy por la pobreza y la marginación, el desempleo y la migración.
El PRD oaxaqueño ni siquiera tiene actualizada su página web y su dirigente, Amador Jara, frente a la compleja realidad que enfrenta el nuevo gobierno, solo se le ha ocurrido pedirle a Andrés Manuel López Obrador, que se disculpe porque en las elecciones federales de 2009, apoyó en Oaxaca a los candidatos del Partido del Trabajo.
El PAN de Oaxaca y su líder Carlos Alberto Moreno Alcántara, que en junio dejará el cargo, andan más ocupados en la celebración de la Asamblea Estatal del 26 de junio para renovar al comité estatal panista. Salvo dos tres foros realizados sobre la Reforma de Estado propuesta por Gabino Cué, los panistas andan igual de ausentes.
El Partido del Trabajo da pena porque en la pepena de cargos en el gabinete se quedó si dirigente. Tiene en Otilia Galindo una comisionada más ocupada en pintar su raya de los panistas y respaldar las acciones de AMLO y deja para después a Oaxaca. El otro dirigente estatal Mariano Santana López, anda hecho bolas con el desorden que heredó como presidente municipal en Juchitán y todavía tiene ánimos para pelear que le den a uno de sus incondicionales la representación del Servicio Estatal de Empleos en el puerto de Salina Cruz.
El Partido Convergencia y su dirigente Saúl Díaz Bautista andan como los personajes imaginarios del refrán popular. Ni cachan ni pichan ni dejan batear. Eso sí, los convergentes se dieron el gusto para inaugurar una nueva oficina en Oaxaca, como si el hábito hiciera al monje.
¿De qué están hechos los dirigentes estatales del PAN, PRD, PT y Convergencia que no les importa que el gobernador aliancista Gabino Cué Monteagudo enfrente problemas en la conducción de Oaxaca?
¿No se supone que esos partidos, desde sus estructuras municipales y estatales, liderazgos y representaciones parlamentarias deberían aportar lo mejor de sí para encauzar a Oaxaca en la ruta de la transición, de la paz y del progreso?
¿Y los priistas? Uf, ni se diga. Andan de pleito en pleito. El presidente estatal, Eviel Pérez Magaña, que no siente lo duro sino lo tupido, apenas le quedó aliento, en el marco de los primeros 100 días del gobierno de Cué, para declarar desde el Distrito Federal, que está preocupado porque Oaxaca está de cabeza y camina sin rumbo. Igualito al priismo oaxaqueño, pues, sin pies ni cabeza y sin rumbo, le faltó decir.
Hasta ahora los dirigentes estatales del PAN, PRD, PRI, PT y Convergencia no han entendido o no quieren entender que en Oaxaca hay una nueva realidad. Les guste o no. Y que esa realidad exige inteligencia, tolerancia, pluralidad y visión de miras para aprovechar la llegada de la alternancia en la construcción de un nuevo andamiaje democrático para la entidad.
Pero nada de eso se observa en el horizonte y todo parece indicar que es mucho pedirles a los líderes estatales de los partidos PAN, PRD, PRI, PT, Convergencia y al Partido Estatal Unidad Popular, que perdió la brújula tras el asesinato de su fundador Heriberto Pazos, que se fijen en los desafíos de Oaxaca.
De refilón: El nueve de marzo los partidos PAN, PRI y PRD de Oaxaca, a través de sus diputados locales se despacharon con la cuchara grande, reformaron el Código Electoral y aprobaron que sólo ellos tengan mano para elegir a los consejeros del Instituto Estatal Electoral.
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