Bloquean vecinos de la Gómez Sandoval por obra inconclusa
Oaxaca, Oax. 05 de marzo de 2013 (Quadratín).- Aquí no se atreven a venir esos inspectores municipales; si vienen los corremos, ya saben a qué se meten, masculla un vendedor de sombreros en el zócalo de la capital.
Se guarece del sol bajo los frondosos laureles. Grita su mercancía; ofrece rebajas. Luego vuelve a la plática con su compañero comerciante. ¡Ni madres, ni madres, nada que nos vienen a quitar; aquí mandamos nosotros!
Es la ley del más fuerte o del más ilegal. Es el zócalo del Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y es el centro de la anarquía.
–Hey, oiga, ¡para qué toma fotos!, dice un joven con facha de cholo a la reportera.
–Es parte de mi trabajo, ¿o está prohibido tomar fotos?
Martes de paro y protesta laboral. Día inhábil por las movilizaciones magisteriales, que aprovecharon los vendedores ambulantes para copar el Jardín de la Constitución y la Alameda de León.
Y cada día son más. Ahora se venden hasta sarapes, además de ropa de todo tipo, incluyendo comprada en otros estados; bisutería, artículos de falsa piel; comida, discos pirata
Y hasta un comedor se monta en la plancha a un costado de la catedral.
¡Pásele, pásele, pásele! Acá los mejores tacos de Oaxaca, baratos y sabrosos, grita el aprendiz de restaurantero que ofrece grasosas carnitas, preparadas sin ninguna medida sanitaria.
¡A 10, a 10, a 10! ¡Llévese su película favorita a 10!, ofrecen los mercaderes de películas clonadas o música con discos de origen apócrifo.
El cuadro lo complementa el cada vez más grande campamento de las mujeres y los hombres triquis, en protesta desde hace cinco meses. Muladar. Cobijas, basura, petates, tiendas de campaña, residuos de comida
todo frente al Palacio de Gobierno.
Dueños del kiosco, los maestros de la Sección 22, que mantienen un foro permanente que no tuvo actividad este lunes y martes.
Zócalo en que los dueños son otros. Manifestantes, organizaciones sociales, grupos violentos que son capaces de retar a la policía y de echarla a correr. Machetes o palos, las nuevas armas de conquista de un espacio otrora de remanso.
¡Lleve su sombrero, oferta, novedad! ¡Bara-bara! grita el vendedor de artículos de plástico que asemejan otro material más confortable.
¡Pásele, pásele, aproveche! ¡Ya mero nos vamos pero pronto estamos de regreso! amagan los vendedores de artículos de la ilegalidad, en una ciudad donde lo ilegal y la anarquía asentó sus reales.