Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
Tenía razón Nikito Nipongo
MÉXICO, DF, 20 de abril de 2015.-Para nuestras circunstancias, hoy por hoy sigue siendo muy válido el adagio demoledor que dice “mal de muchos consuelo de tontos”.
Pero, señor secretario, ninguna cosa puede ser comparable. Las comparaciones son odiosas. Compararse es curarse en salud. Es hacerse tonto. Es más. Es ser irremediablemente meliloto. Pentonto, pues, como acostumbrara decir Nikito Nipongo (el gran Raúl Prieto), lexicólogo, escritor, caricaturista y periodista, genial columnista, compañero y amigo, con quien conviví varios años en el verdadero Excélsior.
Qué pena. Pareciera, siempre pareciera, que las autoridades mexicanas, me refiero a las actuales, padecieran del síndrome del autismo político: ni los veo ni los oigo. El autismo exacerbado de Salinas de Gortari.
Y para no aceptar su gran responsabilidad en el manejo de la crisis – no tienen ni idea de cómo se maneja la crisis económica de un municipio, de un estado, menos la de un país -, en el fracaso de la política económica, nos recetan explicaciones de pie de banco como la que nos da Videgaray.
Qué triunfote, qué logrote, y textual:
“México está protegido y cuenta con un mejor perfil que otros países emergentes para enfrentar una mayor volatilidad en los mercados financieros, ante un eventual cambio en la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos”. Y qué demonios tiene que ver aquí la tal Reserva Federal cuando quienes no sabemos ni cómo ni hacia dónde somos nosotros, amigo. Tan claro como el agua. Fracasamos nosotros, no fracasamos por la reserva federal o la volatilidad de los mercados.
Miren pues: aseguró el secretario de hacienda en entrevista con la agencia de prensa estatal, Notimex: “la forma de prevenirse fue con el ajuste preventivo al gasto; contar con amplias reservas internacionales; la línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI), además de las coberturas petroleras. Todos estos son elementos de protección, elementos prudenciales precisamente para enfrentar un escenario como el que sin duda vamos a enfrentar».
Qué curioso. Para mí que el ajuste del gasto le pegó en el corazón los factores de la economía, tanto del capital como del trabajo; le rebajó posibilidades de repunte. No hay dinero, no hay empleo, no hay crecimiento… Las reservas internacionales nos sirven para un carajo; deberían cuando menos proteger la paridad cambiaria, pero ni eso…la línea de crédito del FMI (¡Jolines! 70,000.000,000 de dólares) y las coberturas, y todo y la carabina de Ambrosio. El gobierno está cada vez más endeudado con la banca privada del exterior y las coberturas famosas no pudieron evitar que Petróleos Mexicanos cayera en un hoyo de improductividad y producción, No está vendiendo a su principal mercado. EU.
Ay. Ojalá tuviera cordura, tuviera prudencia, tuviera la razón el hombre al afirmar que todos esos elementos nos van a cubrir ante la ya inminente crisis global. Porque por aquí, por estos lares donde vivimos los millones de trabajadores, no riman esos versos ramplones, llenos de ripios. Aquí los salarios no alcanzan para mucho, menos para una casita en Malinalco. Y ya con eso es suficiente. Una economía que mantiene en la pobreza a más de la mitad de la población, y estamos hablando de pobreza pobreza, no de la pobreza de la que hablan los econometristas, ni los expertos del INEGI.
Claro. El señor Videgaray está satisfecho por los reconocimientos que recibió en Washington de otros tantos pentontos del capitalismo salvaje, asistentes a las reuniones primaverales de los siameses de Washington, el FMI y el BM, padres putativos del fracaso de las economías periféricas, de las que dependen de las chichis del emporio del imperio. Pero no olvidar que alabanzas de aduladores devienen en vituperios.
Y si todo esté viento en popa, como intenta convencernos Videgaray, por qué no crecen los porcentajes estimados del crecimiento del producto. La secretaría de hacienda estableció un rango estimado para el crecimiento económico de este año, de 3.2 a 4.2 por ciento, mientras que para 2016 es de 3.3 a 4.3 por ciento. Y de ahí no pasan. Al rato tienen que hacer ajustes a la baja, con las medidas prudenciales tomadas y todo…
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