Economía en sentido contrario: Banamex
Oaxaca, Oax. 24 de enero de 2009 (Quadratín).- Por mi queja pública ante las duras injurias que el conductor Oscar Mario Beteta lanzó a los antorchistas que piden la libertad de 15 presos políticos del gobernador de Querétaro, Francisco Garrido Patrón, recibí su oferta de otorgarme el derecho de réplica en su noticiario televisivo del medio día.
Sospeché una trampa pero, temeroso de convalidar lo que seguramente se diría en mi ausencia, decidí asistir a la cita. Pero me quedé corto. Beteta abrió el segmento presentando a un analista político invitado, lo que entrañaba un debate no acordado; luego, repasó los hechos para ubicar al televidente pero, en realidad, para repetir con nuevo énfasis las injurias que habían provocado mi queja.
Vino luego una serie de entrevistas callejeras que pretendía ser una selección al azar, pero la repetición de argumentos y la unanimidad en condenar las marchas y plantones, delataba su carácter premeditado y tendencioso.
Finalmente, Beteta leyó un resumen del conflicto; y sobra decir que no era más que la versión del gobierno de Querétaro, es decir, una sarta de mentiras y tergiversaciones mal hilvanadas para consumo de ingenuos. Y sólo entonces, Beteta me dio la palabra.
Pero apenas alcancé a aclarar que el pozo en litigio no tenía once años sino 30, lo que implicaba que la comunidad lo había manejado por casi 20 años; que era falso que la comunidad lo hubiera cedido a la Comisión Estatal del Agua (CEA); que era una infamia acusar a la licenciada Yesenia Valdez de haber encabezado su toma y que era falso, también, que la comunidad adeudara a la CEA un millón de pesos, ya que la administración de los ingresos estaba, hacía once años, en manos de Roberto Hernández Barrón, cuñado del Secretario de Gobierno, Alfredo Botello.
Y hasta ahí llegué. Oscar Mario Beteta olvidó su papel de informador imparcial y comenzó a justificar la represión alegando que era Antorcha la instigadora de la toma del pozo y, además, por ser un grupo violento que quería hacer su capricho.
A la embestida se sumó el analista invitado quien me acusó de haberle sacado un ojo a un reportero (el hecho ocurrió en una protesta de los maestros); de la muerte por golpes de una persona en Xalapa, Veracruz (sucia calumnia que ha quedado plenamente desenmascarada, salvo para el analista de marras); y de todos los daños sufridos por la ciudadanía a causa de los plantones. Así, mi derecho de réplica acabó en una emboscada mediática de dos contra uno.
Pero Beteta no había terminado. Al día siguiente, en su programa radiofónico mañanero, entrevistó al licenciado Abraham González, subsecretario de Gobernación. Fue el tipo de entrevista que permite afirmar a algunos que el poder mediático tiende a convertirse, cada vez más, en el verdadero poder fáctico del país.
Beteta hizo oír al Subsecretario mi declaración de que nuestra protesta es porque en Querétaro se pisotea la Constitución, y es deber legal de Gobernación Federal hacer respetar el Estado de derecho en todo el país.
Y, a renglón seguido, le preguntó si el reciente amparo a los presos políticos era fruto de nuestro plantón o una mera coincidencia. No había opción: ¡Claro que no era fruto de la presión sino resultado del desarrollo legal normal del proceso! dijo el funcionario.
Pero, primero, la cuestión era si en Querétaro se viola la Constitución y si es deber de Gobernación impedir que eso suceda, pues eso fue lo que yo afirmé; segundo, es obvio que sea resultado del plantón o del curso legal normal del proceso, el amparo demuestra, irrefutablemente, que se trata de delitos prefabricados por los servidores del gobernador Garrido Patrón. A mi modesto entender, el Subsecretario Abraham González, acorralado por la insidia de Oscar Mario Beteta, perdió una oportunidad de oro para demostrarle al país que su dependencia vela por la justicia para los débiles, frente al abuso de los poderosos.
Antorcha niega ser violenta. ¿Qué dice usted? Nueva provocación. El Subsecretario González, casi con temor, contestó al severo juez que lo interrogaba que en las protestas frente a su Secretaría, los antorchistas se han comportado pacíficamente, pero que sabe que han cometido invasiones de predios en Querétaro y otros estados.
¡Algo había que soltarle al Moloch reaccionario para aplacar su ira! Pero yo afirmo que es falso que los antorchistas invadan predios y menos en Querétaro, donde, si se encarcela a inocentes, no se ve por qué no a los invasores.
Termino. Tras ponerse de acuerdo en que las marchas y los plantones son violaciones a la ley (lo que es falso, pues son derechos tutelados por la Constitución), Beteta volvió a la carga: el año pasado se realizaron más de tres mil marchas. ¿Cuántas lograron su objetivo, señor Subsecretario? Ninguna que yo sepa, fue la respuesta inmediata. Por tanto, concluyó triunfalmente Beteta, esos actos no sólo son ilegales sino totalmente inútiles, y hay que suprimirlos.
¿Así que más de tres mil marchas se retiraron el año pasado con las manos vacías? Grave, muy grave. Porque, o bien se trata de más de diez millones de locos que armaron ruido sólo por molestar; o bien todos esos mexicanos que salieron a la calle, no hallaron a nadie que se molestara en atender sus demandas. ¿Hasta cuándo resistirán sólo para no interrumpir el tráfico y la buena digestión de todos los Betetas que hay en México? Dios dirá.