Cuando suenen las 12 campanadas
**Mala suerte: La clase de fortuna que nunca falla**
¡Todos a marchar!
El miércoles de la semana pasada, salí de casa, luego de batallar entre las sábanas para levantarme, a pesar de que el vecino ayudó como despertador a la cuadra en la zona residencial de interés social, entre las gruesas paredes que nos dividen, pude escuchar muy atentamente a los Tigres del Norte, con su éxito del celular, lo que me recordó mi adicción al espectro celuloide.
Esperé el mensaje de texto que me indicaría que ya hay un presidente en la hermana república de los yankees, el hotdog y las dulces revistas de Hugh Hefner, y así fue, 8 de la mañana con 20 minutos y me avisan que los nuevos inquilinos de la Casa Blanca, fueron a misa, como cada domingo van los devotamente ateos.
Luego de darme un baño a ritmo de banda (el vecino ya puso al Recodo), entre el frio y la batalla mental por ver si podía planchar mi ropa con telequinesis, pero desafortunadamente no se pudo, (yes i cant), así que me tocó hacerle como a la rata vieja.
Al salir de casa, tomé el primer carro con chofer que se me atravesó, $ 4.50, y me daría un tour por las veredas tropicales del fraccionamiento, hasta que al llegar a la primera encrucijada, pácatelas dijera el Paco Stanley (ojo, si te acuerdas de él, es que ya llovió eh), un bloqueo impedía el paso.
Dimos varias vueltas, entre la sinfonía del claxon y uno que otro recordatorio familiar, llegamos a un punto donde simplemente, había que bajar de él.
Hice lo propio, bajé y comencé mi caminata, acompañado del esplendoroso sol que te quema tan deliciosamente la piel que te dan ganas de cocinar algo la banqueta de cada cuadra.
Fue entonces que uno de esos golpes mentales me azotó, me abofeteo más fuerte que cuando ñeramente le dices a alguna nena mayor de 18 (por eso de las demandas), que si como lo mueve lo bate
Le encontré por fin un significado a las marchas y plantones, mucho mejor que los drinks de cada fin de semana, mejor incluso que ver al Dr. House en su rebatinga para resolver los casos, las manifestaciones tienen un fin sano.
La caminata, bajar de peso, sudar unos cuantos minutos, dejar atrás esa actitud de flojos de oficina, hay que dedicarse a estar bien dijera algún promocional gubernamental, es importante entonces dedicarnos ese tiempo.
Le subí el volumen a mi ipod y comencé a caminar, uno
dos
uno
dos
y así cruce toda la ciudad, las marchas, hay que saludar a los maestros, aunque quizá sería bueno pedirles que ubiquen un punto de refresco (agua, porque algún energetizante sería muy caro), caminar entre los bloqueos es como si Madrazo corriera nuevamente un maratón.
Esto es ¡genial!, y no entiendo desde mi pequeño universo, como a nadie se le ocurrió darle ese uso, hay que impulsar eso en nuestra verde (bueno quizá un poco marchita) Antequera, para que el turismo sea uno saludable, aquel que quiera caminar y en lugar de vivas, escuchar consignas.
Por eso yo les digo a los maestros, que ¡todos a marchar!