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Reforma de maíz transgénico: ¿camino a soberanía alimentaria de México?
Oaxaca, Oax. 10 de julio de 2013 (Quadratín).- Como parte de su proyecto Soy del maíz. La Tortilla, que busca enaltecer la cultura del maíz, esencia de los mexicanos, el artista plástico Guillermo Rito inició el encapsulamiento de maíces criollos con una técnica que permite su conservación hasta por 300 años, asegura.
Con el apoyo de agrónomos expertos en maíces nativos de la Universidad de Veracruz y de Chapingo, el creador cuenta con una selección de granos de diversas dimensiones, colores y variedades, provenientes de varios estados de la república mexicana.
Entre los maíces seleccionados figuran blancos, amarillos, azules, negros, rojos. Cada maíz, explica, lo encapsula en resina de cristal con base de alcohol, algo así como alcohol congelado, material que permite a la semilla conservar intactas sus propiedades en un largo periodo que, calculan los expertos, puede ser de hasta 300 años.
Guillermo Rito muestra algunas piezas terminadas. Efectivamente parecen cubos de hielo de colores: amarillos, azules, blancos, rojos, morados. Cada una de las pequeñas piezas formará parte de una instalación dentro de la muestra Soy del maíz. La Tortilla, que se exhibirá en el Museo de la Secretaría de Hacienda a finales de año.
-¿Qué quiere usted decir con esta acción plástica?
-El valor de un grano de maíz para mí es incalculable, preservarlo en una cápsula de resina es preservar mi identidad como gente del maíz, mis raíces y la de mis ancestros. Somos del maíz, ese es el mensaje. Es una propuesta de cápsula del tiempo, una cápsula que lleva el mensaje de vida que representa la semilla de maíz, semilla de vida, alimento necesario.
Explica que su proyecto enfocado al maíz y la tortilla busca sublimar a través del arte a esa semilla, parte íntima del ser mexicano que, de tan cotidiana, se le presta poca importancia. Asimismo es un llamado de atención sobre el riesgo en que se encuentran los maíces originarios de México ante la introducción de maíz transgénico que ya se cultiva en el país de forma experimental.
Originario de San Blas Atempa, una localidad donde la economía gira en torno al maíz criollo, pues la mayoría de sus mujeres se dedican a la producción del totopo tradicional del Istmo de Tehuantepec, el artista se pronuncia por la preservación de los maíces nativos, y él lo lleva a la práctica con los maíces encapsulados, de manera simbólica.
-¿Qué piensa o siente al encapsular estos maíces que sobrevivirán tantos años?
-Pienso en mi identidad, en mi gente del maíz, en mis raíces y siento un gran orgullo. Son mis raíces las que me han llevado a realizar este proyecto. Para mí, el maíz y la tortilla me han dado la oportunidad de intervenirlos y ser yo parte del proyecto de vida que representan. En el proyecto participan además campesinos, mujeres que se dedican a elaborar tortillas e investigadores, todos ellos entregan su vida a esta semilla indispensable en nuestra vida diaria.
Contexto
El pasado 4 de julio, activistas de Green Peace colocaron en el asta bandera del zócalo de la Ciudad de México una gigantesca manta con la leyenda Propiedad de Monsanto. Su objetivo era llamar la atención del presidente Enrique Peña Nieto para que retire el permiso otorgado a esta compañía para el cultivo de maíz transgénico en Tamaulipas.
Aleida Lara, coordinadora de la Campaña de Agricultura Sustentable de Green Peace México, advirtió aquel día que la entrada del maíz modificado de Monsanto pone en peligro la preservación de los maíces originarios y con ello la sobrevivencia de 2 millones de campesinos que producen maíz para autoconsumo, y del 80 por ciento de los pequeños productores.