Prosperidad Empresarial Compartida
MÉXICO, DF. 1 de marzo de 2014 (Quadratín).-Cada vez que navegamos por internet nos asaltan múltiples anuncios. Pueden ser de coches, de bancos, de móviles, de ropa o, incluso, de algo que hubiéramos buscado con anterioridad desde nuestro ordenador.
Suelen ser anuncios que se agrandan hasta alcanzar la el tamaño completo de la pantalla y no dejan ver su contenido hasta que el consumidor no los cierra. Nos crean necesidades absurdas y nos insisten hasta que accedemos a comprar.
Disponen de nuestros datos porque otros se los venden.
Google AdWords es el programa que utiliza Google para ofrecer espacios de publicidad a anunciantes. De este modo nos aparecerán vistosos avisos sobre lo que hayamos buscado en ese mismo instante.
Nos insisten hasta vendernos sus artículos. Las empresas se benefician cada vez que alguien pulsa en su anuncio.
Su precio no es fijo, varía en función de la oferta y la demanda. Puede estar en 0,03 dólares o llegar a los 54 dólares por click. Con la introducción de este sistema en el año 2000, Google dejó de ser un buscador libre.
Antes no estaba influenciado por ninguna entidad privada por lo que garantizaba independencia en los resultados de cada búsqueda. En el momento en el que empezó a introducir publicidad, se puso al servicio de los anunciantes.
Como usuarios no pagamos casi nada de lo que consumimos por Internet. Por esto, la dependencia de la publicidad por parte de las páginas web o blogs es tan grande. Nos hemos acostumbrados a leer artículos, ver videos, escuchar programas de radio o de televisión a través de la red de manera gratuita.
Nos negamos a pagar cualquiera de estos servicios, nos llegamos a sentir ofendidos si nos piden una cantidad de dinero a cambio. No entendemos que detrás de lo que vemos está el trabajo de una persona o de varias. No lo valoramos.
Las empresas se aprovechan de esto y abusan del consumidor a través de los medios de comunicación, en concreto de los medios que ofrece Internet. Utilizan los banners para promocionar aquello que nos quieren vender.
En ellos aparecen imágenes o animaciones creadas para llamar la atención de las personas. A menudo hacen que su anuncio ocupe toda la pantalla y nos obligue a hacer click en ellos.
Una vez abierto el enlace, aunque sea con un acto involuntario, reciben su primer beneficio. Después, lograrán que ese anuncio quede retenido en la memoria de varias personas y por último, conseguirán un buen número de ventas.
Bárbara Sánchez Labajo
Periodista
(Texto proporcionado por el Centro de Colaboraciones Solidarias)