
Copa Mundial de la FIFA 2026, más que fútbol, un campo para emprender
Oaxaca, Oax., 20 de julio del 2011(Quadratín).- Hoy tenemos un Oaxaca diferente. Hasta hace muy poco, por ejemplo, resultaba difícil expresar públicamente un desacuerdo con la situación de cosas que prevalecen en la entidad tales como pobreza, violación a los derechos humanos, corrupción. Quienes se atrevían a hacerlo, eran acusados y perseguidos, agredidos por un régimen intolerante. Hoy, sin duda, las libertades son más amplias, son lo que debieron haber sido siempre: el centro de la dignidad humana.
Estoy convencido que fue el amor a Oaxaca, a esta tierra fértil y a su gente, lo que hizo perseverar a quienes creímos que una nueva realidad era posible. El 4 de julio de 2010, el voto libre abrió la puerta a nuevas oportunidades. Amas de casa, estudiantes, profesionistas y campesinos estuvieron de acuerdo en expresar mediante su participación, el deseo unánime por una forma diferente de vivir y actuar.
En el pasado, el gobierno trataba los asuntos públicos excluyendo a la sociedad, limitando su participación incluso de forma represiva. Nunca se generaron verdaderos espacios para que los actores pudieran ponerse de acuerdo, mientras a la vista de funcionarios omisos se agudizaron los problemas.
Los resultados saltan a la vista: seis de cada diez oaxaqueños viven en condiciones de pobreza; 80 por ciento de municipios padecen un alto o muy alto grado de marginación. Oaxaca ocupa el lugar 31 en competitividad y el lugar 30 en desarrollo democrático del país.
Hay pesimistas que insisten en argumentar que Oaxaca es ingobernable. Aducen que es imposible conciliar tantos grupos, tantos municipios e intereses. Que ya se han hecho numerosos intentos de distinta naturaleza, todos sin resultados.
Pero basta decir que en Oaxaca nunca se había visto una sociedad tan activa. Veo numerosos ciudadanos, voces que se organizan y persisten, conciencias libres. Veo además un gobierno con la voluntad de compartir los espacios de decisión que en una democracia moderna les corresponden.
Pero la pregunta es: ¿Qué haremos para que esta vez las cosas salgan bien?
El primer paso es construir entre todos un plan que funcione; el segundo es lograr que todos compartamos una visión y actuemos en pos de ella; pero esto no podrá ocurrir sin un tercer elemento esencial: abrir los ojos y darnos cuenta de que, al ponernos de acuerdo, cambiamos Oaxaca.
El plan ya está listo. Miles de ciudadanos hicieron llegar sus ideas y proyectos,mismos que han sido escritos en el Plan Estatal de Desarrollo. Este documento contiene los pasos para sacar adelante al Estado.
Pero todos sabemos que el plan por sí solo no es una garantía. Sabemos que la capacidad de los funcionarios y su voluntad política también se encuentran en el centro de un gobierno eficaz. Sin embargo, el elemento final de la ruta hacia un nuevo Estado es que la visión emanada del plan podamos compartirla todos y actuemos para llegar a ella.
Es necesario un nuevo pacto entre gobierno y sociedad. Porque los oaxaqueños todos deseamos una sociedad sana y dinámica en que nuestros hijos puedan desarrollarse plenamente, donde tengamos la seguridad de que contaremos con los servicios necesarios de salud, educación, seguridad. Donde tengamos empleo de calidad.
Pero también sabemos que esto no se logra sólo con y por el gobierno, por bueno que éste sea.
Tambiény sobre todo se logra desde la ciudadanía. Por eso, el brazo de la participación ciudadana es la articulación que tenemos la responsabilidad de fortalecer porque si bien un sistema debe garantizar mayores libertades a sus ciudadanos, también les exige mayores responsabilidades.
¿Quién está dispuesto a asumirlas? La construcción de una nueva sociedad comienza desde el interior de cada uno y se expresa en cosas pequeñas que van creciendo: desde unirte al equipo de fútbol hasta tomar la iniciativa para organizar un torneo; desde dejar en la escuela a tus hijos con puntualidad hasta dirigir el comité de padres de familia; todo lo que nos une para mejorar es parte de lo que refleja nuestro compromiso cívico.
Esta nueva actitud también dará paso a una participación política responsable, en que la asistencia a las elecciones y a las consultas ciudadanas será la vía en que, ordenadamente, la ciudadanía podrá decidir qué es lo que más le conviene.
¿Qué harán entonces los partidos políticos? Sabrán redefinir sus objetivos y estatutos a manera que correspondan con los principios de una nueva ciudadanía. Verán que trabajar con ella más allá de los procesos electorales será la forma de hacer llegar sus mejores hombres e ideas al gobierno.
¿Qué harán los activistas y grupos sociales? Ante una nueva actitud incluyente del gobierno y una ciudadanía que reclama sus derechos, utilizarán las vías institucionales para impulsar sus proyectos y expresar sus inconformidades.
¿Qué hará la Sección 22? Sabrá leer el cambio de los tiempos abriendo la puerta a nuevas formas de lucha, mientras las bases vigilarán que los líderes sigan al pie de la letra los principios éticos del movimiento magisterial.
Nuestra voluntad de cambio genera reacciones en cadena que cambian nuestro tiempo. La corresponsabilidad ciudadano-gobierno extiende los límites de lo que somos capaces de lograr.
Sólo así el resto de México y el mundo voltearán hacia Oaxaca, que no será más ejemplo de atraso sino un modelo de paz y progreso para la gente.
Este momento histórico es nuestro y debemos construirlo con hazañas, cruzadas que deben comenzar en un lugar y en un momento. Qué mejor lugar que aquí, qué mejor momento que ahora y quién mejor que los oaxaqueños.