MORELIA, Mich., 17 de mayo de 2015.- El Real Madrid juega en casa su tercera final consecutiva de la Euroliga en busca de la novena Copa de Europa, que se le resiste desde hace 20 años, aspectos que hacen que la ansiedad sea considerable y más si se le añade la presencia del líder del Olympiacos, Vassilis Spanoulis.
Dos décadas es demasiado tiempo y en el Madrid se ha convertido en una obsesión que lleva camino de convertirse en perniciosa si no se logra ahora.
Es la cuarta oportunidad en la que el Madrid juega tres finales consecutivas (1962-1965, 1967- 1969, 1974-1976 y 2013-2015) y siempre sacó al menos un título en estas ocasiones (1964 y 1965, 1967 y 1968, 1974 y ahora la única opción es que sea en 2015).
Pero enfrente no va a haber un club cualquiera, ya que el Olympiacos va a disputar su tercera final en cuatro años, en busca de su cuarto título.
Al frente del equipo de El Pireo está Spanoulis, un jugador que volvió a dar muestras de su calidad y liderazgo en la semifinal ante el CSKA Moscú. En 31 minutos estuvo ausente, pero a la hora de la verdad, anotó tres triples y una canasta de dos casi inverosímil.
El base griego está invicto en el Final Four. Ha jugado siete partidos y ha ganado los siete. Con los seis anteriores ganó tres títulos en 2009 (Panathinaikos) y 2012 y 2013 (Olympiacos) y en los tres fue el Jugador Más Valioso (MVP).
El Real Madrid deberá jugar un partido “perfecto durante los 40 minutos” si quiere ganar a un “gran rival” como el Olympiacos, dijo el mexicano Gustavo Ayón.
“Hemos trabajado durante toda la temporada para esto, el equipo se ha esforzado al ciento por ciento para estar aquí y ahora que tenemos la oportunidad hay que aprovecharla”, declaró en la rueda de prensa previa al choque. Para el mexicano, que cumple su primera temporada en el Real Madrid, es “un honor” luchar por el máximo título continental en su primera participación en la Euroliga.
“Desde el primer día que estoy aquí se habla de este objetivo y estamos en el momento en el que hay que rendir cuentas y trabajar para que se cumpla”.
A su juicio, ha sido una temporada “larga” en la que ha trabajado “todos los días para esto”. El jugador se siente “muy bien físicamente y no le importan sus números en la Final, sino que el equipo esté bien” y a eso ayuda la “buena química” que hay tanto en el vestidor como en la cancha.
“Lo importante siempre es estar intensos y ayudar a hacer cosas para el equipo para que vaya llevando bien el partido. Los números son secundarios y lo primordial siempre es el equipo”, concluyó Ayón.