Café para todos

MÉXICO, DF, 7 de enero de 2015.- El presidente de México Enrique Peña Nieto cumplió este martes una visita oficial a Estados Unidos que tiene lugar en medio de una encrucijada, en momentos en que enfrenta la peor crisis política y social en sus primeros dos años de gobierno, aunque la economía no está precisamente en bonanza.

El programa de actividades del mandatario mexicano incluyó un almuerzo en la Casa Blanca con su homólogo Barack Obama, con quien se pactó un diálogo sobre un amplio espectro de temas vinculados a las relaciones bilaterales.

En este encuentro se estima que se abarcaron asuntos tan amplios y complejos como la seguridad, la migración, la justicia, la educación y el comercio, y temas tan espinosos como urgentes como el de los 43 estudiantes desparecidos de Ayotzinapa en septiembre pasado.

No fue una especie de día de campo, como sí lo han sido visitas similares, porque ni Peña ni Obama pasan por los mejores momentos de sus administraciones.

Aún más, desde antes de la visita del presidente mexicano, organizaciones civiles anunciaron que llevarían a cabo diversas manifestaciones tanto en consulados en Estados Unidos como frente a la propia Casa Blanca, las cuales tuvieron lugar, pero el número de asistentes no fue significativo.

La organización Human Rights Watch (HRW) anticipó el lunes que envió una carta a Obama en la que le pidió que demande a su homólogo mexicano explicar las medidas que ha adoptado para neutralizar la crisis en materia de derechos humanos que enfrenta su gobierno.

El director de la División de las Américas de esa entidad con sede en Washington, José Miguel Vivanco, le transmitió a Obama su “profunda preocupación” con respecto a la situación imperante en México tras la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa y a una matanza de 22 civiles en Tlatlaya, estado de México, en junio pasado.

“Esta crisis recibió gran atención internacional en los últimos meses debido a dos atrocidades, las más graves que hemos visto en México en muchos años que involucran a miembros de la fuerza de seguridad pública”, señaló Vivanco, quien es un conocido activista chileno.

Para la ONG estadounidense, “lo mejor que pudiera hacer Estados Unidos para ser precisamente un buen socio es urgir enérgicamente a Peña Nieto a que enfrente esta crisis con mayor seriedad”.

La desaparición y probable asesinato de los 43 estudiantes en septiembre pasado en Iguala, Guerrero, y el “fusilamiento” por el Ejército de 22 civiles en Tlatlaya, estado de México, en junio, sin duda son una muy mala carta de presentación de Peña en su viaje a Washington.

La propia HRW afirma que los casos de Ayotzinapa y Tlatlaya “no son incidentes aislados; por el contrario, reflejan un patrón más amplio de abusos e impunidad y son en gran parte consecuencia de que el actual gobierno no ha abordado con seriedad la situación de derechos humanos que aqueja a México”.

Pero por lo mismo, ojalá Peña haya aprovechado esta oportunidad para demostrar a Estados Unidos y a la opinión pública de este país, que México es más que Ayotzinapa y Tlatlaya, y que es capaz de enfrentar con firmeza y audacia este momento crítico para volver a centrar su atención en las reformas económicas que impulsó en el Congreso con éxito.

La comitiva de Peña estuvo integrada por los secretarios de Relaciones Exteriores, Gobernación, Hacienda y Crédito Público, Economía, Energía y Comunicaciones y Transportes y el Procurador General. Es decir, estuvo acompañado por la plana mayor de su gabinete, y ojalá que se haya podido convencer a Obama de continuar apoyando a México, sobre todo para dar la impresión de que nuestro país goza de simpatías en la capital estadounidense y es considerado un socio preferente del vecino país.

Centrar la atención en Ayotzinapa o Tlatlaya equivale a dar la impresión de que el gobierno mexicano cada vez está más débil y tiene que recurrir a Estados Unidos para que le saque “las castañas del fuego”.

Por eso, desde antes se sabe que hubo un intenso cabildeo diplomático para impedir que se convirtiera en una visita monotemática, donde predominara el tema de los derechos humanos y el resto de los temas se viera ensombrecido.

Es obvio que el gobierno de Peña requiere algo más que “una manita” para salir del bache en el que se encuentra, aunque el propio Obama tampoco las tiene todas consigo, porque está más preocupado en enfrentar a una poderosa oposición en el Congreso de los republicanos, ahora que en las recientes elecciones perdió el control de ambas cámaras en el Capitolio.

Con el sólo hecho de que Peña logre que después de esta reunión en Washington el “vecino distante” le brinde un espaldarazo para avanzar en temas de la agenda bilateral que son muy importantes -y van más allá de Ayotzinapa y Tlatlaya- como el tráfico de drogas, el trasiego de armas, la educación, la innovación y el apoyo económico- el gobierno mexicano se alzaría con el triunfo.

EL GOBIERNO MEXICANO, DÉBIL ANTE LOS ESTADOS UNIDOS

Lamentablemente, el gobierno mexicano perdió la oportunidad de cumplir papeles protagónicos en dos temas que pudieran haberle atraído una gran popularidad, como la de presionar a sus vecinos para frenar la avalancha de deportaciones y la de ejercer un papel de mediador para la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.

Ahora ya no queda mucho por hacer, aunque Peña todavía podría mostrar que tiene posibilidades de influir para que los mexicanos en Estados Unidos apoyen a Obama y a los demócratas con miras a conseguir un Acuerdo Migratorio en el futuro y hacer labor de buenos oficios para que el proceso de normalización de las relaciones cubano-americanas transite por senderos tersos.

Peña está urgido de mejorar su imagen y aunque Obama no las tiene todas consigo, no deja de ser un mandatario con una gran popularidad, que goza de un gran capital político y que todavía es considerado el gobernante más poderoso sobre la tierra.

De igual manera, el mandatario estadounidense puede recomendarle acciones que puedan servirle a su regreso a México, como la necesidad de adoptar medidas enérgicas -quizá no para que las fuerzas de seguridad del país respeten los derechos humanos, porque ya se sabe que la tortura y los abusos no son patrimonio mexicano, y Estados Unidos también tiene en su haber este y otro tipo de señalamientos sobre todo cuando sus tropas van al extranjero como Afganistán o Irak-, pero sí para que haya más transparencia y para combatir a fondo la corrupción.

Aunque Obama no está para dar lecciones a Peña, éste podría aprender mucho de él, sobre todo de la forma en que el gobierno de Estados Unidos se conduce en el uso de los recursos del Estado aportados por los contribuyentes y de cómo se suele dar la rendición de cuentas.

Quizá eso sería lo mejor que podía pasar después de esta visita tan importante de Peña a la capital estadounidense.

GRANOS DE CAFÉ

El amanecer de un nuevo año trae consigo, casi siempre, un halo de esperanza para la humanidad y principalmente para los mexicanos que apenas hoy terminaron el puente Guadalupe-Reyes y que bien a bien no están enterados de que el precio del petróleo está a la mitad de lo programado como ingreso para este año; que el peso sigue en descenso respecto del dólar; que la cuesta de enero se asemeja cada vez más al ascenso al Everest, y que la ex primera dama de Iguala y esposa del narco alcalde José Luis Abarca podría quedar en libertad.

No obstante, poco o nada importan esos hechos para el grueso de los mexicanos, aunque el amargo despertar podría no ser tanto, siempre que se cumplan las premisas básicas del mensaje presidencial de Año Nuevo, en el que Enrique Peña Nieto dibujó un mejor país con acciones inmediatas de beneficio a la economía familiar, pero sin dejar de llamar a la participación corresponsable de la sociedad en su conjunto.

Fueron siete las acciones prioritarias de su administración las que enumeró para beneficiar a los mexicanos y de ellas el fin de los “gasolinazos”, fue la más impactante, máxime cuando la Secretaría de Hacienda había anunciado que podría continuar esta tendencia de aumento mensual en gasolina, diesel y gas registrada mes a mes en los últimos años. No será así y está empeñada la palabra presidencial.

También anunció la baja en las tarifas de luz en todo el país, tanto para los hogares como para los negocios.

Recordó que desde el primer minuto de este 2015 ya no se paga la tarifa de larga distancia en telefonía fija y celular. Con esta medida, dijo, las compañías telefónicas dejarán de cobrarle a los mexicanos más de 20 mil millones de pesos al año.

Igualmente, Peña Nieto reveló que más de 10 millones de familias de escasos recursos recibirán una televisión digital totalmente gratuita.

Para que la juventud mexicana tenga nuevos caminos de éxito y realización, este mes se pondrá en marcha el mayor programa de impulso a los jóvenes emprendedores de México, al apoyar a los mexicanos de 18 a 30 años que quieran abrir un negocio o hacer crecer el que ya tienen.

Otro anuncio relevante fue que se va a acelerar la construcción de viviendas dignas, para que más familias puedan tener un hogar propio y que este mes de enero se aplicará un paquete de medidas fiscales y de financiamiento para impulsar el desarrollo de vivienda, lo que también ayudará al desarrollo de la economía en su conjunto.

Finalmente, dijo que este mes las actividades agropecuarias de Chiapas, Guerrero y Oaxaca ya cuentan con un trato fiscal preferencial.

Si bien estas acciones no parecen la panacea, si resultan, queremos creer, en un alivio, cuando menos, a la muy maltratada economía familiar que en buena medida ha permitido el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal, al dejar pasar los abusos del comercio de todos los tamaños que impactan principalmente a la canasta básica con incrementos promedio del 40 por ciento. En fin, recuperemos la esperanza y hagamos votos por un Feliz Año Nuevo…

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