Diferencias entre un estúpido y un idiota
Madrid, 21 de septiembre de 2014.- Hace unos meses se aprobó la composición de un Grupo de Trabajo para crear un tratado que obligue a las empresas multinacionales en materia de derechos humanos. Naciones Unidas dio así un paso histórico en el ámbito del derecho internacional, aunque aún se desconoce cómo se sortearán los obstáculos legales para dar efectividad a la responsabilidad de las empresas, a los Estados de donde provienen y a aquellos donde operan.
Entre los grupos que durante años han dedicado esfuerzos para acabar con la impunidad de estas multinacionales está la Red Internacional para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Red-DESC).
Hace diez años, un grupo de organizaciones de derechos humanos en todo el mundo, se juntaron en Bangkok para formalizar una red que les permitiera intercambiar estrategias en su lucha contra abusos por parte de grandes multinacionales. Ahí se crearon los primeros estatutos y el primer consejo.
El secretariado de la Red-Desc en Nueva York pone en contacto a organizaciones de 70 países distintos, con un total de 270 miembros. La red se organiza por medio de grupos de trabajo, entre ellos el de movimientos sociales o el litigio-estratégico, que reúne todas las sentencias que favorecen los derechos humanos. Una base de datos las reúne todas para que cualquier organización tenga acceso a ellas, las utilice y se busque así crear jurisprudencia en el plano internacional.
El grupo de empresas y derechos humanos se encarga del cabildeo y de la presión política para conseguir cambios en el plano político y sobre todo el legislativo en materia de derechos humanos. Este grupo fue el que trabajó en la resolución para el grupo de trabajo de multinacionales y derechos humanos.
Si uno de las organizaciones miembro en Filipinas informa de la extorsión a comunidades locales y a defensores de derechos humanos o a sindicalistas que trabajan en una fábrica de coches, la red pone a su disposición estrategias de miembros que hayan pasado por una situación similar. De la misma manera, la Red-Desc difunde su estrategia porque a lo mejor en Nigeria, en Sudáfrica, en Perú o en otros países ocurre lo mismo.
De hecho, hace unos meses la Red-Desc apoyó a las comunidades Yaqui en Sonora, México, para frenar la construcción del acueducto Independencia. El trasvase masivo de agua podría perjudicar a las comunidades Yaqui debido a los impactos para el medioambiente, su cultura y sus formas de vida.
Una de las formas en que apoya la red en este tipo de casos consiste en poner en contacto a las organizaciones mexicanas con otras de Nigeria, por ejemplo, que estén intentando frenar los impactos medioambientales de una petrolera que se construye en Nigeria. Se pone en común una estrategia y empieza la batalla legal y de difusión en medios de comunicación para dar a conocer lo que sucede.
La red trabajó con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), el Centro de Análisis e Investigación Fundar y Habitat International Coalition América Latina (HIC-AL) para enviar una carta al Secretario de Gobernación (equivalente en España al Ministro del Interior), al de medioambiente y recursos naturales y al gobernador del Estado de Sonora, así como a otros representantes del gobierno mexicano e instituciones judiciales del país. Hace unos días, varias organizaciones denunciaron la detención del portavoz de las comunidades yaqui por parte de personas vestidas como civiles en coches no oficiales. Ocurrió durante un viaje del portavoz a la capital del país para denunciar la situación.
Reacciones de violencia e intimidación como ésta muestra el nerviosismo de quienes están más interesados en la conclusión del proyecto hídrico en Sonora. Por tanto, se confirma la eficacia del trabajo de las comunidades y de las organizaciones locales.
En Odisha, India, la multinacional coreana Posco no ha podido construir una fábrica de acero con graves impactos medioambientales por la incidencia y presión mediática que se ha organizado desde las comunidades locales.
Los defensores de los derechos de los pueblos indígenas, del medioambiente y de otros derechos humanos fundamentales aún tienen que enfrentarse con poderosos enemigos que actúan desde la sombra y en connivencia con gobiernos corrompidos. Pero no podrán frenar la lucha diaria que, como gota de agua que impacta a diario una roca, termina por perforarla.
(Texto proporcionado por el Centro de Colaboraciones Solidarias CCS)
Carlos Miguélez Monroy
Periodista y editor en el Centro de Colaboraciones Solidarias
Twitter: @cmiguelez