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OAXACA, Oax. 30 de octubre de 2013 (Quadratín).- La firma de Cuauhtémoc Cárdenas en la carta promovida por López Obrador para solicitar otra vez juicio por “traición a la patria” ahora contra el presidente en turno de la república pudo haber sido un pacto con el diablo del michoacano.
Esa alianza forzada entre los dos caudillos del neopopulismo frente a la reforma energética ya contaminó la elección del próximo presidente del PRD y metió al partido en mayores divisiones internas. La promoción a Cárdenas para presidir otra vez el partido que él fundó en 1989 quedó ya marcada por el asunto petrolero. Cárdenas quería que el PRD propusiera una alternativas o ajustes a la iniciativa presidencial, pero ahora ya es vocero de los radicalismos del tabasqueño.
Pero la alianza de Cárdenas con López Obrador está llevando al PRD de Los Chuchos a posiciones de ruptura institucional y a batallas ya perdidas de antemano, como la de la propuesta de juicio contra Calderón en el 2008 por “traición a la patria”. López Obrador, Marcelo Ebrard y ahora Cárdenas van a radicalizar al PRD para sacarlo del Pacto por México, hasta ahora el único espacio del perredismo para lograr imponer algunas de sus propuestas de gobierno.
El papel del PRD como oposición funcional había ampliado las posibilidades de movilidad política del PRI en su regreso a la presidencia de la república. El radicalismo se había autoexcluido del PRD con la salida de López Obrador para fundar su movimiento de masas como partido político. Con la firma de Cárdenas en la carta con López Obrador para el tema de “traición a la patria” colocó al PRD y al michoacano subordinados al liderazgo radical fundamentalista de López Obrador.
Ahora el futuro del PRD en el corto plazo quedó en un vacío de definiciones propias por el fortalecimiento del liderazgo de López Obrador en el tema energético. En todo caso, hay indicios que señalan que Cárdenas habría visto en el corto plazo la imposibilidad de juntar votos para ajustar algunos de los temas delicados de la iniciativa presidencial de reforma energética y no tuvo más camino que sumarse a la movilización de López Obrador.
Lo de menos es el resultado de la protesta de López Obrador; en el fondo, el tabasqueño sabe que tiene perdida la batalla política en los espacios institucionales y que la movilización de masas sólo fortalecerá su papel de líder social con miras a la candidatura presidencial del 2018.
El dato mayor sería el hecho de que Cárdenas y Ebrard habrían fracasado en la construcción de fuerzas políticas para la candidatura y que el juego lo puso López Obrador en las calles, con sus mítines zocaleros, sus acarreos de los mismos de siempre y sus amenazas de cercos alrededor de las dos cámaras para obligar a los legisladores a votar bajo presión.
Si en 1988 Cárdenas había decidido el camino institucional de protesta para evitar la violencia en las calles, ahora decidió adherirse a López Obrador para construir un grupo de presión de masas y tratar de imponer decisiones desde fuera de las instituciones. De ahí que el sometimiento de Cárdenas a López Obrador lo haya de muchas maneras debilitado para apoderarse de nueva cuenta del PRD porque la verdadera lucha política de fuerzas ya no estaría en las instituciones sino en las calles.
Con la firma de Cárdenas en la carta diseñada por López Obrador, el PRD entró en un limbo político y polarizó aún más las posiciones al interior del partido entre Los Chuchos que dicen que la fuerza del partido está en el Pacto por México y el lopezobradorismo apoyado por Cárdenas y Ebrard que buscan una ruptura del PRD con el gobierno del presidente Peña Nieto.
Al final, luego de la carta, el PRD con Cárdenas de dirigente sería solamente un apéndice político de López Obrador.
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@carlosramirezh