Cortinas de humo
MÉXICO, DF. 22 de junio de 2014 (Quadratín).- Cuando preparaban sus iniciativas de ley, Vicente Fox y Felipe Calderón entendieron que necesitaban llevar al PAN a una sólida primera minoría legislativa; sin esa ventaja, toda la alternancia habría de fracasar y quedarse en una mera administración del sistema político priísta.
En el 2000, Fox logró la presidencia y la primera minoría en la cámara con el 38% de los votos, contra 37% del PRI; en el 2006 Calderón alcanzó la presidencia con el PAN como primera minoría legislativa con el 33.4%, contra 28.2% del PRI. En ambas oportunidades, el PAN no pudo establecer alianzas para construir una mayoría absoluta y prefirió pactar con el PRI.
En las elecciones intermedias, Fox fracasó en consolidar al PAN y éste pasó a ser segunda minoría con el 30.7%, contra el 36.8% del PRI como primera minoría. Seis años después, Calderón también se desplomó y colocó al PAN con el 28%, contra el 36.9% del PRI, quien por cierto rebasó al PAN y al PRD porque avanzó desde el tercer lugar al primero.
El problema del PAN fue, ciertamente, de números pero también de experiencia legislativa. Fox y Calderón carecieron de una propuesta de alternativa de proyecto de gobierno y de modelo de desarrollo y presentaron iniciativas aisladas que el PRI negoció punto por punto. En cambio, el PRI armó alianza de partidos para frenar al PAN, aunque le aprobó algunas iniciativas justamente aisladas.
Lo que se juega en las elecciones legislativas federales del 2015 es el equilibrio para la aprobación de leyes. La primera minoría priísta no alcanza a sumar una mayoría absoluta de 51% con sus aliados chicos y necesita por fuerza un acuerdo con el PAN o con el PRD.
El PRI se fortaleció con el Partido Verde, el cual fue primero panista con Fox y luego el PAN prefirió avanzar en solitario. Hoy la alianza PRI-PVEM suma el 48.2% de los diputados, el PAN apenas suma el 22.8% de las bancas y el PRD y sus aliados chiquitos llega a 27%. Sin necesidad de tener algún sustento legal, el gobierno de coalición funciona en el legislativo, sólo que con la habilidad del PRI para no negociar decisiones de estructura sino apenas concesiones políticas.
En el Senado PRI-PVEM suma 47.6%, el PRD y sus aliados llega a 21.9% y el PAN sin alianzas se quedó en 29.6%.
Las reformas constitucionales en materia de educación, telecomunicaciones y energía salieron en la cámara baja con el voto mucho mayor al límite mínimo de 67% de los diputados por la habilidad del PRI para negociar con la oposición. Las leyes secundarias necesitarán sólo la mayoría calificada de 51% que el PRI casi llega con el 50.2% de su articulación con el Verde y con Nueva Alianza.
La reconfiguración de la Cámara de Diputados en el 2015 tiene el elemento disruptor de Morena de López Obrador, pero con tendencias menores al 10% de las curules, sin tener claro si el PT y MC se diluyen y se suman o siguen en alianza, pero juntos tendrían menos de 15%. Si bien las secundarias de las reformas estructurales saldrán en este año, nuevas reformas tendrán otro equilibrio en la Cámara.
El problema de Morena en las elecciones del año próximo será la falta de fondos, los dedazos de candidatos por adelantado que han inhibido incorporaciones y la enfermedad del caudillo López Obrador que limitaría su presencia en campañas. Asimismo, las elecciones las han ganado los aparatos electorales de movilización que requieren de experiencia y sobre todo de dinero suficiente para la movilización de promotores y el acarreo de los votos a las urnas. En ambos espacios el PRI tiene mucho más ventaja y el PAN comienza a prepararse en materia de fondos para campañas y para el aparato electoral.
El factor PRD será otro factor de inestabilidad del voto. Si el PRD no se divide y mantiene a Cárdenas en su seno con la entrega de posiciones y candidaturas aunque no la presidencia del partido, el perredismo logrará sostener su base electoral como tercera fuerza. Y su el PRD reparte las candidaturas con equilibrio y sentido de la unidad interna, la fuga de militantes, aspirantes a candidaturas y votos hacia Morena serán menores a las expectativas de López Obrador.
Los cálculos del reparto de votos del espectro neopopulista radican en percibir a quién le quitará votos Morena: ¿al PRD, al PRI o al PAN? Los primeros escenarios indican que Morena va tras de los votos del PRD, algunos pocos al PRI y el voto flotante que oscila entre el PAN y el PRI. Para ello López Obrador necesitará de habilidad para repartir las candidaturas plurinominales porque por ahí jalaría nuevas lealtades; pero los primeros dedazos hablan de la entrega de esos puestos a los incondicionales del caudillo y por tanto no tendría espacios para negociar. En total, habría –en un cálculo aproximado– veinte pluris en cinco circunscripciones para López Obrador, nada en términos de perredistas que quieren una curul y los beneficios económicos del poder.
Las expectativas del PRI son las de avanzar hasta el 51%, del PAN y el PRD de recuperar su tercio electoral en la cámara de diputados que no tienen hasta ahora –22% y 20%, respectivamente– y Morena se ha fijado la meta de superar el 25%, por lo que hay más expectativas de avanzar que realidades. Así que el país verá un reacomodo de nuevas lealtades electorales legislativas porque lo que gane Morena será a costa de perderse en el PAN, el PRD y el PRI.
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