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Reforma de maíz transgénico: ¿camino a soberanía alimentaria de México?
+ Diario Político (8) El halconazo
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México, D.F. 10 de junio 2012 (Quadratín).- El diputado panista y periodista Gerardo medina Valdés publicó en 1972, en pleno régimen echeverrista, la mejor investigación sobre la participación del gobierno y del PRI en el halconazo, la represión a estudiantes en el DF el 19 de junio de 1971. El PAN ha logrado los derechos para difundir el texto del libro y del tema que tendrá hoy domingo 10 de junio un doble escenario: el 41 recordatorio y el debate de candidatos presidenciales.
En su comparecencia ante estudiantes de la Universidad Iberoamericana, la candidata panista Josefina Vázquez Mota recordó a los estudiantes esa represión y los dejó literalmente con la boca abierta. El libro se titula Operación 10 de Junio y se encuentra con acceso libre http://issuu.com/frph/docs/operacion_10_de_junio y también en pdf en www.grupotransicion.com.mx.
Presentamos la parte del libro de Medina Valdés que se refiere a los halcones y la mentira oficial:
COMO QUEDA DICHO, a la primera acusación frontal de que los responsables de la masacre habían sido los miembros del grupo denominado Los Halcones, formulado por Daniel Soto, Jefe de Fotógrafos de El Universal, el gobierno respondió a través del Regente de la Ciudad, Alfonso Martínez Domínguez, con una categórica negativa: En la jerga de la calle fueron sus palabras existen los charros, los gorilas, los halcones
El Departamento del Distrito Federal y el Gobierno de la República no tienen ningún cuerpo de este tipo. No existen los halcones. Esta es una leyenda. Yo declaro categóricamente que no existe ningún grupo al servicio del Departamento del Distrito Federal de esa naturaleza; que en la calle se habla de gorilas, de halcones, de charros, de otro tipo de motes que el ingenio popular establece para dar a conocer ciertas manifestaciones de su pensamiento, de su imaginación, de sus ideas; pero el Gobierno no tiene ningún órgano, ningún grupo que no sean los de seguridad pública que todos ustedes conocen y que establecen nuestras leyes.
Otro periodista insiste: Los Halcones fueron transportados en camiones de la municipalidad, como son los carros de Limpia, mas el Regente se encierra a saliva y piedra en su negativa. Algunos grupos y funcionarios entre éstos el dirigente regional del PRI en el Distrito Federal, aprietan filas en torno a él: atribuyen la agresión a grupos como el MURO y otros. El PPS, que debe a Martínez Domínguez el regalo de curules, adopta la misma actitud. El partido comunista mexicano pide el cese de las autoridades del Distrito Federal.
Pero los fotógrafos de prensa y los periodistas no retiran su acusación: al entrevistarse el día 11 con el Presidente Luis Echeverría, Francisco Picco, líder de la Asociación de Redactores Gráficos de Diarios, dice: Estamos ciertos que la violencia empleada para disolver una manifestación estudiantil, fue producto de órdenes descabelladas y que se extendió a todos los que cruzamos frente a un grupo de jóvenes que, por razones obvias, conocemos desde hace casi tres años como Los Halcones.
Y José Luis Parra, Secretario General del Sindicato Nacional de Rectores de la Prensa, a su vez sostiene que la existencia de este grupo facistoide, que no puede ser producto de una generación espontánea, es real. No se nos puede engañar, señor Presidente. Sabemos que es un grupo perfectamente organizado, perfectamente adiestrado en el manejo de armas, perfectamente consolidado; jóvenes que lamentablemente, como usted lo verá en las fotografías, tienen una presencia de auténticos criminales, y que hayan atentado contra los compañeros cumpliendo una consigna y al amparo de la Policía, que en ningún momento los contuvo, nos hacen pensar que este grupo no es congruente con la realidad y con el gobierno revolucionario y patriótico de usted.
Y más tarde, cuando acompañados por el Subsecretario de la Presidencia Fausto Zapata Loredo a sugerencia expresa del Presidente Echeverría, se entrevista con el Procurador General de la República, Lic. Julio Sánchez Vargas, los mismos denunciantes agregan estos datos sobre Los Halcones: son más de mil jóvenes entre los 18 y 22 años, los manda un coronel de apellido Díaz Escobar, fueron organizados en 1968 durante el movimiento estudiantil, sirvieron luego para retirar de la vía pública a Las Marías (vendedoras ambulantes) y después en otras actividades como brigadas de choque; cobran un sueldo personal de 65 pesos diarios y los que se distinguen por su agresividad cobran hasta 120 pesos diarios en el Departamento del Distrito Federal, sus armas son guardadas en los sótanos de esta dependencia oficial, se adiestran en una parte del bosque de San Juan de Aragón, por la Cuchilla del Tesoro y atrás de la Pista 5 del Aeropuerto Central
Todo mundo sufrió alucinaciones
El Procurador General recoge las impresionantes fotografías que le llevan, escucha con toda atención, de todo se toma nota. Pero la posición del Regente parece inconmovible. El día 12 arrecian las exigencias públicas. El Partido Acción Nacional declara que la explicación del Gobierno de la Ciudad es inverosímil e inadmisible, porque las crónicas periodísticas, las versiones de los testigos presenciales y las grabaciones de las órdenes policíacas trasmitidas por radio, establecen sin lugar a dudas que no se trató de grupos estudiantiles en pugna enfrentados violentamente, sino de brigadas de choque bajo control, que en presencia y con la tolerancia de cuerpos policíacos, agredieron a los estudiantes y a mucha gente que nada tenían que ver con la manifestación o que, como los periodistas y los camarógrafos, simplemente cumplían con un deber profesional.
Hasta la misma CTM, a través del líder de su sector juvenil, pide que sean desenmascarados quienes manejan y quienes pagan a Los Halcones, para acabar con ese grupo de represión, pues lo que ocurrió anteayer a los estudiantes puede ocurrirle a los obreros, y entonces las consecuencias serían catastróficas. Esto último es, quizá, una alusión al hecho de que desde 1968 la CTM había anunciado su propósito de integrar brigadas de choque, cuyo enfrentamiento con Los Halcones podía tener consecuencias catastróficas
para los cetemistas, si sus grupos no fueran iguales.
Por su parte, las autoridades universitarias representadas por el Rector, el secretario general y los directores de escuelas y facultades, declaran que ha llegado a ser del dominio público que la agresión fue desencadenada por grupos de choque entrenados, con transportes y armas para realizar la agresión, organizados por elementos con amplios recursos económicos y materiales. No aluden a ninguna autoridad, simplemente dicen que la existencia de esos grupos pone en grave peligro la democracia del país, amenaza el orden político y jurídico, las libertades ciudadanas y contradice las posibilidades de una auténtica apertura democrática. Luego se bañan en profetismo al decir que ellos habían señalado con anterioridad la existencia de fuerzas decididas a anular las libertades de los mexicanos.
La Corporación de Estudiantes Mexicanos, dice que el de Los Halcones es un grupo de choque que recibe preparación militar en los campos de la Unidad Aragón, está constituido por jóvenes de baja condición socioeconómica, habitantes de ciudades perdidas del Distrito Federal y que de hecho reciben un sueldo que oscila entre 40 y 60 pesos diarios, que algunos están allí presionados por delitos que han cometido; desconoce quién formó y quién manda el grupo, aunque aventura tres hipótesis: Están dirigidos directamente por militares, dependen de la Policía Federal, que a su vez depende de la Secretaría de Gobernación; dependen del Servicio Secreto, que a su vez depende del Departamento del Distrito Federal.
Claro que sabía el Sr. Presidente
El Regente de la Ciudad no parece inmutarse ante tanta insistencia pública. Su chofer, David Rubí, comparte su tranquilidad. El es Halcón. Pero en alguna parte debería comenzar a desmoronarse aquella posición de apariencia monolítica. El Gobierno Federal, y concretamente el Presidente Echeverría, no podía caer en el ridículo de solidarizarse con quien burdamente negaba evidencias. El mismo día 12 que el PAN había rechazado las explicaciones del Regente, el secretario de la Defensa, muy posiblemente por indicaciones del propio Presidente, abrió la primera rendija para que renunciara Alfonso Martínez Domínguez, al declarar que Los Halcones no pertenecían al Ejército. Es decir, no negaba su existencia; aclaraba nada más que no formaban parte del Ejército.
Todavía el Procurador General informa el día 13 que no encontró ningún campo de entrenamiento detrás de la pista 5 del Aeropuerto. Pero ya todo es inútil: dos días más tarde, en la entrevista con Zabludowsky, como si hubiera querido divertirse el Presidente primero estimó que la Policía tenía órdenes de no intervenir, viera lo que viera, para evitar la refriega que algunos elementos interesados, entre los organizadores de la manifestación, querían que hubiera, explicación que coincidía ciento por ciento con la de Alfonso Martínez Domínguez, para en seguida asestarle un golpe definitivo, al agregar que el grupo de choque existía en el pasado y no era nada oculto, parece que se ha manifestado nuevamente.
Vaya que si sabía el Lic. Luis Echeverría que ese grupo de choque existía en el pasado y no era nada oculto. Interesa aquí hacer notar dos cosas: la primera, que el señor Presidente demoró nada menos que cinco días para desmentir al Regente de la Ciudad por él designado siete meses antes. La segunda, el carácter dubitativo de su expresión parece ser que se ha manifestado nuevamente. ¿Fue sólo una explicación a su amigo Martínez Domínguez, pues nadie podría creer que no supiera desde antes del mismo 10 de junio la verdad? Pero aun en esos términos, en este México nuestro donde a pesar de lo que se desmeritó como institución a partir de 1968, una opinión y hasta una insinuación del Presidente de la República todavía para muchos tiene el sello de la infalibilidad ¿quién de los que negaban la existencia de los Halcones se atrevería a refutar al Presidente Echeverría?
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