Respuesta a la violencia e inseguridad
MÉXICO, DF. 17 de junio de 2014 (Quadratín).-Atrapada entre la euforia futbolera y el minuto a minuto de las leyes secundarias en el Congreso, la crisis de Michoacán ha entrado en un impasse que carece de salidas.
El dilema que se maneja en los altos mandos políticos es claro: Vallejo se queda con alto costo o se debe de ir, y cuándo.
Lo de menos son los datos sobre el precario estado de salud del gobernador Fausto Vallejo. Lo más grave ha sido el descuido político no tanto del propio gobernador o de la Secretaría de Gobernación como administradora de la gobernación estatal, sino del PRI que ganó las elecciones a sabiendas de la incapacidad de salud del candidato.
Vallejo tomó posesión el 15 de febrero de 2012, catorce meses después solicitó licencia para atender su enfermedad y dejó como interino a su secretario de gobierno Jesús Reyna; seis meses más tarde, en octubre de 2013, Vallejo regresó a su cargo y peleó duramente contra Gobernación para obligar a Reyna a quedarse en el gabinete como secretario de gobierno.
El 4 de abril de este año, Reyna fue arrestado por el delito de relaciones directas con el jefe de Los Templarios, Servando Gómez La Tuta.
En las dos semanas pasadas, de manera creciente, circularon rumores, versiones y videos que mostraban a uno de los hijos de Vallejo con La Tuta; a finales de la semana pasada, el gobernador Vallejo afirmó que su hijo había sido levantado por los narcos y ellos habían grabado las escenas. Sin embargo, las imágenes son demoledoras: el hijo del gobernador no aparece como secuestrado, sino conviviendo con los jefes del crimen organizado.
La crisis política en Michoacán llevó al gobierno federal a nombrar a un comisionado federal con poder suficiente para tomar decisiones estatales y federales por encima del gobernador.
El mensaje fue muy claro: el gobierno federal no quería desplazar a Vallejo del cargo pero las revelaciones posteriores encarecieron la factura política. De nueva cuenta Vallejo solicitará licencia esta semana por enfermedad pero ya avisó que regresaría a retomar sus funciones.
Si la Secretaría de Gobernación inventó el mecanismo intermedio del comisionado para hacerse cargo de la gobernación michoacana, el problema político no es de Segob sino del PRI como partido patrocinador de Vallejo. Y si el gobierno federal y el Senado no quieren aplicar la fracción cinco del 76 constitucional para declarar que en Michoacán “han desaparecido todos los poderes” y por tanto designar un gobernador provisional, entonces el gobierno federal ha condenado a los michoacanos a una situación irregular de inexistencia de un gobierno estatal.
La salida está en manos del PRI nacional como el partido responsable de la designación de Vallejo como candidato. El Presidente de la República ha hecho bien en mantener distancia de la crisis michoacana y delegarle a Gobernación la administración de Michoacán, pero el PRI tendría que operar el relevo de Vallejo antes de que la crisis estatal se engarce con las elecciones de gobernador en el estado el año próximo y contamine a otras entidades.
Hacia el interior de las principales instancias del gobierno federal existe la certeza de que Vallejo es parte de la crisis de seguridad y de gobernación del estado, nadie acepta que su secretario de gobierno y su hijo se hayan reunido con narcos sin que el gobernador estuviese enterado y que la ciudadanía de Michoacán no puede quedarse de rehén de necedades políticas.
El caso Vallejo podría convertirse en tema de agenda de las nueve candidaturas a gobernador que presentará el PRI nacional en el 2015 porque sin el presidencialismo autoritario ahora la responsabilidad de los gobernadores será de los partidos que lo propongan. Y los michoacanos podrían pasarle la factura en las urnas al PRI en las elecciones estatales del próximo año.
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@carlosramirezh