
Día mundial de la justicia social
Oaxaca, Oax. 09 de abril de 2013 (Quadratín).- Mientras el magisterio guerrerense se encuentra en pleno recreo de movilizaciones, el de Oaxaca ha decidido apostarle a la táctica: no perder lo ganado por problemas fuera de su espacio político.
La derrota magisterial oaxaqueña del 2006 se convirtió en victoria cuando la Sección XXII se alió con la megacoalición antipriísta en las elecciones de gobernador del 2010, condicionó su apoyo al candidato aliancista a mantener la hegemonía magisterial y en las urnas le arrebató el gobierno al PRI que no pudo quitarle por la vía de la insurrección violenta.
Por eso el magisterio de Oaxaca dio un frenón a su lucha, regresó a clases, limitó sus movilizaciones al estado y tratará de eludir las provocaciones. Como la ley educativa busca, en el fondo, la restauración de la rectoría del Estado en la educación, la XXII sabe que puede perder todo por la vía de la confrontación.
Por lo pronto, la jugada de la XXII tendrá que hacerla el gobernador aliancista y expriísta Gabino Cué Monteagudo, por los compromisos amarrados en el 2010 para conseguir las movilizaciones y los votos para derrotar al PRI. Y ahí es donde la ley federal de educación tendrá que decidir en qué momento da el paso hacia adelante para fijar los criterios educativos federales y acotar las concesiones estatales.
La XXII tiene el control total de la educación, por lo que la batalla por la evaluación puede ser un escenario no deseable para la organización. Mientras que en Guerrero el PRD se deslindó de la sección magisterial y su cultura de la violencia, en Oaxaca la XXII hizo suscribir al gobernador Cué Monteagudo varios compromisos que no tendrá más remedio que cumplir: mantener la vigencia de la minuta que le entregó el control del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (la anterior SEP local) a la Sección, obligar al gobierno estatal a no realizar ninguna reforma educativa sin el consentimiento de la Sección y entregarle a la XXII el control total de la educación en el estado.
Aprendida la lección del 2006 de enfrentar el poder policiaco contra sus acciones de insurrección –lo ocurrido apenas en Guerrero–, la XXII de Oaxaca ya entendió la lógica del poder: la fuerza del Estado. Por eso fue que ante la intervención policiaca el viernes en Guerrero, la XXII regresó a clases. Ahora vienen acciones políticas, con la certeza de que la lucha callejera no podrá contra el Estado federal. El gobierno federal ya le advirtió al gobernador que no permitirá nuevamente los plantones que impidan el funcionamiento de empresas privadas e instituciones públicas.
La lucha violenta de la XXII en Oaxaca condujo a la reducción del consenso social y político, aunque bastantes de los líderes de la insurrección magisterial-popular del 2006 están en el poder legislativo local y en la estructura del gobierno de Cué Monteagudo. Los maestros radicales jugaron con habilidad a la falta de fuerza política de los dos sexenios panistas. Pero su propia experiencia en movilizaciones y luchas en sexenios priístas estaría llevando a decisiones de repliegue táctico.
El escenario político magisterial en la actualidad es adverso para los radicales. La lucha de los maestros guerrerenses se quedó aislada, sin el apoyo de los oaxaqueños ni de otras secciones sindicales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Asimismo, pagaron el costo político de su provocación al gobierno federal con el cierre de la carretera Acapulco-DF: el desalojo del viernes fue un aviso de que el gobierno federal no va a permitir excesos.
En esta lógica, las secciones magisteriales de Guerrero y Oaxaca también parecieron entender que la lucha es local, que no tienen aliados lo suficientemente fuertes para un paro nacional y que inclusive las condiciones políticas de la ciudad de México no son las adecuadas para trasladar las movilizaciones al DF. Los primeros datos estarían ilustrando el nuevo escenario de la lucha magisterial: pérdida del consenso popular por las agresiones cívicas, falta de participación de las secciones de Michoacán, DF, Estado de México, Tabasco y Chiapas. En suma, la radicalización del magisterio guerrerense mostró el desmoronamiento de la CNTE como movimiento nacional.
El cálculo de los maestros guerrerenses también falló: la intervención policiaca fue avalada socialmente por el daño ocasionado en la circulación por la carretera, el operativo careció de daños colaterales y por tanto los maestros no consiguieron las víctimas y al final el modelo Oaxaca-2006 no pudo reaglutinar fuerzas populares ni articular un movimiento nacional. El regreso de la XXII a clases fue una pésima noticia para la Coordinadora de maestros guerrerenses.
La decisión de ayer del Congreso oaxaqueño de desechar la contrarreforma presentada por la XXII y el gobierno de Cué Monteagudo ofreció la imagen de las primeras fisuras de la alianza estatal, que podría tener efectos en las elecciones legislativas y municipales locales de julio próximo. Lo interesante es que el PRI sólo tiene el 35.7% de las curules locales, contra el 64.3% de la megacoalición antipriísta, y a pesar de ello la iniciativa Cué-XXII fue derrotada. El dato oculto estaría en el hecho de que el gobernador Cué Monteagudo habría enviado la iniciativa de contrarreforma como parte de su compromiso con la XXII, pero dio la instrucción a sus diputados a votar en contra.
De haberse aprobado, Oaxaca habría quedado en una situación de ruptura del orden constitucional susceptible de decisiones vinculadas a la desaparición de poderes.
Sin el apoyo de los gobiernos estatales ni de otras secciones, los espacios políticos de las secciones magisteriales disidentes y radicales se reducen prácticamente a cero. Y ahora viene la segunda parte de la ofensiva federal: consolidar el conflicto en las relaciones obrero-patronales dentro de un contrato colectivo de trabajo cuya titularidad la tiene el SNTE y no las secciones, por lo que la aplicación de la ley llevaría a descontarle días de trabajo a los paristas y hasta los despidos por abandono de trabajo.
www.grupotransicion.com.mx
[email protected]
@carlosramirezh
Foto: Archivo