
México y Canadá, realidades distintas
+ Obama: poder y manipulación
+ Agotamiento del capitalismo EU
MIAMI, Fl. 8 de enero de 2013 (Quadratín).- Luego de una maniobra palaciega para neutralizar al congreso republicano y sacar el presupuesto sin comprometer recortes y sí con alza de impuestos, ahora el presidente Barack Obama va por el cerrojazo de conseguir alza en el techo de la deuda sin ceder su política económica de gasto.
Pero detrás de estas batallas entre el poder y la manipulación se encuentra no sólo el estilo personal de gobernar de Obama llevando al país a la orilla de los abismos para doblegar a los adversarios, sino algo mucho más de fondo: la definición de lo que bien podría llamarse capitalismo de bienestar. Lo malo es que su modelo social está basado en un mayor Estado y por tanto en más burocracia y subsidios, quitándoles a los ricos algunos pellizcos de impuestos, que podrían cavar la tumba del capitalismo estadunidense y del american way of life.
Algunos analistas de publicaciones serias como el The New York Times y el The Washington Post han comenzado a utilizar la categoría de lucha de clases para caracterizar el discurso agresivo de Obama contra los ricos pero en el país sede del capitalismo acumulativo y codicioso. Y ahí es donde se localizaría la falla del modelo: sin creación de la riqueza, el bienestar sólo podría venir del Estado. Sólo que el Estado en los Estados Unidos es históricamente un Estado de seguridad nacional, no de bienestar; al final, la regla de oro del capitalismo radica en que la lucha por la riqueza genera mucha más riqueza.
La segunda presidencia de Obama, ya sin la necesidad de ceder para la reelección, está basada en cuando menos tres pivotes:
1.- La construcción de un presidencialismo autoritario en un sistema de unión más confederado que federado. Históricamente el presidente de los EU tiene la tarea de consensar la seguridad nacional, no atender los problemas sociales. En las últimas decisiones Obama ha avasallado al Congreso y a gobernadores para programas sociales.
2.- El diseño de un modelo social populista basado en la cobertura de las necesidades de sectores marginados, cuando en el modelo capitalista la lucha por el bienestar se transformada en estimulo productivo. El Estado ha comenzado a asumir la carga no sólo de desamparados sino de sectores con ingresos escasos.
3.- El esquema de capitalismo de bienestar está obligando a Obama y a la clase propietaria a cargar sobre sus hombros el financiamiento de un Estado social y su burocracia adicional. Sin embargo, el camino es el aumento de impuestos, lo que se convierte en inhibitorio de la inversión y por tanto de una recaudación decreciente. En el mediano plazo no habrá riqueza y el bienestar tampoco dependerá de la producción sino de la mano redistribuidora del Estado.
Lo malo de este modelo es que no ha pasado ni va a pasar por un proceso de reorganización de las finanzas públicas ni del sistema productivo ni redefinirá el papel de la recaudación de impuestos, sino que los tiempos políticos de Obama –apenas ocho años– sólo le darán tiempo a imponer sus variables por la vía autoritaria. Por eso presionó al congreso para aprobar el presupuesto con aumento de impuestos y ningún recorte de gasto y ahora va, en las dos próximas semanas, a luchar por un aumento en el techo de endeudamiento también sin ceder un ápice en materia de gasto.
Los estilos de gobernar de Obama han comenzado a ser analizados en los medios como parte de la caracterización de un presidente manipulador. Sin pudor y con evidentes faltas a la realidad, Obama dice que los republicanos quieren recortar gastos para afectar a los pobres, a los discapacitados y a los defraudados por las corporaciones, cuando disparó la deuda nacional a 16.4 trillones de dólares por los apoyos a las corporaciones que causaron las crisis por corruptelas pero que eran pilares del capitalismo, violando una de las reglas del capitalismo de que las empresas deben sobrevivir por sí mismas o quebrar.
El problema de la economía de los EU fue su versión keynesiana de gastar y gastar a la espera de que el gasto se convirtiera en demanda y ésta reactivara la economía. Sin embargo, las tendencias del crecimiento para los EU son menores a 2%, el desempleo va a repuntar a cerca del 10% por los inevitables recortes y el déficit presupuestal se colocó en 8.5% en el 2012, cuando el FMI exige a los países subordinados tasas de déficit menores a 2%.
Por lo pronto, Obama ya comenzó su labor manipuladora al tratar de llevar el tema del techo de deuda a efectos negativos sobre los pobres, aunque en realidad más deuda para el gobierno tampoco resolverá la crisis sino en realidad le quitará el peso a Obama de tener que reducir los gastos y subsidios sin ton ni son. Asimismo, Obama ha argumentado que el presupuesto aprobado y mayor techo de deuda resolverán el problema económico de los EU, lo que significa, sin más ni menos, que una mentira porque la crisis se deriva de un capitalismo castrado y de un gasto desmesurado por un Estado tipo tercermundista.
El fondo del debate va a darse en función de la viabilidad del capitalismo hasta ahora conocido y basado en tres pivotes: el individualismo, la competencia y la codicia. El impuesto a los ricos aplicado como castigo a su riqueza está inhibiendo el funcionamiento del capitalismo porque justamente la riqueza era un aliciente para la dinámica productiva. El riesgo del modelo de Obama es un Estado de bienestar, en un capitalismo atorado y con cada vez más clases pobres y marginadas dependientes del Estado.
El otro costo político está a la vista: la sociedad, la política y las clases en los EU se han polarizado por el discurso de Obama. Y si a ello se agrega que los posibles sucesores de Obama en el 2016 –Hilary Clinton o el vicepresidente Joe Biden– carecen de una formación ideológica populista, entonces Obama podría estar sembrando el camino para un colapso económico, social, político y de liderazgo en cuatro años, además de una polarización partidista que dificulte acuerdos nacionales.
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