Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
+ PRD: petróleo, Cárdenas y AMLO
+ Disputa elitista, no reorganización
OAXACA, Oax. 5 de marzo de 2014 (Quadratín).- Con efectos de nuevas fracturas dentro del partido, el posible regreso Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia del PRD será más bien para crear una nueva tribu política y no para reorientar el rumbo ideológico de la organización.
El problema es que ese posible retorno de Cárdenas está retrasando el reloj político del PRD porque se vuelve a optar por la definición ideológica del progresismo priísta, cuando el partido necesitaba un sacudimiento ideológico de mayor calado y requiere encontrar el rumbo de una izquierda.
En todo caso, el PRD le servirá a Cárdenas para construir un punto de referencia político en torno a las leyes energéticas secundarias y la puesta en operación de la reforma petrolera promulgada en diciembre de 2013. Asimismo, el PRD también sería, con Cárdenas a la cabeza, un punto de apropiación de la bandera cardenista petrolera que hasta ahora parece tener con mayor firmeza López Obrador.
Así que al final de cuentas, ya con las reformas aprobadas, promulgadas y en funcionamiento, el petróleo será un punto de definición de la coalición centro-neopopulismo-izquierda pero no hacia la sociedad sino hacia los seguidores de Cárdenas, López Obrador y el PRD.
Lo malo, sin embargo, es que el amplio sector centro-neopopulismo-izquierda está necesitando de una redefinición ideológica de fondo y de proyectos para conseguir una unidad programática; si no, entonces en las elecciones legislativas federales de 23015 y en las presidenciales de 2018 habrá una oposición progresista profundamente dividida.
En este contexto, el regreso de Cárdenas no se percibe hasta ahora como un intento de redefinición del programa ideológico del PRD, pues en privado el michoacano sólo ha pedido margen de maniobra y una élite cardenista con acceso directo a cargos públicos plurinominales. Ello querría decir que nuevamente Cuauhtémoc estará desperdiciando la oportunidad no sólo para reorientar al PRD, sino, peor aún, para diseñar un verdadero y profundo proyecto cardenista de nación. Hasta ahora, Cuauhtémoc sólo ha tratado de defender la figura histórica de su padre y no la herencia histórica del cardenismo.
La figura de Cuauhtémoc se le apareció al PRD de Los Chuchos justo en la coyuntura de la solicitud de registro del partido-movimiento de López Obrador.
Ya sin fuerza la bandera de los pobres, el tabasqueño decidió asumir la bandera de defensa del petróleo antes y con más fuerza que el PRD, inclusive a partir dela participación del PRD de Los Chuchos en el Pacto por México que delineó la Reforma Energética.
Para evitar un éxodo de perredistas al partido-movimiento del lopezobradorismo, el PRD de Los Chuchos se vio sin una figura fuerte para el relevo en el partido y acosado además por el activismo rupturista de Marcelo Ebrard. En ese contexto salió la candidatura de Cárdenas a la presidencia del PRD, con una solicitud urgente del partido al IFE para modificar los estatutos y permitir la reelección de dirigentes.
Así, el PRD pareció ya abandonar su figura de partido o de movimiento de masas en torno a un proyecto integral y conjunto y asumió su posición de instrumento de grupos con intereses diferentes: Ebrard lo necesita para su candidatura presidencial en el 2018, López Obrador desea desfondarlo como acto de venganza, Los Chuchos necesitan retenerlo como tribu dominante y Cárdenas lo utilizaría como ariete para defender el simbolismo del cardenismo y la expropiación petrolera.
Hasta ahora los protagonistas de la lucha por el control del PRD no han entendido que el país se estaría quedando sin un espacio político e ideológico de centro-izquierda y el PRD sería en el 2015 y el 2018 sólo una franquicia electoral con mayores posibilidades de ganar posiciones que el partido-movimiento de López Obrador o los de la chiquillería que han ido a la cola del PRD. La fuerza del PRD para garantizar cargos públicos es mayor que la que podría tener el partido-movimiento de López Obrador. Esa variable es la que está trabajando con mayor intensidad la tribu de Los Chuchos porque sería el gancho para evitar la huida de perredistas hacia el grupo de López Obrador, y más cuando el tabasqueño está condicionando demasiado el acceso a candidaturas de su partido-movimiento.
De acuerdo a los plazos y acuerdos negociados, Cárdenas no podrá ni tendrá voluntad para redefinir el proyecto político e ideológico del PRD y por ello el segmento de centro-neopopulismo-izquierda seguirá sin rumbo. Y más si el PRD, Cárdenas, Los Chuchos, Ebrard y López Obrador se siguen jugando su resto a una consulta nacional que tiene indicios de no darse y que de realizarse tampoco sería vinculatoria y menos lograría tumbar las reformas.
En este contexto y con profundas divisiones que han demeritado su liderazgo moral democrático, el regreso de Cárdenas al PRD sería un regreso sin gloria porque el partido extravió el horizonte político de la izquierda y se quedará como una franquicia para reparto de candidaturas electorales en función de grupos y no para servir a la sociedad.
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