Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
OAXACA, Oax. 13 de febrero de 2014 (Quadratín).-Estimada oficina de Carlos Salinas: como era de esperarse, la entrevista a modo de su jefe en El Universal como que quiere agarrar un poco de aire, aunque más por la picardía del chisme político que por la seriedad de aclarar la zona nebulosa de 1994.
Paso a explicarme: La carta de Manuel Camacho Solís contribuye a alimentar el morbo, aunque al final nada redescubre ni menos aclara.
Es obvio: a Camacho le tocó la administración de las principales crisis del salinismo, aquéllas que requerían de mano suave y relaciones con la disidencia.
Y si había un acuerdo formal de que el sucesor en 1994 sería Camacho, Salinas en realidad decidió por Luis Donaldo Colosio desde 1988 y lo fue moldeando: jefe de la campaña presidencial, presidente nacional del PRI y la Secretaría de Desarrollo Social como trampolín.
Como contribución, esta oficina de Carlos Ramírez le permite aportar a la oficina de Carlos Salinas algunos datos de la crisis del final salinista:
1.- La crisis comenzó en mayo de 1993 con el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Y ahí existen datos que señalan que el cardenal tenía información sobre narco que incriminaba a funcionarios salinistas.
2.- En mayo de 1993 hubo un enfrentamiento de zapatistas con soldados, en el que fueron linchados militares. Salinas ordenó ocultar el hecho para no contaminar la negociación del tratado de comercio libre.
3.- El alzamiento del EZLN sorprendió a Salinas, el ejército paró en seco a Marcos y Salinas tuvo que optar entre la masacre que proponía Joseph-Marie Córdoba Montoya o la negociación política que aconsejaba Camacho.
Salinas escogió la fórmula Camacho y el insignificante Camacho se convirtió en la figura más importante que salvó al gobierno de Salinas de la debacle al encauzar la guerrilla.
4.- La mañana del 23 de marzo, luego de que Camacho anunció que no sería candidato a algo y dio su apoyo a Colosio, éste llamó a Camacho para leerle por teléfono el boletín que iba a distribuir con elogios al comisionado.
Camacho le dijo textualmente: “bájale de tono, Donaldo, si no nos van a romper la madre a los dos”. Salinas era el más preocupado por la alianza de Colosio con Camacho: Camacho iba a ser el secretario de Gobernación de Colosio.
5.- Salinas tenía el control de la campaña de Colosio, le decía qué hacer y qué no, Colosio tenía que reunirse en secreto con personajes odiados por Salinas.
Por instrucciones de Salinas y órdenes de Córdoba Montoya, Colosio suspendió un encuentro privado que tenía programado con Cuauhtémoc Cárdenas para comentarle su independencia de Salinas.
6.- En un desayuno con columnistas, entre ellos Miguel Ángel Granados Chapa, José Agustín Ortiz Pinchetti, Raúl Cremoux y el autor de Indicador Político, Colosio dijo una semana antes de su asesinato: “soy víctima de las perversidades del sistema”. ¿De quién?, preguntó Granados; y Colosio uso el dedo pulgar hacia arriba señalando obviamente a Salinas.
7.- Colosio no iba a continuar el neoliberalismo salinista, aunque nada haría contra Salinas. Pero Salinas necesitaba una garantía de continuidad en tres niveles: de proyecto, de grupo y personal, al final quería un maximato.
El discurso del 6 de marzo anunció el regreso del proyecto histórico de la Revolución Mexicana.
8.- El mayor drama político de Salinas –a pesar de su talento político y habilidad para la intriga– fue el hecho de que no pudo poner sucesor; impuso a Colosio pero fue asesinado; y Zedillo siempre fue el candidato de Córdoba Montoya. Por eso a Zedillo le fue fácil deslindarse de Salinas.
De ahí, estimada oficina de Carlos Salinas, que la historia de 1994 aún está por escribirse. Y obviamente tendrá que hacerse sin las auto justificaciones de Salinas en entrevistas a modo.
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@carlosramirezh