Coahuila y la paz
México, D.F. 6 de septiembre de 2013 (Quadratín).- Todas las reformas educativas implementadas en México desde la educación socialista de diciembre de 1934 han tenido como eje el papel político de los maestros.
La reforma de este 2013 podría poner punto final a la lucha callejera de los profesores por el control de la educación pública.
El forcejeo por controlar el rumbo ideológico de la educación pública ha tenido tres fases:
–La disputa en las élites revolucionarias: del 3º en la Constitución de 1917 a la reforma al 3º en 1946 para borrar la definición de educación socialista, pasando por la autonomía en la UNAM en 1929 para quitarle los jóvenes al vasconcelismo.
–La lucha por el control del SNTE entre la burocracia estatal y el Partido Comunista y luego entre los cacicazgos educativos, de 1952 a la expulsión de Elba Esther Gordillo del PRI en 2006.
–La fundación de la CNTE como organización disidente en el SNTE en 1979 para luchar primero por la democracia sindical y el aumento en los salarios y luego para trasladarle el manejo de la políticas educativa a los maestros combativos.
En esta lógica, la derrota de la CNTE en la reforma educativa de este 2013 tiene que ver con la historia política del sindicalismo magisterial y las redefiniciones de la política educativa desde la Constitución de 1917.
Para entender la lucha de la CNTE y sus escenarios de corto plazo se debe contextualizar en las reformas educativas de los últimos cuarenta años: la reforma educativa de Echeverría de 1973 y el reforzamiento de la alianza proletaria Estado-sindicatos corporativos, el Acuerdo para la modernización Educativa de Salinas de Gortari en 1992 que descentralizó la educación pero mantuvo el eje central del SNTE nacional y Alianza por la Calidad Educativa de Calderón de 2008.
Junto a ello, otro elemento vital es la dirección sindical: el conflicto 1956-1958 para expulsar al Partido Comunista del liderazgo del SNTE y los cacicazgos de José Robles Martínez, Manuel Sánchez Vite, Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo. La CNTE nació en 1979 con dirigentes radicales de izquierda, pero cuidadosos de no entregarse a algún partido o líder político. Por ahora, la CNTE está fragmentada en tres corrientes: la negociadora, la maoísta y la radical sin ideología.
De acuerdo con estos datos analíticos, el escenario de la CNTE después de la derrota legislativa en la reforma constitucional y las leyes secundarias tiene sólo tres opciones:
1.- La negociación para atenuar en los hechos el efecto nocivo para la CNTE de la evaluación aprobada, no tanto por despidos sino porque la reforma desarticula la estructura de lucha sindical en el terreno ideológico.
2.- La confrontación institucional con un paro indefinido que llevará a retención salarial, actas de abandono de trabajo y una campaña mediática contra los maestros.
3.- La reproducción del modelo de la APPO en Oaxaca-2006, ahora bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, con el estallamiento de marchas y protestas en los estados dominados por la CNTE.
Sin embargo, el problema de la lucha de la CNTE radica en su dimensión callejera, sin estrategias de largo plazo, penetrada por radicales de grupos rupturistas y guerrilleros y sin una dirección experimentada en materia de negociación, además de padecer una militancia magisterial sin frialdad para contener radicalismos.
Al final, la CNTE dependerá de una decisión mayor de López Obrador: cargar con el peso de la agenda del magisterio y entregarle su partido-movimiento a sectores incontrolables y dispuestos a la ruptura institucional.
Así, la CNTE se enfrenta a la viabilidad de su existencia. (Por las tradicionales vacaciones anuales de verano, Indicador Político descansa a partir de hoy y regresará el martes 17 de septiembre.)
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@carlosramirezh