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México, D.F. 5 de septiembre de 2013 (Quadratín).- Debajo del conflicto callejero por la reforma educativa, las verdaderas posiciones tienen raíces muy profundas de disputa política y de régimen:
1.- La CNTE tiene definida una propuesta educativa-magisterial basada en la lucha de clases y como organización “es una escuela preparatoria para la lucha general contra la burguesía y su Estado en su objetivo de destrucción del sistema capitalista”.
2.- La reforma educativa de este año sí fue laboral, pero la CNTE entendió desde el principio que la evaluación buscaba reenfocar el sentido de la enseñanza ya no para el cambio social, la revolución o el fin del capitalismo sino hacia un pensamiento más universal. Al perder la evaluación, los maestros de la CNTE se deben olvidar de la revolución y centrarse en la enseñanza no ideológica. Así, la educación pública regresó a la filosofía del 3º Constitucional y ya no hacia el programa político-ideológico de la CNTE.
En este contexto, la reforma educativa sería la tumba política de la CNTE.
La educación pública era el último vestigio del proyecto ideológico de la Revolución Mexicana, desviado por el charrismo sindical y el neoliberalismo instaurado en 1979 –curiosamente el año de fundación de la CNTE– que con la educación socialista cardenista. Como estructura proletaria, el SNTE nació para aglutinar a los maestros como aparato de control-difusión de la ideología progresista-izquierda del sistema. En 1979 la economía se entregó al FMI y en 1993 al Banco Mundial y el Consenso de Washington.
De ahí que la reforma educativa de este año haya llevado a la crisis de cuando menos dos variables del régimen político priísta aún vigente:
1.- El papel activo de los sindicatos como aliados al Estado social que prácticamente desapareció con las reformas de Carlos Salinas de Gortari 1991-1993.
2.- El enfoque ideológico del Estado desde la globalización derivada del tratado de comercio libre con los Estados Unidos y la privatización del Estado.
La disputa por la rectoría de la educación entre la CNTE y la SEP es la superficie de un debate subterráneo sobre el proyecto nacional de desarrollo del Estado: la CNTE quiere el control de la educación de los niños en función de su proyecto ideológico socialista y la SEP ha debatido desde 1992 una calidad educativa ajena al viejo proyecto ideológico de la Revolución Mexicana.
Asimismo, la introducción del nuevo modelo de evaluación de los maestros representará un paso más hacia el fin del viejo sistema corporativo Estadosindicatos fundado por el presidente Lázaro Cárdenas con la transformación del Partido Nacional Revolucionario en Partido de la Revolución Mexicana con las grandes masas organizadas y dominadas por el Estado. Se habrá de terminar la alianza Estado-trabajadores.
Salinas de Gortari inició el proceso en diciembre de 1982 con las reformas de Miguel de la Madrid para instaurar la autonomía relativa del Estado de los compromisos con las masas.
Lo que la CNTE quiere es revivir la alianza histórica del Estado con los trabajadores y ellos como los guardianes de la pureza ideológica revolucionaria de la educación. Pero el problema radica en que la CNTE ya no es un organismo gremial sino, por autodefinición, “una organización de masas” y un “frente de clase”, en el que “participan trabajadores de la educación que aceptan el principio universal de la lucha de clases”.
Al final, la reforma educativa de este año truncó los planes de la CNTE de consolidarse como una fuerza de imposición de un gobierno popular, revolucionario y de la clase trabajadora. La alianza CNTE-AMLO-PT-MClopezobradoristas en el PRD no alcanzó para bloquear la reforma educativa.
(Apoyo: “Documentos para una historia política de la CNTE”, en www.grupotransicion.com.mx.)
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@carlosramirezh