Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
OAXACA, Oax. 23 de septiembre de 2013 (Quadratín).- Si la crisis provocada por las marchas y plantones en el DF se presentó como la oportunidad política para desarticular el poder político de la disidencia magisterial de la CNTE en cuatro secciones del SNTE, la salida gubernamental llegó tarde, poca y sin sentido político.
Dos hechos marcaron las coordenadas de la crisis magisterial:
–El arresto de la presidenta del SNTE, Elba Esther Gordillo, sin una estrategia de creación de un nuevo liderazgo fuerte dentro del sindicato benefició y dejó suelta a la CNTE. De hecho, la reforma educativa se realizó sin apoyo del SNTE y dejándole todo el espacio político a la CNTE. En 1989 se reventó a Jonguitud pero se creó a Gordillo para control sindical, aunque Fox y Calderón pactaron con ella cuestiones electorales.
–La aprobación de la reforma educativa en actividades de año escolar y no en vacaciones.
La falta de malicia gubernamental condujo a la reforma en plena actividades magisteriales y los maestros aprovecharon las vacaciones para asentarse en el DF. Y a ello se agrega el hecho de que la CNTE tiene algo así como 30 mil profesores comisionados cuya tarea exclusiva no es dar clases sino conformar el sector profesional de marchas y plantones sin afectar clases.
El enigma ahora para el gobierno federal es el grupo Gordillo aún latente; en sectores políticos existe la sospecha de que el profesor Rafael Ochoa, dirigente nacional del SNTE impuesto y luego destituido por Gordillo, sería el operador de la maestra Gordillo y estaría la presunta alianza Gordillo-Felipe Calderón en la inestabilidad magisterial.
La tardanza en la gestión de una solución o cuando menos una salida al conflicto se dio en tres escenarios:
–La articulación ayer domingo de la CNTE con López Obrador.
–La subordinación de Cuauhtémoc Cárdenas al liderazgo de López Obrador en lucha contra la reforma energética.
–El rebasamiento de las bases a la dirigencia que ya había pactado en lo oscurito con el gobierno federal.
La reacción gubernamental ante esta guerra de posiciones de la disidencia magisterial y la oposición política fue rápida pero también tardía y dependerá de sus efectos en las próximas horas:
–El fortalecimiento del liderazgo del SNTE y de su líder Juan Díaz de la Torre en la crisis magisterial.
–La presión para sacar del Partido Nueva Alianza a la hija de Gordillo, Mónica Arriola –luego de una participación política histérica, sin rumbo y desestabilizadora–, para posicionar ahí al SNTE.
–La preocupación oficial de que la CNTE capitalice el descontento con la reforma educativa y pase de cuatro a 16 el control de las secciones, lo que implicaría el fin político del SNTE.
Del lado negociador, el gobierno enfrentó dos opciones:
–Negociar con concesiones.
–Desarticular a la CNTE desde sus bases políticas.
La opción primera fue asumida pero dentro del juego sucesorio de Oaxaca: pactar con la Sección XXII para repetir el acuerdo político con un precandidato a gobernador como ocurrió en el periodo 2006-2010 cuando la XXII acordó apoyo al candidato Gabino Cué para ganar el gobierno en el 2010 y someterlo a sus caprichos; ahora el acuerdo de la XXII sería con Alejandro Murat, hijo del ex gobernador José Murat, un asesor oficial en las negociaciones con la XXII.
Pero todo lo acordado quedó en suspenso cuando la CNTE logró el apoyo de López Obrador, de escuelas de la UNAM y la UAM y de la alianza Cárdenas López Obrador. Ahí naufragó el acuerdo de suyo frágil y se perdió la oportunidad de que el gobierno recuperara el control magisterial.
Al final, la negociación no fue para desarticular a la CNTE sino para aplicar el viejo modelo de acuerdos de dinero que las bases repudiaron. Hoy lunes el movimiento magisterial entrará en una nueva fase de lucha.
www.grupotransicion.com.mx
@carlosramirezh