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DENVER, Colorado, 8 de enero de 2014 (Quadratín).- El inicio formal de la legalización del consumo de marihuana en los estados de Colorado y Washington ha querido verse como una conquista social de nuevos derechos; sin embargo, se trató de un nuevo mecanismo de control social y de distracción política para la sociedad.
A pesar de la utilización de esa decisión en algunos sectores políticos e intelectuales mexicanos para reproducir esa libertad, ninguno de los dos estados enfrentaba violencia por el consumo o por el control de los mercados.
Eso sí, fue el reconocimiento del hecho de que el consumo de drogas en los Estados Unidos es un tema de derechos individuales en una sociedad individualista y evasiva de sí misma y de su entorno social.
El consumo recreativo de la marihuana en Colorado y Washington tiene en su justificación la intencionalidad: de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia, recreativo es la “diversión para alivio del trabajo”, es decir, una forma de evasión de la realidad. Los tópicos culturales estadunidenses pintan al ciudadano medio encontrando en la cerveza al regresar del trabajo la forma de evadirse de la realidad; ahora, para aliviarse de las tensiones del trabajo podrán consumir marihuana.
La razón legal para iniciar la legalización abierta del consumo de marihuana en los EE.UU. tiene que ver con la cultura de conquista de nuevos derechos, aunque en situaciones de contradicción: el estadunidense medio acepta el consumo de marihuana pero se opone a la libertad de acceso a las armas, cuando los dos representan un derecho individual.
Lo mismo ocurre con la oposición creciente a la pena de muerte, cuando la sociedad norteamericana conquistadora se forjó en el castigo radical a delincuentes, pero al mismo tiempo aumenta la eutanasia.
En este contexto y de acuerdo a los primeros efectos del inicio, el primero de enero, de la venta legal de marihuana en comercios establecidos, los EE.UU. avanzan hacia una sociedad cada vez más evasiva socialmente; la preocupación social radica en la posibilidad de que el aumento en el consumo no se dé en la clase media sino en los jóvenes.
El análisis sobre el consumo legal y recreativo de marihuana tiene una correspondencia con el aumento de las medidas de reducción de garantías legales y constitucionales en la lucha contra el terrorismo: contribuir a una marginación de la sociedad de las grandes decisiones.
En ambos casos, el ciudadano es aplastado por decisiones de poder haciéndole perder su potencialidad como sociedad exigente: la marihuana aletarga y evade al consumidor y las leyes patrióticas de George W. Bush profundizadas por el profesor de derecho constitucional Barack Obama excluyen a la sociedad de las simpatías políticas en nombre del antiterrorismo.
De ahí la contradicción entre las medidas de mayor control para armas, tabaco y alcohol y el aumento en las facilidades para el consumo de marihuana, una droga probadamente dañina para la estabilidad emocional del consumidor.
Las razones de estas contradicciones se localizan en el hecho de que los estadunidenses carecen de coherencia social y reaccionan en función de sus individualismos.
Las colas en las tiendas de venta de marihuana legal en las primeras horas de la entrada en vigor han sido una evidencia de que los EE.UU. han entrado en una nueva fase de descomposición social y de salud y han dejado indicios de que pronto podría legalizarse también el consumo de otras drogas duras.
La principal preocupación social radica en el establecimiento de controles en el consumo para evitar que los usuarios de la droga quieran funcionar como personas normales cuando están volando.
Pero con el consumo legal de marihuana habrá ciudadanos menos activos social y políticamente.
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@carlosramirezh