Promueve policía de Oaxaca de Juárez prevención y proximidad social
OAXACA, Oax. 2 de febrero de 2014 (Quadratín).- Mercados de la ciudad de Oaxaca y algunos restaurantes donde se expenden tamales, amanecieron este domingo prácticamente abarrotados de comensales que buscan degustar este platillo de origen prehispánico, acompañado de atole o chocolate, como parte de la celebración por el Día de la Candelaria.
El proceso no para, la producción es continua y similar a la de cualquier maquiladora. El olor que se percibe en los lugares da una sensación hogareña. Este domingo, Día de la Candelaria, los habitantes de la ciudad de Oaxaca “pagarán” el hecho de que hace casi un mes, les tocó en su rebanada de Rosca de Reyes “un monito”.
La tradición sigue y por lo tanto hay que cumplir con la costumbre que dice que a quien le toque el “Niño” en la rosca, debe cuidarlo hasta el 2 de febrero, fecha en que se presenta en el templo.
Para los tamales, el trabajo implica paciencia y destreza pues primero hay que preparar la mezcla entre harina, agua y sal que junto con la masa se incorpora en una sola cacerola, de ahí al menos cinco personas comienzan a ‘embarrar’ las hojas de tamal, donde después se colocan diferentes guisados como mole, amarillo, salsa roja o verde, rajas y dulce.
En la casa de doña Josefina Arango, cuatro ollas gigantes rellenas de tamales son el principal atractivo de la cocina, cada una de distintos guisos. El olor no deja nada a la imaginación.
Como parte del proceso de preparación, los tamales se colocan en las ollas que donde se terminan de cocer al vapor, en aproximadamente tres horas.
La producción no se ha detenido desde hace dos días enteros; la jornada inició a las 06:00 de la mañana y termina a las 8:00 de la noche.
Cerca de cinco mil tamales habían sido hechos hasta la mañana de este domingo, pues al ser un día inhábil, los comerciantes esperan que la gente aproveche el fin de semana para hacer la compra de los tamales.
Es el casode la señora Josefina Arango, quien expende el producto sobre la calle de Guerrero en el centro histórico de la ciudad.
“Está difícil hacer tantos, ha habido compañeros que se lesionan la espalda por cargar las ollas pesadas, pero es bonito poder seguir manteniendo viva la tradición desde hace muchos años”, comentó.
En el local los precios aumentaron por la reciente reforma hacendaria, de 95 subió a 115 pesos por docena, pero según doña Josefina, las familias siguen comprando, pues a pesar de la crisis la convivencia entre las familias no desaparece.
En tanto, algunas agrupaciones sociales, políticas o deportivas aprovecharon la fecha para regalar tamales a sus agremiados y personas que se acercaron para participar de la festividad.