
Los datos no garantizan éxito para la elección judicial
Oaxaca, Oax. 2 de septiembre 2012 (Quadratín).- A unos cuantos días de haber tomado las riendas del estado de Oaxaca, el gobierno aliancista, encabezado por Gabino Cué Monteagudo, y que saboreaba las mieles del triunfo, se dio el primer frentazo y del que hasta el momento no ha podido salir librado tan fácilmente. El 24 de diciembre del 2010, casi al atardecer ejecutaron de la manera mas cobarde al antorchista oaxaqueño Miguel Cruz José, éste sería el primer crimen cometido contra líderes sociales en el sexenio que comenzaba.
Han pasado casi dos años y los avances de la investigación se quedaron en un 85 y 90 por ciento, lo cierto es que no hay indicios de saber quienes fueron los que lo asesinaron y las razones por las que eliminaron al dirigente de la región Mixteca que también era miembro destacado de la Dirección Nacional del Movimiento Antorchista. Los asesinos siguen sueltos y riéndose de la justicia mocha que existe en éste sureño Estado.
Y es que, en Oaxaca delinquir es casi una constante, matar, decapitar, asaltar, apuñalar y balear, ya son parte del escenario de los 570 municipios. En tan sólo una semana, asesinaron a un síndico municipal del municipio de Xitla, balearon al líder social del MULT, mataron a un integrante de un partido político en Juchitán y el atentado donde casi pierde la vida Pedro Reyes José, hermano del representante del Movimiento Antorchista en la Mixteca Gilberto Reyes José.
El terror sembrado en Oaxaca y la facilidad con que se comete un crimen espanta, ahora quien pretende asesinar, secuestrar lo hace simulando cualquier otro delito, sembrándoselo a otros para distraer o hacer creer cuestiones que no son, y con tanta habilidad que hasta a la misma justicia lo cree. El asalto como medida, total, de todas formas hay delincuencia, el secuestro, total, hay bandas de delincuencia que lo hacen, y así por el estilo.
En el caso concreto del antorchista baleado en Huajuapan, y su militancia lo ha puesto ya sobre la mesa, exigen que se investigue y que se dejen de especulaciones que no llevan a nada, y con toda la razón. Pretender creer que se trató de un asalto es la cuestión más simple, pero porque creerlo tan a la ligera, cuando se sabe perfectamente que los líderes de Oaxaca han sido amenazados de muerte, cuando ya se tiene la experiencia de un asesinato artero de uno de uno de sus líderes más importantes en la Mixteca, y desde luego cuando se sabe que el avance político en la zona avanza a pasos agigantados y que molesta a muchos. Demasiada casualidad un asalto.
La ciudadanía en general, no sólo los antorchistas, sino también comerciantes, organizaciones y demás capas de la sociedad oaxaqueña se han manifestado ya en contra de éste grado de inseguridad, pero más por la impunidad latente, pues la mayoría de los casos quedan solamente en el intento de investigar y castigar a los responsables de las atrocidades, o sea que tenemos una población insegura y además desconfiada de la misma justicia.
Es verdaderamente preocupante pues, porque esto sólo refleja que los aparatos de procuración y administración de justicia son deficientes, que además hacen oídos sordos al clamor de quienes han sido víctimas de cualquier tipo de acción ilícita, y es más preocupante porque éste fenómeno no se detiene tan fácilmente, al contrario avanza y puede llegar a situaciones peores que las que se viven actualmente.
Resulta sorprendente también que los funcionarios encargados de las dependencias que se encargan de la seguridad y justicia quieran tapar el sol con un dedo, pues las cifras ahí están, los casos están expuestos (muertes, asesinatos, amenazas etc.), no son inventados, la realidad es otra, no hay cambios que se alardearon y mucho menos tranquilidad para los oaxaqueños.