
Buenos, hasta que hablan
Oaxaca, Oax., 16 de mayo 2011 (Quadratín).- Hace exactamente 7 años debido a una falla geológica, más de dos hectáreas de terreno se hundieron en un poblado de la Mixteca oaxaqueña, Guadalupe Monteverde, para ser exactos, en aquellos tiempos científicos e investigadores de la Universidad de la Mixteca, dijeron que se trataba de una enorme falla y que la tierra había reblandecido la superficie y como si a la tierra la hubieran cortado de manera vertical se venció deslizándose hacia adentro por más de dos metros. La preocupación de las autoridades municipales se puso de manifiesto, buscando ante todos los medios para que alguien ayudara en esos momentos a los campesinos que perdieron sus humildes viviendas., techos que para los campesinos tienen gran significado.
En ese año el gobierno envió a algunos investigadores y también al personal del Instituto de Vivienda de Oaxaca para que supervisaran la zona y en la medida de las emergencias se le diera una solución a los indígenas mixtecos que para ese entonces ya habían hasta sacrificado un toro en el lugar del hundimiento para que el ser divino ya no permitiera que la tierra continuara deslizándose. La desgracia fue triple, ni el ser divino impidió el deslizamiento, ni el gobierno llego con la ayuda prometida y al poco tiempo de todas formas abandonaron sus hogares para trasladarse a la cabecera municipal.
Quizá la remembranza suene poco trágica, pues en la mente de todos están frescas las imágenes de terremotos, tsunamis y huracanes. Tragedias que impactan y que nadie puede negar que sean verdaderos monstruos de la naturaleza. Sin embargo, considero que la tragedia que se vive detrás de los cerros es una de las peores, pues en ellas se juntan pobreza, aislamiento y una desafortunada e infeliz forma de vida con la que miles de campesinos cargan a cuestas todos los días. Seguramente la falta de un ingreso seguro allá en el monte, la ausencia de equidad, los riesgos de enfermarse y morir de un momento a otro por no tener las condiciones necesarias para acudir al médico, y desde luego las terribles condiciones de las viviendas, complementan el cuadro y hacen de este sector el más infortunado en nuestros tiempos.
No hace mucho en declaraciones de algunas personas de la comunidad en mención, hacían referencia acerca del tiempo en que las autoridades gubernamentales volvieron al sitio, tres años después, para informarles que en poco tiempo les obsequiarían unas laminas para construir nuevamente sus viviendas en un lugar más seguro, y que los estudios sobre las condiciones de su comunidad continuaban, no sin antes decir que también se haría un estudio para ver qué tan factible sería la ayuda gubernamental. Como si la pobreza en esos lugares se pudiera ocultar, cómo si aquel cuadro de las comunidades indígenas fuera solo una alucinación.
Tal parece que a los gobiernos, esa tragedia poco les preocupa, pues las situaciones no han cambiado mucho, o más bien nada, los pueblos siguen reclamando los apoyos como si mendingaran estirando la mano para que el gobierno les bote un pedazo o mendrugos de pan para ir sobreviviendo y sometidos a un salvajismo increíble, este es un solo caso, el caso de los mixtecos, que hago mención al inicio, sin contar la serie de necesidades en las demás regiones, pues los niveles de pobreza en lugar de disminuir aumentan. Vaya contradicción de los discursos bien planteados, cargados de ambición y poder que lanzó el gobierno del cambio en Oaxaca.
Todo pareciera indicar que nos encontramos en tiempos en los que nadie escucha a nadie y todos gritan al mismo tiempo, tan fácil le resulta a los funcionarios decir que sí pero no definir cuando, y mientras, avanza a pasos agigantados el retraso en todo el territorio oaxaqueño. Pese a que los datos demuestran que el 46.5 % del territorio oaxaqueño es de MUY alta marginación, y una de las regiones más golpeadas por este mal, es la Mixteca.
Entonces, ¿la mirada del gobierno está en otros lados?