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México no se arrodilla ante EU, ya está postrado ante el narco
Oaxaca, Oax. 21 de diciembre de 2012 (Quadratín).-Como en los días de veranos los noticieros de la radio y la televisión dan el pronóstico del tiempo: se acabará el mundo para este día como quien afirma que habrá lluvia para esta parte de la nación.
En los días de antelación las chicharras se secaron cantando en los árboles, los pozos descendieron su nivel de agua, los pájaros enloquecieron, los flamboyanes florearon y las plantas de secas, que les dicen los hombres del campo, dieron frutos.
Es curioso cómo la tecnología va un paso atrás, desde hace siglos, del conocimiento llamado empírico.
Los trabajadores llamados poceros, los que hacen pozos norias, no cavan hasta que no arrecia a su máxima expresión el calor. De esta forma encuentran lo que ellos llaman el venero y no pura lloradera, o sea filtración en temporada de lluvias.
Nada saben del conocimiento científico. Nada. Sólo se paran en el patio de su casa, le hacen a usted algunas preguntas básicas como por dónde sale la luna cuando está llena, agarran un palito y con eso se guían. El palito lo ponen a la mitad de su cuerpo, a la altura de su ombligo, cuando ellos sienten que el palito se inclina hacia abajo dice: aquí. Y ahí está el agua.
Todo esto es cosa de empíricos y de poetas, no más. De esa gente que viene sobreviviendo desde el principio del mundo. Desde que el primer hombre contempló el primer fuego.
Porque las universidades no se hicieron con la humanidad, no. Eso es una falacia. El hombre inició siendo nómada, cientos de años siendo nómada, ahí inició el aprendizaje. Ahí iniciaron los mitos y las leyendas, las danzas, y las pinturas rupestres. La poesía.
Después llegó el momento de la recolección, se hizo sedentario. Pasaron muchos años antes que domesticaran los granos, que se fuera a vivir cerca de río Tigris y el Éufrates, el Río Nilo, lugares donde nació la escritura, ese gran salto en la vida del hombre que básicamente es tiempo y espacio y con la escritura sobre arcilla y después sobre papiro puede superar su tiempo y su espacio, ser Dios mismo.
Jesucristo valoró mucho el conocimiento empírico y de todas sus prédicas y de toda su vida, no escribió ni una línea. Solo hizo una oración: el Padre nuestro.
Ya en aquel tiempo la escritura era sólo para los ricos, no para el pueblo. Con el conocimiento se puede mentir, timar. Con la verdad que da el conocimiento empírico, lógico, podríamos decir, no se tima a nadie.
Bien. Las primeras lluvias nos dieron la oportunidad de dar un repaso por la historia del conocimiento, el saber y las letras. Y el día del fin del mundo.