
Narco gobernadores: ¿Claudia Sheinbaum amenazada?
A José Luis Díaz
Uno. En la cabeza un plato de sopa antes del aguacero. Espárragos o habas, un tazón con buen color. Alimentar el cuerpo es incrementar geografías. Dos. La cabeza de ella quedó exactamente bajo el cuadro. Tres personajes en el paisaje de la tundra. El murciélago de alas abiertas, orejas grandes. Un hombre sobre el triciclo. El árbol de pochote sin sombra en lo alto de la tela. El árbol ennegrecido le otorga movimiento al triciclo. Las orejas desmesuradas del murciélago imponen dinamismo al cuerpo del hombre. El paisaje es azul verdoso. El aguacero cierra la primera mitad del año. Tres. Ella dijo que se quería morir.
La melena negra, los cabellos alborotados por el viento. Todas las semanas caen en sábado.
Las verduras fritas trajeron queso oreado. La pintura crece junto a los alimentos. Comer es tenderse en una alfombra de hojas. Cuatro. De los tres personajes del cuadro el murciélago sobresale, marca un movimiento en la composición. El viento dejó la lluvia en la calle. Se encendieron los faroles. La luz sobre las piedras oscurecidas de la calle. El pescado fue condimentado con limones y algo de frutillas silvestres. En las calles de la ciudad crecen las hojas del monte. Cinco. La carne blanca del pescado se abre mansamente a la voluntad del tenedor. El claxon de los autos dice su añoranza del mar. Seis. Afuera llovía con viento, la luz del farol sobre cuerpos y charcos, los autos eran la luz entre el aguacero. El aceite de oliva marca el tiempo verde y rojo entre las verduras. Los charcos del aguacero crecen deseos de la infancia. Siete. Arriba de ella el murciélago revivió con el aguacero. José Luis Díaz se acercó a preguntar ¿todo bien? A esa hora ella sobrevolaba entre la luz de los faroles.