
Anatomía secreta de la inteligencia emocional
Oaxaca, Oax. 7 de septiembre de 2012 (Quadratín).-
El noticiero
El noticiero nocturno de televisión nos adentra al sueño. Antes del sexo de los amantes, el noticiero de la tele. La última imagen de su mundo eterno que verá el obrero, el burócrata, la prostituta que se prepara para salir a trabajar; viene del noticiero. El sobreviviente de guerras y catástrofes verá el mundo desde el televisor, está escrito. ¿Dónde? No lo sé, sólo conozco a gente que no concilia el sueño antes de enterarse del acontecer mundial. Personas que sufren cuando se va a luz en el edificio, tanto o más como si se muriera su perro o su madre. Los gobiernos se comunican con su pueblo por la tele, en su emisión nocturna. La economía trata de parecer menos fría en cadena nacional. Los poetas y los delincuentes hacen declaraciones para el noticiero. Esa es la verdad antes de oprimir el botón del control remoto y dormir.
Imagen
Los pasos de esta mujer los guían mensajes de texto vía teléfono celular. Ella camina absorta en descifrar el mensaje. A su lado puede estar una mujer con un expendio ambulante de tortas y licuados. Hombres y mujeres de cada mañana se detienen para matar su hambre. Al lado de la mujer con teléfono celular pasan conductores de autos compactos, económicos; mujeres y hombres que conducen sin precaución por las calles de la ciudad con la idea fija en la cabeza de que ellos al volante son los únicos hijos del Dios mismo. Un par de viejos caminan junto a la chica del celular, junto a los que consumen el desayuno del día, cerca de los autos compactos y sin intereses. Entrenan su cuerpo en las calles para retrasar la vejez, la muerte, que penetra su ser desde el cuero cabelludo de donde salen los cabellos blancos.
Éxito
Quien no se mueve no gana. Dijiste. Como las putas. El sonido de la marimba subía hasta el restaurante donde comimos. Pescado y mezcales. Suspiro por verte
. Besugo estilo cocina vasca. Nuestras manos permanecieron quietas sobre la mesa mientras el sol se ponía en los terrenos de labranza. La ciudad puesta a nuestros pies. Con esa gente que pasaba allá abajo hacia ninguna parte, con todo el peso de los años vividos sobre sus hombros, con ese rostro como de ídolo precolombino. Zapotecas milenarios, ojos de lagarto. Quien no se mueve no gana, como las putas. Dijiste. Pero el sol ya se había metido sobre los campos de labranza y se acercaban las nubes preñadas de aguacero.
La pregunta
Cuando la mujer preguntó: ¿Estás ganando o estás perdiendo?, la mañana ya no estaba ahí. El viento caliente del mediodía le golpeó la cara, agitó sus ensortijados cabellos. Para él también la mañana ya no estaba ahí: era el recuerdo del regalo otorgado por su padre en día de cumpleaños: un auto patrulla con ulular de sirenas y luz azul y roja que se encendían con el milagro de la pila alcalina. Pero de eso ya había pasado algún tiempo. Los coches que se regalan a los niños, ahora, ya no usan pila. Esta sería una cena de Navidad más sin su compañía. Otra más en que la silla de la cabecera de la mesa estará vacía. Una Navidad más de alegrías falsas. ¿Estás ganando o estás perdiendo?, repitió su pregunta la mujer cuando el canto de los pájaros era ya un recuerdo débil en su memoria y el trago navegaba libre por su sangre.
Foto:Web