Llora, el país amado…
OAXACA, Oax. 23 de mayo de 2014 (Quadratín).-La calle de las protestas. El ciego canta en la esquina del telégrafo armado con un micrófono portátil. Las hojas del periódico en el aire barruntan tormenta. La verdura picada en el puesto de la ambulante trae fecha de caducidad en medio de los colores.
En las protestas de mayo miles de óvulos maduros demandan ser fecundados. Mediodía de la normalidad. Los hombres descienden de autos encendidos, frente al caos vial. La nube carga formas redondas, desciende con la tarde a la azotea donde el tinaco de plástico eleva suspiros de pasión torcida. Las adolescentes abandonan el colegio con la bolsa cargada de botellas de ron. En los jardines municipales revienta la flor de mayo, la luz se deja palpar en los pétalos blancos.
En el fondo de la calle avanza una sombrilla roja. Las gotas de lluvia caen como tacones sobre el piso. Esta es la hora incierta. Se anuncian bloqueos en las calles y los noticieros vaticinan tormenta.
La calle arde de calores. Los autos transitan lentamente, esperan lo peor. Un hombre camina vestido de negro y blanco, cruza la calle con andar de pingüino. El mediodía avanza sobre el chilpachole de jaiba, la copa de agua de Jamaica.
Las mujeres pasan junto al ciego y depositan su moneda oscura de la limosna en el fondo del vaso rojo mientras avanzan haciendo equilibrio sobre altos tacones de aguja.
¿Y la bandera nacional, dónde está la bandera?