
Tareas de Claudia sin AMLO: economía y Casa Blanca
Oaxaca, Oax. 27 de febrero de 2013 (Quadratín).- Defiendo la inutilidad de la escritura. Lo inútil que resulta en nuestros días escanciar los pomos de la tinta. Nadie a nuestro alrededor lee. Mucho menos entiende. Las mujeres ya no son enamoradas con billetes de papel donde venía escrito un poema, como en los tiempos de los antiguos emperadores. Los hombres ya no escriben recados independentistas. El telégrafo mismo, tan moderno que fue, resulta ahora un esperpento en medio del progreso, una invención de otro siglo. Nadie arroja más botellas de cristal al mar, que lleven escrito un mensaje. El océano falleció ahogado en envases de plástico. Nadie cree en los mensajes. Ni los mismos perros que aúllan al Tentador por las madrugadas. El Demonio mismo ya no escribe en su libreta; hay tanto pecador que malogra la tierra. En la última parranda perdió nombre y libreta con registro de las almas convertidas a su causa. Ya no hay causas, todas se perdieron. No hay causa. Habitamos un final ágrafo.
Foto: Archivo