
Familia y home office, desequilibrio productivista
Oaxaca, Oax. 19 de julio de 2013 (Quadratín).- Todos los niños necesitan un perro, dicen los políticos. Así se les forma el carácter y adquieren sus primeras responsabilidades. Y luego nos dicen el nombre de los perros que fueron de su propiedad cuando niños, Layca, Pipo, Sultán. Pero estas aseveraciones sólo son publicitarias, hoy lo sabemos. En realidad es necesario preguntarle a la mamá o a la señora que llega todas las mañanas a realizar el aseo de la casa qué piensan sobre los canes, de la conveniencia de darles hogar. Lo primero que dicen es ni pensarlo, un día nos desconocen y arrastran a mordidas con toda la familia. Otra dirá: con tal de que no sea indecente y haga sus cosas por toda la sala, el patio y el comedor, allá ustedes. Los perros son los más afectados por el impacto de los medios masivos de comunicación. En televisión aparece un niño con un perro limpio y bueno y educado que corre por un césped bien cortado. O en la radio la voz de una niña dice: mamá, se acabó la comida de perro. Y una madre abnegada responde que hay que pedir por teléfono al establecimiento la bolsa con el alimento. Nada más alejado de la realidad. A todos se nos olvida, en alguna ocasión, darle de comer al perro.
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